En algún momento la concentración del poder de Bukele se debilitará por la presión ciudadana y acabará saliendo de la Presidencia.
(Colectivo Tetzáhuitl)*
El ascenso y caída del “Martinato”
El “Martinato” es el período en el que gobernó en forma autoritaria y despótica durante casi 13 años el General Maximiliano Hernández Martínez, quién asumió el poder a finales de 1931 luego de un golpe militar que derrocó al Presidente Arturo Araujo.
El 2 de Diciembre de 1931, el General Hernández Martínez, siendo Vicepresidente de la República y Ministro de la Defensa, conspiró junto a un sector de la oficialidad militar apoyado por la Oligarquía cafetalera para derrocar al Presidente Araujo, quién había ganado las elecciones en Marzo de ese mismo año.
Dos meses después del golpe militar, el 22 de enero de 1932, Hernández Martínez, ya como Presidente impuesto, ordenó una masacre en el Occidente del país en la que fueron asesinados más de 25 mil campesinos e indígenas, que se habían alzado en armas en contra del gobierno y en reclamo por sus precarias condiciones de vida y la explotación que estaban padeciendo en las fincas cafetaleras.
Esta masacre fue considerada como el mayor etnocidio cometido por un dictador en América Latina durante el siglo pasado.
A partir de ese año, Hernández Martínez llevó a cabo una brutal represión y persecución contra la oposición política y social, a la que calificaba de comunista.
Muchos de estos opositores fueron encarcelados y otros debieron salir huyendo del país para no ser apresados o asesinados.
En los 13 años que gobernó, Hernández Martínez persiguió a la prensa independiente, restringió la información gubernamental, organizó un aparato de espías a nivel nacional y creó un periódico oficial que ofrecía una imagen idealizada e irreal del país.
El gobierno del “brujo” Martínez, como se le conocía popularmente, fue apoyado por obispos y curas católicos conservadores, que incluso justificaron la matanza de campesinos e indígenas bajo el argumento de que el aplastamiento por parte del ejército y la policía había evitado el triunfo del comunismo.
En su gobierno se creó la primera “Ley de Policía” que castigaba la vagancia y los juegos de azar y prohibía la portación de todo tipo de armas por civiles, incluyendo machetes, navajas y hondillas.
Algunos historiadores dan cuenta de que bajo el “Martinato” la delincuencia común fue erradicada casi por completo, lo que contribuyó a generar una imagen positiva del Dictador.
Sin embargo, con el tiempo, algunas de sus acciones y decisiones sobre todo en el terreno económico y social desgastaron su imagen, hasta que en el año de 1944 debió abandonar la Presidencia de la República a raíz de una huelga de brazos caídos que organizaron varios sindicatos, trabajadores de la ciudad, empleados públicos, ferrocarrileros y estudiantes de secundaria y de la Universidad Nacional.
La huelga fue apoyada y financiada por los cafetaleros, comerciantes y banqueros que habían entrado en contradicción con Hernández Martínez por algunas de las medidas económicas adoptadas.
Entre estas medidas se encontraban: La creación del Banco Central de Reserva (BCR) en 1934 que le quitó el poder de emisión y circulación de la moneda a los bancos privados, la fundación del Banco Hipotecario en 1935 y la aprobación de la Ley de Crédito Rural en 1942 que le permitió al gobierno controlar el acceso al crédito y al financiamiento agrícola por encima del control que tenía la oligarquía cafetalera.
La concentración del poder militar y policial en manos del Presidente de la República generó también algunos descontentos e inconformidades al interior del Ejército, donde un sector de la oficialidad con ambiciones de poder promovió un fallido golpe de Estado en Abril de 1944.
Varios de los líderes militares de ese movimiento fueron apresados y fusilados.
En menos de un mes, Estados Unidos le retiró el apoyo a Hernández Martínez luego que un estudiante universitario hijo de un estadounidense fuera asesinado por la Policía el 7 de Mayo de 1944.
El 9 de Mayo de ese año, Hernández Martínez anunció por Radio su renuncia a la Presidencia y su salida del país.
Pero, cuáles fueron en esencia las causas de su salida del poder?
Los historiadores coinciden en señalar varios factores:
Primero, una progresiva pérdida de respaldo del gobierno de Estados Unidos por el apoyo público que el General Hernández Martínez dio al fascismo europeo y al genocida alemán, Adolfo Hitler, durante la segunda guerra mundial.
Lo del asesinato del estudiante universitario, hijo de un estadounidense, fue más bien un pretexto diplomático para promover su renuncia.
Por otro lado, las contradicciones que comenzaba a tener con algunos sectores de la Oligarquía, sobre todo con los cafetaleros y los banqueros, precipitaron también su caída.
Hernández Martínez dejó de ser un Presidente “funcional” para la Oligarquía, por lo que había llegado el momento del recambio en el poder del Ejecutivo.
La persecución y encarcelamiento de la oposición política y el constante asedio contra la prensa independiente provocó una situación de intolerancia ciudadana frente a la represión.
Además, Hernández Martínez comenzó a perder apoyo entre el pueblo a raíz de las precarias condiciones de vida de los trabajadores que seguían laborando extenuantes jornadas de trabajo por las que recibían bajos salarios.
Esto acabó agudizando los problemas sociales y el aislamiento político del gobierno.
Aunque el combate de la delincuencia le había otorgado una importante base de apoyo, al final de cuentas una imagen construida sobre la demagogia, la propaganda gubernamental, la difusión de informaciones falsas y mentirosas siempre termina deteriorándose por el peso de la realidad.
Ningún dictador, por mucho poder que acumule, es eterno.
La cuestión económica y social, el “Talón de Aquiles” del gobierno de Bukele
Bukele tiene meses que ya casi no comenta ni se pronuncia en las redes sociales sobre la situación económica y social del país.
Y los pocos mensajes que sube a las redes son para difundir mentiras e inexactitudes.
La mayor parte de sus mensajes están concentrados en el tema de la delincuencia y en el combate a las pandillas.
Más que Jefe de Estado, Bukele figura como el principal propagandista de su gobierno en el tema de la delincuencia.
En la baja de homicidios y la captura de miles de pandilleros está casi todo el esfuerzo mediático de Bukele.
La verdad que no tiene otro éxito gubernamental que exhibir de cara a la opinión pública nacional e internacional.
A la gente no le interesa saber a qué se debe la baja en los homicidios, a pesar de que se ha conocido, luego de las recientes revelaciones que han hecho algunos medios de prensa, de que en el país ocurren más asesinatos que los que el gobierno reconoce y reporta oficialmente.
Para la estrategia de propaganda y de información del gobierno, las pandillas han sido casi exterminadas y a eso se debe, según Bukele, que hayan días con cero homicidios.
Lo más lamentable es que la población menos informada así lo cree y por eso lo altos niveles de aceptación de Bukele y su gobierno que reflejan las encuestas de opinión pública.
Pero, por qué Bukele se refiere muy poco a la situación económica y social del país y cuando lo hace distorsiona y manipula los datos?
Nadie en el gobierno y ni siquiera el propio Bukele tienen argumentos sólidos para justificar las precarias condiciones de vida de la población y las perspectivas económicas negativas del país.
Por eso es que evaden el tema o simplemente lo esconden con argumentos falaces y datos inexactos.
Por ejemplo, no es cierto que el crecimiento económico del país para el 2022 fue de 2.6% y que superó al promedio histórico de las últimas décadas, tal como lo publicó en un titular el periódico oficialista “Diario El Salvador”
Revisando los datos oficiales nos damos cuenta que en la década de los años 70, la economía salvadoreña creció en promedio más del 7% anual y solo cayó con el inicio de la guerra.
Entre el año 92 y el 95, al final de la Presidencia de Alfredo Cristiani y principios de la Presidencia de Calderón Sol, la economía del país volvió a crecer arriba del 7% como resultado de la finalización del conflicto armado y la reactivación económica que provocó la voluminosa ayuda internacional para la reconstrucción del país.
Entre 1996 y el 2000 la economía salvadoreña creció casi un 3% anual.
Durante el primer gobierno del FMLN la tasa de crecimiento económico cayó producto de la prolongación de la crisis internacional del 2008, así como por el impacto económico de los fenómenos climáticos que azotaron al país, sobre todo en los primeros años del gobierno de Funes.
Sin embargo, pese a ello, en los dos gobiernos del FMLN el crecimiento promedio fue de 2.6%, que es el mismo dato que el órgano de propaganda de CAPRES afirma que ha sido el crecimiento del 2022 y que ha superado el promedio histórico del país.
La afirmación de “Diario El Salvador” es engañosa, pero más engañoso aún es el dato del BCR, ya que la CEPAL ha publicado que el país creció en el 2022 en solo un 2.4% y no 2.6% como asegura el oficialismo.
Para este año (2023) las perspectivas de crecimiento serán aún más bajas.
Según la CEPAL y el Banco Mundial, el país va a crecer en el 2023 no más del 1.7%, es decir una tasa muy por debajo del crecimiento publicitado por el gobierno para el año pasado.
La economía salvadoreña no se ha reactivado tal como Bukele dijo que lo haría cuando fue candidato a la Presidencia de la República.
Lo mismo puede decirse del empleo y de la inversión extranjera.
A estas alturas el país no ha recuperado los empleos perdidos por el COVID y tampoco la inversión extranjera ha aumentado como prometió Bukele y su equipo económico.
En este año seguimos siendo el país de la región con menos inversión extranjera, pese a la puesta en circulación del Bitcoin y a la reducción de la delincuencia.
La balanza comercial sigue siendo deficitaria, es decir, importamos más de lo que exportamos.
Y la exportaciones están muy por debajo del ingreso de remesas.
Lo que significa que las importaciones siguen siendo financiadas por los dólares que envían los salvadoreños que viven en el exterior.
Si por alguna razón estas remesas caen, caerían también las divisas disponibles para financiar las importaciones y acortar la brecha comercial.
Si llegaran a caer las remesas como resultado del inicio de la recesión en Estado Unidos, la pobreza de ingreso aumentará más de lo que se ha incrementado en casi 4 años de gobierno de Bukele.
Por su parte, la inflación sigue creciendo y el gobierno no hace nada para frenarla.
En El Salvador el incremento de la inflación no es debido a un exceso de la demanda puesto que el circulante disponible en manos de los salvadoreños no ha aumentado.
Es un problema ocasionado por el incremento de los costos.
Los alimentos en El Salvador están más caros que hace unos años porque el tejido productivo no se ha reconstruido como también lo prometió Bukele.
Bajo este gobierno dependemos cada vez más de los alimentos importados, que en razón de las condiciones del mercado internacional son más caros que si se produjeran localmente.
Ha sido evidente que el gobierno de Bukele no tiene una estrategia de recuperación del agro y de la producción alimentaria en el país.
Sigue estimulando las importaciones de alimentos con el propósito de favorecer a los grandes importadores nacionales, muchos de ellos miembros de la Oligarquía en el país.
Este tipo de decisiones económicas del gobierno de Bukele contribuyen a una mayor concentración del ingreso y a un deterioro de las condiciones de vida de la población pobre.
La más reciente Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples del Banco Central de Reserva (BCR) revela que el país ha retrocedido en los indicadores sociales después del 2019 a la fecha.
El dato más impactante es el del aumento de la pobreza, sobre todo de la pobreza extrema (carencia de alimentos) que pasó de 4.8% de los hogares salvadoreños en el 2019 a 8% en el 2022, casi el doble en solo 3 años.
Esto en términos absolutos significa que bajo el gobierno de Nayib Bukele al menos 275 mil personas más engrosaron las filas de los pobres extremos, es decir, de los salvadoreños que sus ingresos no les alcanzan ni siquiera para alimentarse.
La pobreza en El Salvador en lugar de reducirse ha aumentado, muy a pesar del aumento de la deuda pública en casi 6 mil millones de dólares en menos de 4 años.
La encuesta del BCR advierte también un retroceso en la calidad de la educación en el país y en la atención sanitaria en los Hospitales Públicos y Unidades de Salud.
Con Bukele la gente se enferma más y tiene menos dinero para medicinas y tratamientos hospitalarios.
En otras palabras, la población tiene menos acceso a una atención sanitaria de calidad que en los gobiernos del FMLN.
Solo con estos datos, elaborados y publicados por el gobierno, la imagen de Bukele debería ser otra y sus niveles de aceptación no deberían ser tan altos.
Si esto no ha ocurrido es por el fuerte despliegue publicitario gubernamental que resalta la baja de homicidios mientras esconde, maquilla o adultera los indicadores económicos y sociales.
Como parte de esta estrategia, el gobierno en complicidad con la Fiscalía oculta los actos de corrupción de varios de sus funcionarios, incluyendo a la familia Bukele.
Diferentes publicaciones periodísticas e investigaciones de la Fiscalía, así como investigaciones del gobierno de EEUU, colocan a Bukele, sus familiares y sus colaboradores más cercanos como parte de un engranaje corrupto de lavado de dinero y evasión de impuestos orquestado por el Grupo Alba Petróleos que viene desde que Bukele era Alcalde de Nuevo Cuscatlán en el 2012.
Empresas de la familia Bukele, como la “Sociedad Starlight”, antigua propietaria del Canal TVX, y que era administrada por su actual Jefa de Gabinete, Carolina Recinos de Bernal, así como la empresa de publicidad “OBERMET” manejada por su hermano Karim, recibieron millonarios préstamos de una de las sociedades del Grupo Alba Petróleos como parte de un mecanismo diseñado para lavar dinero.
Otra empresa registrada como “Precocidos de El Salvador” (PRECOSAL SA de CV) propiedad de la familia del ex Ministro de Agricultura, Pablo Salvador Anliker, recibió también un préstamo de Alba Petróleos por más de 13 millones de dólares del que no existe ningún registro público de que haya sido cancelado.
El Grupo Alba Petróleos enfrenta un investigación federal en EEUU por haber lavado más de mil millones de dólares utilizando sociedades fantasmas localizadas en paraísos fiscales y empresas con problemas de financiamiento como las de los Bukele y los Anliker.
La Fiscalía de Raúl Melara, con asesoría del FBI y el Departamento del Tesoro de EEUU, abrió un expediente de investigación contra este esquema de lavado y ordenó el allanamiento de más de 23 empresas del Grupo Alba Petróleos a finales de Mayo del 2019.
Esta investigación ha sido cerrada o archivada sin ninguna explicación por el Fiscal impuesto, Rodolfo Delgado, que responde a Bukele y quién además fue abogado de Alba Petróleos justo en el año en que Melara allanó las empresas del Grupo.
Delgado ha cerrado también más de una docena de expedientes de investigación penal contra funcionarios del gobierno de Bukele que la Fiscalía de Melara había abierto como parte de las recomendaciones de la extinta Comisión de Investigación contra la Corrupción y la Impunidad de la OEA, incluyendo la investigación “Catedral” sobre las negociaciones de Bukele con las pandillas.
Una vez se conocieron estos procesos y salieron a luz pública los actos de corrupción del actual gobierno, el aparato de propaganda de Bukele se encargó de silenciarlos y crear “cortinas de humo” para que la población no les prestara atención.
Además comenzó a darle mayor relevancia y publicidad a las acusaciones de corrupción contra ARENA y el FMLN para que la gente creyera que el gobierno de Bukele no era corrupto sino que los corruptos eran otros, los denominados como “los mismos de siempre”
Es más que evidente que el dinero público despilfarrado en propaganda y malversado por los funcionarios de Bukele en diferentes actos de corrupción podría haberse utilizado en solucionar los problemas económicos y las carencias sociales que padece la población.
En la medida que los ciudadanos tomen nota de estos excesos del gobierno, de los delitos de corrupción cometidos por sus funcionarios y de su indiferencia frente a la situación económica y social del país, la máscara democrática y progresista de Bukele empezará a resquebrajarse y su caída estará cada vez más cerca, tal como ocurrió con el Dictador Hernández Martínez en 1944.
Hay que precisar que en este caso no solo se trata de un esfuerzo de concientización de parte del movimiento social organizado cuyo liderazgo está llamado a conducir este despertar de las masas.
A la caída del “brujo” Martínez en 1944 no solo contribuyó un aumento de la conciencia ciudadana sobre la necesidad de expulsar del gobierno al Dictador.
Fue necesario que Hernández Martínez y su gobierno dejaran de ser funcional al proyecto oligárquico dominante y a los intereses de Estados Unidos en la región.
Lo que ocurrió con los acontecimientos políticos de 1944 fue en realidad un relevo de mando.
El poder real siguió en manos de la Oligarquía que buscó nuevos representantes de sus intereses.
Ahora la situación es muy diferente a la de esos años.
Bukele, como hemos señalado en otros artículos, sigue siendo la mejor opción para el imperialismo norteamericano y para la oligarquía salvadoreña que son los que tienen las riendas del ejercicio del poder.
En la medida que lo siga siendo, la lucha contra el autócrata oligárquico neoliberal será una lucha cuesta arriba, aunque no imposible.
La “Lucha Popular Prolongada” contra el Autócrata
Millennial y el Dictador más Cool del mundo
Qué debemos hacer entonces para sacar de la Presidencia a Nayib Bukele y a su clan familiar?
Es preciso ante todo que el movimiento social organizado y un nuevo liderazgo político de izquierda construyan alianzas con diferentes sectores en los Estados Unidos, que aunque no empujen este proceso al menos no lo bloqueen.
Es bastante improbable que la administración Biden le quite su respaldo al gobierno de Bukele antes de las elecciones en Estados Unidos de Noviembre del 2024.
Y menos probable aún es que una nueva administración republicana, que podría resultar electa en esas elecciones, le quiera “mover el piso” a Bukele ya como Presidente reelecto.
Las alianzas internacionales deben ir orientadas entonces a que la administración norteamericana, sea Demócrata o Republicana”, no obstaculice este esfuerzo.
Para ello las alianzas deberán hacerse con organizaciones, sindicatos, tanques de pensamiento, personalidades, etc. que no estén subordinadas ni respondan a la lógica imperial.
Estas alianzas deben ampliarse además a otros gobiernos de izquierda de la región (México, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Brasil, Argentina y Chile) así como a países que pueden hacer un contrapeso a la política imperial de EEUU, tal es el caso de los países que integran el BRICS.
La idea es lograr el aislamiento internacional de Bukele.
Hay que construir también alianzas con el sector no oligárquico de la burguesía nacional así como con las fuerzas democráticas del país que no estén alineadas a Bukele y que no respondan a su proyecto oligárquico y neoliberal.
Además de esta construcción de nuevas alianzas, el trabajo de denuncia, rebeldía y resistencia de las organizaciones populares y de la sociedad civil debe incrementarse.
Hay que impulsar una especie de “Lucha Popular Prolongada” como la estrategia que definieron las fuerzas revolucionarias en los años 70.
No hay que pasar por alto que estamos en un año pre electoral.
Los esfuerzos ante el evento electoral del 2024 deben estar concentrados en la creación de un Frente Amplio de Rebeldía y Resistencia Popular y Ciudadana que reduzca progresivamente el capital político de Bukele.
Para ello, además de la lucha de calle, es estratégico que el movimiento social organizado trabaje territorialmente en apoyo a candidaturas de diputados de oposición o candidaturas independientes con una sólida base social, con el propósito de buscar una modificación de la correlación de fuerzas en la próxima legislatura.
Bukele ha podido cometer en estos años todos los abusos y excesos autoritarios que se han denunciado, ha podido favorecer el proyecto oligárquico neoliberal en su gobierno y ha podido buscar la reelección inmediata que prohibe la Constitución porque ha contado con mayoría calificada en la Asamblea.
Sin esa mayoría parlamentaria, Bukele aunque sea reelecto ya no podrá controlar a la Fiscalía General de la República ni al Órgano Judicial ni a ninguna otra institución del Estado que es nombrada y regulada por la Asamblea.
Tampoco podrá seguir aprobando Presupuestos desfinanciados, contraer nueva deuda y mucho menos aprobar Leyes a su medida.
En un escenario como éste, Bukele podría incluso enfrentar un juicio político por los delitos cometidos en su gobierno que solo puede ser promovido por el Fiscal General y aprobado por mayoría calificada.
Estaríamos ante una situación similar a la de la ocupación militar del Palacio Legislativo en Febrero del 2020 que desafortunadamente fue desaprovechada por la oposición, tanto de izquierda como de derecha.
Sin instrumentos de dominación a su favor y bajo su control, Bukele caerá tarde o temprano…
*El colectivo “Tetzáhuitl” está integrado por un grupo de investigadores, periodistas y analistas que decidimos constituir un equipo de trabajo que publicará periódicamente los resultados de nuestras investigaciones. Ninguno tiene filiación partidaria aunque sí preferencias ideológicas. Los medios que decidan publicar nuestros artículos no son responsables de las opiniones que en ellos se expresen.