George F. Buletza, Jr. Ph.D., F.R.C. No. 2
Del Personal de Consulta y miembro del Consejo Internacional de Investigaciones, AMORC
(Tomado de la Revista El Rosacruz, Julio de 1976)
Cambios que obedecen a los Rayos Cósmicos
El Dr. Frank Brown, de la Universidad Northwestern, de los Estados Unidos, ha demostrado que el metabolismo en los cangrejos y los ciclos de consumo de oxígeno en animales y plantas, varían con los cambios en los rayos cósmicos. El Dr. Harold Burr, de la Universidad de Yale, en los EE. UU., confirmó que las fluctuaciones en los campos bioeléctricos de organismos vivientes, se relacionan directamente con la actividad de las manchas solares y los ciclos lunares. Estudios llevados a cabo en el Instituto Max Planck, en Alemania, sugieren que los organismos protegidos de las fuerzas magnéticas y eléctricas, pierden lo rítmico de las funciones físicas y establecen ritmos que no son circadianos.
Pero, ¿perciben los organismos campos electromagnéticos tan débiles? Brown, ha demostrado que los gusanos y moluscos se orientan de acuerdo a campos magnéticos débiles. La gente también puede orientarse a cambios ligeros en el campo magnético. Yves Rocard, profesor de Física de la Sorbona, descubrió que al sostener un palo con el brazo estirado, los nervios del brazo pueden volverse sensitivos a variaciones pequeñas en la fuerza del campo magnético, de hasta 0.3 a 0.5 miligauss. La mayoría de la gente común, puede aprender a detectar estas sutiles gradientes en el campo magnético. Evidentemente, este puede ser uno de los secretos del rabdomante que detecta agua y metales por sus pequeños cambios de fuerza en el campo magnético.
Stonehenge, una computadora
Sea o no un reloj interno o estímulo cósmico lo que determina nuestros biorritmos, es obvio que ellos son tan parte de nuestra vida como el respirar y el dormir. Entre tanto que la ciencia moderna ha enfatizado los ritmos circadianos, otras formas de ciclos regulares supradianos y circanuales, pueden también afectar nuestras mentes, cuerpos y sentimientos. Los hombres sabios de los tiempos antiguos, pueden haberle dado considerable importancia a tales ritmos. Stonehenge y otras estructuras megalítica, pueden haber sido usadas para computar ciclos de la vida y de la Naturaleza, por medio de estas gigantescas computadoras se armonizaban las actividades del hombre y la sociedad con los ciclos del ritmo cósmico.
Hoy, el hombre moderno nuevamente está relacionando los ciclos cósmicos con el ritmo interno de su cuero. Ambas, las calculadoras personales de mano y los sofisticados programas de computadoras están disponibles, y en uso popular por individuos que desean seguir sus propios ritmos, para mejorar el juicio y acción diarios.
El concepto de que los biorritmos podrían influir nuestro comportamiento y bienestar, recibió ímpetu popular a vuelta de siglo con la investigación de los doctores Hermann Sweboda y Wilhelm Fliess. Swoboda, profesor de psicología de la Universidad de Viena, fue atraído a la teoría del biorritmo por informes sugestivos de cambios rítmicos en estados mentales. Analizando las experiencias de sus pacientes, observó que las ideas e impulsos creativos, los sueños y las preocupaciones recurren cíclicamente. Comenzó a mantener archivos detallados del comienzo y desarrollo de inflamaciones, fiebres, ataques cardíacos, asma y otras enfermedades. Lentamente comenzó a aparecer una norma y se ofrecieron teorías de un ciclo físico de veintitrés días, un emocional y de sensitividad de veinticinco días, los cuales comenzaban con el nacimiento. Swoboda, publicó numerosos libros y popularizó sus descubrimientos. Diseñó reglas de cálculo de biorritmo, que determinarían los días críticos de un ciclo personal. Años después, Swoboda también propuso un ciclo de siete años en el hombre.
Descubrimientos similares fueron hechos independientemente por Wilhelm Fliess, un distinguido médico de Berlín y uno de los presidentes de la Academia Alemana de Ciencias. Fliess, desarrolló y publicó complicadas, aunque algo ingenuas, tablas y pruebas matemáticas substanciando sus teorías. Atribuyó los ritmos veintitrés y veinticinco días a las acciones de principios masculinos y femeninos, dentro de las células. Las nociones de bisexualidad de Freud, fueron hasta gran punto inspiradas por el trabajo de Fliess.