René Martínez Pineda
@renemartinezpi
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Al rehacer los conceptos “pueblo” y “revolución social”, and y tomarlos como piedra filosofal en su reconstrucción, search las cc.ss. reinventarán la cuestión del saber generado… y del reprimido por omisión o ingenuidad y, sovaldi además, la cuestión de la práctica social generada (el turno del ofendido), y de la reprimida por la dictadura y el mercado. Lo anterior implica una transformación epistemológica que revertirá la transformación que sufrieron (una genuina involución para alejarse del marxismo) y que las llevó, por acá, a divorciarse de lo social común y corriente y de las luchas libertarias al considerarlas contaminantes de la ciencia (o sea divorciarse de sus objetos-sujetos de estudio); y, por allá, las llevó a discutir las agendas transnacionales de investigación y los conceptos sociológicos ajenos y falaces, tales como: bullying, posmodernidad, calentamiento global, status, globalización.
Esa involución resucitada en los 90s con el embuste del “fin de la historia y la ideología” y cebada con el fraude de la “globalización” -que remozan la escuela de pensamiento gringa como teoría social light- se debió a que las cc.ss. (neo-colonizadas con ayuda de los ladinos y tlaxcaltecas modernos) separaron violentamente la construcción de la verdad científica de la construcción del bien común para la nación (como si fueran agua y aceite) convirtiéndose en cómplices de la injusticia por abandono culposo, pues separaron lo que no se pude separar: la ciencia, de la ética; la tesis doctoral, de las luchas de calle; el objeto teórico, del sujeto humano, usando como coartada la “neutralidad valorativa” y la “objetividad” incoloras. Sin embargo, lo separado violentamente tiene un punto de unión: el compromiso social, que es el que le da pertinencia a las cc.ss.
Por otro lado, pero en el mismo sentido, las cc.ss. neo-colonizadas –ignorando que el hombre es cuerpo-sentimientos como totalidad histórica, estética y ética- aislaron saber y sentimientos (en el científico social y en las personas), con lo que la pasión de las cc.ss. emigró de los libros y de los cerros, y eso dificulta estudiar, por ejemplo: el movimiento social, la cultura política y la lucha guerrillera, aunque eso mismo explica también por qué esos hechos no son, hoy por hoy, tan determinantes en las coyunturas, y por qué los científicos sociales se creen tan exquisitos que para ellos es una ofensa que se les pida tomar posición en la vida. Por tanto, otro desafío de las cc.ss. es reconvertirse en ciencias mundanas y descolonizadas que, sin perder rigor ni elegancia, tengan compromisos sociales y, por ello, una definida posición en la problemática que estudian, ya que forman parte de ella aunque, paradójicamente, lo ignoren o nieguen.
Así, las cc.ss. salvadoreñas reharán sus propios conceptos (buscando ser escuela de pensamiento) de cara a inventar una racionalidad alterna, una racionalidad de carne y huesos, una racionalidad no positivista tan pedestre como propia. Entonces, los nuevos desafíos de las cc.ss. más que teóricos: son epistémicos (el enfoque); más que metodológicos: son prácticos (la pertinencia); y más que financieros: son éticos (el compromiso social), porque lo que las ata (atando la teoría crítica) no es la producción de conocimientos, sino la racionalidad burguesa que usan cuando los producen, pervirtiendo su intencionalidad originaria, lo cual se refuerza con la aparición en el mundo académico del inicuo reloj marcador junto a las inocuas “competencias” que, como parte de la neocolonización del intelecto, no consideran como libro de texto privilegiado: la calle, propiedad del excluido; el sudor, propiedad del explotado; la agonía, propiedad del coleccionista de boletas de empeño que aúllan como perro encadenado por las noches; la sangre, de los mártires olvidados de –y por- la democracia; y, con ello, la realidad social (que en términos sociológicos es presencia y nostalgia) desaparece del todo para darle paso a la realidad virtual (ausencia y amnesia). Al respecto, basta estudiar el talante de los movimientos sociales, en especial el universitario, que es adulado por políticos que, en el momento de la verdad histórica, dejaron tirados los fusiles y salieron huyendo con rumbo conocido (los cargos públicos actuales) y por intelectuales de derecha que vivieron los cambios debajo de la cama.
La ausencia y la amnesia -en las cc.ss que no se nutren de la cultura en sus facetas artísticas- son producidas por sus taras, que pueden ser mitos o fantasmas. La primera de ellas es el mito del amor puro (carente de sexo, carente de promiscuidad, carente de orgasmos) del erudito puro o del burócrata de las cc.ss. Es el mito de que, citando a Boaventura, “sólo es válido el conocimiento científico y que todos los demás conocimientos no son válidos, no existen”, no sirven o, en el mejor de los casos, son simple sentido común de los analfabetas, de los que no tienen estudios avanzados, de los que no se ponen a tono con la moda. Ese mito es el que le impide a las cc.ss. producir el conocimiento de lo social a partir de lo social del conocimiento, y eso genera ausencia y amnesia, inexistencia y olvido, y divide a su comunidad en dos bandos: los que no quieren recordar (ellos) y los que no podemos olvidar (nosotros) y, por tanto, otro desafío es definir en cuál de esos bandos nos vamos a ubicar, para crear un río de pensamiento que drene los pantanos de pensamiento visceral de la burguesía, tales como FUSADES y, en mi opinión, la jefatura editorial de La Prensa Gráfica.
La segunda tara es el fantasma de la inexorable existencia de las clases sociales en todo lugar. Ese fantasma es el gendarme de la oligarquía y la discriminación social, tanto vertical como horizontal, y en su tiempo fue el perro doméstico de los ladinos, quienes querían vivir la experiencia de ser oprimido-opresor para no sentirse inferiores. Siendo axiomática la discriminación que la clase dominante ejerce con los explotados, ese fantasma se pasea por todos lados y hasta los científicos sociales (que escriben en contra de ella y la denuncian en las ponencias magistrales) tienen sus propios campos de concentración donde la ejercen, y eso explica que se viviera la inferioridad de la mujer, la inferioridad del indígena y el campesino, la inferioridad del sociólogo que no es argentino, chileno, mexicano, brasileño o doctor en cualquier cosa, eso es fácil de constatar en los congresos latinoamericanos. Esa es otra forma de generar amnesias y truncar nostalgias que se traduce en otro desafío de las cc.ss.: romper, internamente, con la discriminación horizontal.
*Director de la Escuela de Ciencias Sociales, UES
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