Por: Rolando Alvarenga
Una de las razones por las que la mayoría de atletas salvadoreños no obtiene buenos resultados a nivel internacional es porque no se preparan integralmente y con tiempo suficiente para sus compromisos panamericanos, mundialistas u olímpicos.
Obviamente, hay contadas excepciones, como el surfista Bryan Pérez, el arquero Roberto Hernández y los fisicoculturistas Yuri Rodríguez y Paulina Zamora quienes, en parte, ganaron sus metales panamericanos más por garra, que por una metódica y bien planificada preparación.
Por ello, dado que localmente el atleta tiene cualquier cantidad de problemas para prepararse como Dios manda, lo idóneo sería que los pocos atletas que tienen posibilidades reales de clasificar a los Juegos Olímpicos Tokio2020 -que no pasan de diez- sean enviados al extranjero por el COES.
Entre ellos, figura el karateca Jorge Merino, quien tiene su preolímpico en mayo del próximo año, pero no hay que esperar hasta abril para enviarlo fuera.
Y es que el excampeón panamericano debe ser enviado con la suficiente anticipación, de preferencia a Brasil, para que en su plan de preparación le sean incluidas asistencias a torneos internacionales para su necesario fogueo.
Es que el principal problema que tiene Merino en este país es la falta de sparring y eso le pasa factura a la hora de los ‘quiubos’. Al final, saldrá más barato y efectivo que estar gastando en causas perdidas, tratando de terminar con la pesadilla de la primera medalla olímpica.