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Los actos de la mujer son la raíz del patriarcado

Carolina Cárdenas Jiménez,

Escritora colombiana

Las grandes responsables del patriarcado son las propias mujeres, ya que a través de la historia las madres les han dado un lugar privilegiado a sus hijos varones. Este tipo de actitudes se evidencian cuando las mamás en lugar de enseñarle a cocinar tanto a los niños como a las niñas, sólo les enseñan a las niñas, perpetuando de esta manera el papel del hogar a las mujeres y aislando a sus propias hijas a las instalaciones de la cocina, al quehacer de la casa y, de esta manera, diciéndoles de forma directa que ellas han nacido únicamente para servirles a los hombres.

Este tipo de hechos reproduce una sociedad machista y con ideas anquilosadas donde no es posible igualdad entre ambos géneros. Esta visión les ordena a las féminas que se deben a sus esposos y que una de sus “cualidades” es la sumisión, lo cual implica la aceptación de cualquier situación con su pareja. Por eso la sociedad vende la idea de que ser una “buena mujer” es la que asume en silencio todo lo que venga de su esposo, aunque esto implique que a ella no sólo le toca asumir las tareas del hogar sino también atenderlo a él, a los hijos y llevar, además, dinero a la casa.

En últimas, la mujer en este tipo de sociedades tiene la mayor parte de las obligaciones porque sólo eso la hace digna, aunque precisamente esa “dignidad” la lleve a una situación de desventaja, indignante y de desigualdad.

Parece ser que la mujer para tener un valor en la sociedad debe ser quien asume la mayor parte de las responsabilidades tanto en el hogar como en la vida diaria. Quizás el imaginario de “gran mujer” se creó a partir de la idea de la Virgen María, seres con cualidades de mártires, es decir, individuos que están dados para aceptar toda la carga de la humanidad, seres que se exigen más allá de sus propias posibilidades y fuerzas, asumiendo un papel sobrenatural.

Por ejemplo, una gran parte de la población de madres son solteras, a las cuales por este hecho les toca asumir la carga de ser papá y mamá a la vez. Se hace evidente que incluso las madres estando al lado de sus esposos son las que terminan por hacerse cargo de atender, totalmente, a los hijos; las que parece que tienen mayor obligación de ayudar, educar y ser apoyo de su prole. Esto está tan arraigado en la sociedad que, por esta razón, vemos que los esposos se ven como un ayudante, como un colaborador, más no como un igual que tiene los mismos deberes con su familia.

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