Cienfuegos/AFP
Carlos Batista / Moisés Ávila
Llegaron antes del socialismo. Los creó Fidel Castro una noche de 1960 entre bombazos subversivos en La Habana: los Comités de Defensa de Revolución (CDR), símbolos de vigilancia e incondicionalidad, se alistan para los nuevos tiempos que vive la isla.
«Ojos y oídos de la revolución», los CDR desempeñan actualmente un rol más comunitario, pero son fieles a quien suceda en la presidencia a Raúl Castro a partir del 19 de abril.
Orlando Fernández recuerda la noche del discurso de Fidel, que escuchó en su antigua casa de Cienfuegos, 230 km al sureste de La Habana. Tenía entonces 30 años.
«Empezaron a tirar petardos y en ese momento Fidel tuvo esa idea maravillosa de decir: vamos a crear una organización para defender la revolución», dijo a la AFP.
«Vamos a hacer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva. Están jugando con el pueblo y no saben la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo», dijo Castro el 28 de septiembre de 1960 ante un millón de simpatizantes, 8 meses antes de proclamarse socialista.
Fernández, jubilado de una empresa agrícola, fue de los primeros en integrar la organización: «Soy fundador de los CDR», dice con orgullo a los 87 años.
A mano alzada, los vecinos de su calle, San Fernando, en el barrio Pueblo Nuevo, lo eligieron presidente. Estuvo a disposición por cuatro décadas. Hoy, apoyado en una muleta, pasa sonriente sus días entre su vivienda y un hogar de ancianos.
– «Con la guardia en alto» –
El logotipo de los CDR no deja dudas: un hombre con escudo y machete en alto dispuesto a descargarlo contra los enemigos de la revolución. Su lema: «Con la guardia en alto». Los anticastristas comenzaron a cuidarse mucho de los delatores, a quienes llamaban «chivatos».
Los CDR están en todo el país, en zonas urbanas y rurales, con miles de células en cada vecindario, agrupando a más de 8 millones de miembros, en un país de 11,2 millones de personas.
A la vigilancia sobre quienes consideraban «contrarrevolucionarios», también se sumó la atención sobre las prostitutas y proxenetas.
En las «guardias» voluntarias rotativas cuidaban tiendas estatales de alimentos o teléfonos públicos. Estas continúan, en menor medida.
Su coordinador nacional es generalmente uno de los 31 miembros del Consejo de Estado, como es hoy Carlos Rafael Miranda.
Décadas después, su concepción fue retomada con adaptaciones por otros países, como la Venezuela chavista, Ecuador o la izquierda independentista catalana.
– Labor más comunitaria –
Los CDR sobrevivieron a Fidel, permanecerán tras la salida de Raúl en abril y tienen la intención de continuar.
Se les vio muy activos en el reciente proceso electoral, citando para las reuniones de barrio y controlando la asistencia a las urnas. También durante las labores de ayuda tras el azote del huracán Irma en 2017.
Ahora, más que a disidentes, vigilan el comercio ilegal, el enriquecimiento ilícito, el tráfico de drogas. «Sí, el CDR sigue siendo el CDR; tendrá ahora otros métodos», apunta Fernández.
También se empeñan en campañas de vacunación infantil, donaciones de sangre. Algunos domingos suele vérseles temprano a sus miembros, armados de machetes y otros instrumentos de jardinería, limpiando su cuadra.
«La vida rebaja la importancia de organizaciones e instituciones creadas en contextos anteriores (…) Su papel actual es mucho más reducido, de muy poca importancia para las nuevas generaciones y de un valor comunitario», explica Arturo López Levy, profesor cubano de la Universidad de Texas-Rio Grande Valley.
Eduardo Ramos, uno de los fundadores de la Nueva Trova junto a Silvio Rodríguez, hizo la canción que se convirtió en himno popular: «En cada cuadra un Comité, en cada barrio revolución». Ramos murió en marzo pasado.
También falleció en abril de 2015, a los 95 años, María Josefa Morales, «Fefa», paradigma de los CDR tras una publicidad televisiva que la mostraba combativa y vigilante.
«Ahora las cosas no son como al inicio, en la etapa de constitución. No había experiencia de dirección, pero se trabajaba muy duro», dijo «Fefa» al diario oficial Granma en 2014 y se quejó de la falta de compromiso.
«Queda un mecanismo de movilización comunitario para salud, la limpieza barrial y la red de información del Estado para tener retroalimentación de los criterios políticos de la ciudadanía (…) y demanda menos la incondicionalidad», considera López-Levy.
A pesar de los cambios, Fernández es optimista: «Los CDR seguirán siendo los Comités de Defensa de la Revolución. La revolución vino para quedarse aquí y no hay quien la tumbe».