Por David Alfaro
13/01/2025
Desde una posición crítica de izquierda, las afirmaciones de Julia Evelyn Martínez podrían ser analizadas en varios niveles:
La noción de «izquierda del siglo XXI»:
Es importante cuestionar si el concepto de «izquierda del siglo XXI» es un término que abarca demasiado y carece de precisión para analizar fenómenos tan diversos como el chavismo en Venezuela o el FMLN en El Salvador. Estos movimientos surgen en contextos históricos, sociales y económicos muy diferentes. Reducirlos a un solo término invisibiliza tanto sus logros como sus errores específicos.
Además, se debe considerar cómo las dinámicas globales (como el imperialismo estadounidense y las sanciones económicas) afectan los procesos políticos de países como Venezuela, lo que complica una evaluación simplista de su legitimidad democrática.
Legitimidad electoral en Venezuela:
La afirmación sobre el control de Maduro sobre las instituciones merece ser discutida con datos concretos y no, como bien dice la expresión, «a tontas y a locas». Por ejemplo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela ha permitido la participación de observadores internacionales y ha invitado a misiones de la Unión Europea en procesos recientes. Si bien existen críticas fundadas, ignorar estas acciones reduce el análisis a un discurso más cercano al de las élites internacionales y la extrema derecha que al de una verdadera izquierda crítica.
También se debe señalar la hipocresía de quienes critican las elecciones en Venezuela pero no aplican los mismos estándares a países aliados de Occidente con sistemas menos democráticos.
Crítica al FMLN y sus alianzas:
Es válido exigir al FMLN y otras organizaciones de izquierda una autocrítica profunda sobre su desempeño, su desconexión con las bases populares y sus alianzas internacionales. Sin embargo, acusarlos de «vergonzosos» por participar en un festival antifascista es ignorar malintencionadamente el principio de solidaridad internacional entre movimientos que enfrentan amenazas comunes, como el intervencionismo extranjero.
Al sólo limitarse a condenar sin proponer alternativas viables, se corre el riesgo de alinearse con discursos reaccionarios. En lugar de descalificar, se debería fomentar un debate sobre las implicaciones de apoyar o criticar gobiernos como el de Maduro desde una perspectiva genuinamente emancipadora.
Roque Dalton y el antifascismo:
La cita de Roque Dalton puede ser válida, pero su contexto importa. Dalton también reconocía la importancia de construir una alternativa al capitalismo y al imperialismo, entendiendo que las contradicciones dentro de los procesos de izquierda no eliminan su papel en la lucha global. Deslegitimar a Venezuela como neofascista simplifica las complejidades de su gobierno y se alinea con narrativas conservadoras más que con una crítica constructiva.
En resumen, una crítica desde la verdadera izquierda debe evitar caer en la repetición de argumentos liberales, reaccionarios o de derecha. En su lugar, debe equilibrar la denuncia de las fallas internas de estos movimientos con el reconocimiento de las luchas estructurales que enfrentan, ofreciendo soluciones basadas en principios de justicia social, soberanía y democracia participativa.