Alberto Romero de Urbiztondo
Twitter: @aromero0568
Continuo reflexionando sobre el Decálogo de la Laicidad en El Salvador https://www.diariocolatino.com/decalogo-por-la-laicidad-del-estado-en-el-salvador/ que elaboraron participantes en el V Diplomado de Laicidad del Estado, Genero y Democracia. Abordaré el principio 6. “Garantizarás la libertad de conciencia de la niñez a tu cargo y no les llevarás a ninguna iglesia hasta que ellas así lo decidan”.
La Ley de Protección de Niñez y Adolescencia (LEPINA), en su Art 98 reconoce el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión de las niñas, niños y adolescentes, señalando que se ejercerá, conforme a su desarrollo progresivo. Para ello debemos velar porque en edades en que la niñez no ha desarrollado todavía conocimientos y capacidad crítica, se diferencie claramente lo que es trasmisión de conocimientos científicos, de creencias basadas en la fe personal, legitimas, pero que no se pueden imponer como verdades absolutas, sino como cosmovisiones, creencias y narrativas por las que podrá optar libremente conforme avance en su desarrollo. Inculcarles que esas creencias particulares son verdades incuestionables y que las personas que no las compartan están erradas y tienen conductas inapropiadas, les niega el conocimiento y la comprensión de la pluralidad de pensamientos y creencias existentes en la sociedad y el derecho de otras personas a tener creencias diferentes a las nuestras.
Para garantizarlo, la LEPINA en su Art. 86 mandata al Estado a dar una educación que fomente los niveles más elevados del conocimiento científico y tecnológico y estimular el desarrollo de la inteligencia y del pensamiento autónomo, crítico y creativo. Es decir, que la niñez no sea adoctrinada, sino que se la estimule a preguntar, investigar, ser crítica e ir construyendo sus propias convicciones.
De igual forma la niñez debe ir conociendo y comprendiendo que como sociedad, nos guiamos por valores éticos, morales y ciudadanos, como el respeto a los derechos de toda niña, niño y adolescente, los Derechos Humanos, la equidad de género, el respeto de la identidad cultural propia, la paz, la democracia, la solidaridad, la corresponsabilidad familiar y la protección del medio ambiente (Art. 81 LEPINA), compartidos por todas y todos en la sociedad.