En un afán de soslayar la responsabilidad del gobierno del presidente Nayib Bukele en los lamentables y reprochables casos de las desapariciones de jóvenes, de uno y otro sexo, y el incremento de estos, el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, cometió la torpeza, amparado en la inmunidad e impunidad con la que trabajan los funcionarios de este gobierno, de echarle la culpa a las víctimas, los familiares de estas y a los medios de comunicación.
“No existe un aumento en los desaparecidos, sino que se trata de una campaña en contra de las autoridades de Seguridad; obviamente, por intereses políticos que no tuvieron nunca el interés de resolver los problemas de seguridad”, dijo el ministro Villatoro a los periodistas, lo cual es grave, porque, el hecho de que los familiares reclamen el paradero de su familiar desaparecido y que los medios de comunicación hagamos eco de ese clamor, no tiene nda que ver con una campaña de desprestigio en contra de la seguridad pública, mucho menos se trata de intereses pólíticos.
Aquí es necesario preguntarle al ministro de Justicia si realmente está convencido de que cuando la madre de los hermanos Karen y Edurado Guerrero Toledo pide justicia, que encuentren los cadáveres de sus hijos, si es que están muertos, está siendo parte de una campaña contra las autoridades de Seguridad del Gobierno, si lo está haciendo por intereses políticos. Si el ministro así lo piensa, pues, es fácil de ducir que no está apto para el puesto.
Y es que una acongojada madre de familia con dos hijos desaparecidos no se va a prestar a jugarretas para afectar a las autoridades de Justicia ni mucho menos políticas. Solo un insensato y los fanáticos pueden creer eso.
Ivette Toledo lo ha dejado bien claro, entre lágrimas, entre el llanto, al decir, además de forma valiente y sin ambages que: “Lamento que las autoridades del Estado tengan un discurso que revictimice y estigmatice a mis hijos desaparecidos, por el simple hecho de ser jóvenes”.
Además de decir que se trata de dañar la imagen del Gobierno, el ministro de Justicia se atrevió a acusar a los jóvenes desaparecidos de estar involucrados con las pandillas y el comercio de droga. ”En este caso, hay una relación directa, (de) jóvenes, drogas y pandillas, tenemos acreditado dentro de la investigación esa relación y es lo que vamos a presentar al juez. Hay una relación de las víctimas y los victimarios y esa relación es por el consumo o la venta de droga”, expresó Gustavo Villatoro. Y a continuación hizo un llamado a los padres de familia a que “vean” en qué actividades y con quiénes andan sus hijos.
Con esta acusación, sin tener una investigación real, pues apenas comienza, por desidia incluso de las autoridades responsables, lo que hace el ministro de justicia es mancillar el nombre de la familia Toledo Guerrero y revictimizar a las víctimas; pues, hoy no solo son los desaparecidos sino, también, los presuntos “delincuentes”. Esto es reprochable y condenable.
Atrás de la torpeza está también el intento de las autoridades de justicia de no reconocer el fracaso de su Plan Control Territorial. Y es que, hasta hoy, el gobierno del presidente Bukele tiene engañada a la gente de que es la autoridad de justicia la que tiene dominio, control del territorio y no los delincuentes, llámese pandillas o maras. Quienes sí saben que los verdaderos controladores de los territorios son los delincuentes es la ciudadanía que vive en esas zonas, controladas por los pandilleros y mareros; son los comerciantes que, para ingresar a las colonias o barrios, tienen que pagar la extorsión diariamente, semanalmente o mensualmente.
Por cierto, tanto el ministro de Justicia como la Fiscalía, para evitar decir que las pandillas tienen control de cierto territorios en el país, prefieren decir “intervienen”.
Los tecleños saben que en esa ciudad operan, es decir, controlan las clicas de la Mara Salvatrucha, y el ministro de Justicia lo acepta cuando dice: fue presuntamente perpetrado por el “Programa Libertad”, donde interviene y controla la clica “Teclas Locos Salvatruchos”, de la Mara Salvatrucha (MS13).
Esta, por cierto, es una de las clicas que opera en Santa Tecla, donde desaparecieron los hermanos Guerrero Toledo y donde, pese a la numerosa presencia policial, el Plan Control Territorial no funciona, así de simple, como no funciona en otras partes del territorio nacional; de lo contrario, no se tendría el registo de cerca de mil jóvenes desaparecidos ni tampoco el pago de las extosiones a los que son obligados los conductores que llevan los productos para el comercio a las tienditas de las colonias y comunidades.