Alfonso Veliz Tobar
Advertencia a mis lectores.
Quiero advertir a mis lectores, a partir del significado del título mismo “Los Días y la guerra”, algunos textos publicados en 1987, en mimeógrafo en forma artesanal a la que se podía aspirar para dar a conocer toda obra literaria, sin apoyo de la Cultura Oficial. Solo se publicaba aquello que ideológicamente fuera capaz de digerir a sus intereses políticos, por tanto estos poemas hubieran sido prohibidos, considerados “subversivos”, con riesgos de la vida.
Textos que son espejo de su tiempo, reflejan el periodo de violencia revolucionaria que nos toco vivir al enfrentar una dictadura militar “fascista”, que desde el genocidio de 1932 del Gral.
Maximiliano Martínez, se enquistaron por la fuerza en el poder. Gobiernos antidemocráticos, defendían los intereses de sus amos, la Oligarquía, claro con la venia y apoyo del imperialismo norteamericano, que aplicaba políticas de contra-insurgencia, para casi todas las dictaduras de América Latina, para contrarrestar en aquel momento el espíritu revolucionario a raíz del ánimo engendrado por la Revolución Cubana de 1959. Pero el régimen siempre encontraba rebeldía y coraje popular. El pueblo ya cansado de las mentiras debido a sus fraudes electorales, no respetaban ni la voluntad popular, ni los Derechos Humanos, ni la libertad de expresión, ni la vida. Un régimen despótico, demagogo, solo ofrecían persecución, cárcel, torturas, secuestros, exilios, desapariciones y muertes. Mientras el pueblo vivía en condiciones infrahumanas de injusticia social. Sucede que El Salvador por décadas de sufrimiento, llevarían al pueblo organizado a una lucha de masas, a un beligerante estallido armado en las décadas 1970 a los 80-92. Y es cuando surgen en los inicios de 1970 los primeros brotes guerrilleros político militares, en represalia a la intensa represión institucional de un Estado de Terror, sus cuerpos de seguridad y los escuadrones de la muerte actuaban cual banda de asesinos, todo ello incitaron a un pueblo a declarar la guerra armada y al estallido de la Revolución 1980-1992. Periodo sangriento, que costaría más de 75 vidas, diez mil desaparecidos, dos millones de emigrantes por un “sueño americano” unos para bien, otros para la tragedia, todo por ese falso sueño de alcanzar una mejor vida para sus familias y contribuyendo con sus remesas económicas.
Quiero sugerir que “Los Días y la guerra”, para una mejor interpretación se debe ubicar su lectura en el contexto histórico político 1970-1992 una guerra civil, con operaciones entre ofensivas guerrilleras y militares, masacres en la ciudad, en el campo y con un desgaste de vidas de uno y otro bando dentro de una sangrienta lucha en El Salvador, C.A. Para entonces “algunos escritores, poetas, artistas” y organizaciones populares nos integramos a la militancia en apoyo a la revolución y por una Cultura de Resistencia, se pensaba conformar una Conciencia Nacional de Participación Liberadora. Por tanto “Los días y la guerra”, se constituyen un “testimonio histórico”, reflejan psicosis, Estados de Sitio, miedos, riesgos, clandestinaje. Pero una vez terminado el conflicto armado por los Acuerdos de Paz en México, Chapultepec, 1992.
Sucede que durante la Posguerra, vendrían otros retos políticos, surgen las luchas de un bipartidismo político entre una Derecha recalcitrante y una Izquierda, por la toma del poder.
Pero la historia es paradójica, todo cambiaría, sucede que hasta el Frente Farabundo Martí cambiaria, perdió credibilidad moral y política, como Partido traicionó la esperanza de justicia social. Partido al cual la mayoría apoyamos, pero se volvió demagogo, solo por votos y siendo gobierno desde 1909-1918, se acomodaron a los mismos negocios ilícitos y corruptos de sus enemigos de clase la Oligarquía. Sus fósiles líderes, aprendieron a robar, surgieron como empresarios. Ahora el 2024 hay un país cambiando, que anhela utópicos sueños por alcanzar una vida mejor, un sistema más justo y más humano. El autor.
Temor de cantar a escondidas
La poesía en su sagrada eternidad
Es oficio de esperanzas humanas.
Aunque la poesía no arregla los problemas
económicos y sociales (Si pudiera lo haría).
Eso es tarea de honestos políticos y economistas.
Lo cierto que Mujeres de poetas suelen quejarse
Todo el tiempo (Incluso la mía), que de la Poesía
No se come, que uno de ella no se saca nada
¡Entonces Ámame! o ¡Despréciame! ¡Amor mío!
Lo cierto que en estos tiempos de guerra
La poesía con su oficio solidario anda con la mochila
al hombro, por bosques, montañas, cantones,
valles, veredas y cafetales, rompiendo brechas, cercos
de púas. Ahí los “compas” jugándose la vida allá
por Perquin, Cinquera, Morazán y Guazapa, andan
librando la batalla del día. Esos lugares son infiernillos
de fuegos, balas y morteros (entre guerrilleros y soldados)
Y ambos bandos cayendo, cegándose la vida.
¡Tan inhumana y de pillajes!
¡Tan dolorosa es toda Revolución
de esta locura a la esperanza!
¡Pero en atroces circunstancias violenta es la muerte!
¡Entre la poesía y la guerra, el pueblo aprende a cantar!
¡A luchar, a vivir riesgos clandestinos entre persecuciones
y procesos. Cuando se oyen en la cárcel las torturas.
Así entre la vida y la muerte, conspiramos
con la Resistencia Nacional. La poesía entre el sueño
y la realidad, no solo es alimento indispensable del almas
sino una necesidad espiritual. ¡Es oficio de conciencia social,
la poesía! ¡Es menester sentirla conmigo, vivirla conmigo!
Y velar juntos toda causa justa.
Mi inmenso deseo es sacar esta poesía
fuera de los claustros del Olimpo. Una poesía
fuera de los Ateneos y las Academias. La Poesía da mucho
que hacer, siembra dolores de cabeza.
Poniendo patas arriba todo sistema, conquistando
y engrandeciendo la vida al sugerir un futuro mejor…
Así la poesía es tema de bares, de cafetines y simposios.
Pero lo cierto debes llevar esta poesía a la calle, a la barriada,
al vulgo de los tugurios desolados, a los mesones que sufren miserias
e injustos desalojos. Y es de traer esta poesía a pasar una temporada
en este infierno y éste está aquí en la tierra. Pasear esta poesía por la Avenida
donde enjauladas vírgenes entre barrotes se venden y mitigan su dignidad
entre penas y amarguras.
El pueblo mismo es el creador de la poesía.
Y en su Torre de Marfil, anda a rastras arriesgando su pellejo,
su vida entera con cojones contra la maldad de los odios
de una clase explotadora. La sonrisa es algo así como una
mueca de dolor en el aire. Pero ante la flor del mal brota la sonrisa,
pero un niño se queja, llora de hambre y de frio.
¡Ya dije que por cantar han caído en mi tierra hasta los pájaros!
Y callar toda injusticia seria traición a principios morales
en nombre de la justicia. ¡No dejar de cantar contra los
males de mi tierra! Pero fuimos a la guerra, a raíz de tantas
injusticias e irrespeto a la vida. Y en represalia a criminales
dictaduras militares. Pero el poeta, el artista en su conducta moral
debe estar junto al pueblo, que por don supremo añora la paz y el trabajo.
¡Pero hoy ante los peligros de esta Revolución!
Los poetas, los artistas y todas las fuerzas
político democráticas como bravos combatientes,
debemos enfilar el verso-dardo al mero corazón
del enemigo imperialista. Y ellos hoy igual
como los buitres de fuera y dentro ojos de sicarios
que arremeten con toda saña sus crímenes contra el pueblo.
El imperio financia al régimen neofascista, despóticos militares
a favor de sus amos la Oligarquía.
Pero hoy más que nunca la poesía.
“Y con ella de la mano, el pueblo de El Salvador
entrará en su primera mañana de libertad y de júbilo.
Más que nunca la Poesía, porque en ella se anida el futuro.”
( Julio Cortázar “La compañera” , “Homenaje a El Salvador”
(Ed.1ª , España, 1985)
Al colmo con todos tus males
¡Basta ya!!Pero basta ya!
¡Al cabo esta gorda costumbre!
¡Queda tu dolor mi dolor!
¡Triste verdad país mío!¡Sufrido, Valiente!
¡Para soportar tantas tragedias!
¡Tanta sangre joven a correntadas y lagos!
Lo cierto “el pueblo donde nací tiene una
historia mala”, lo dijo el poeta José María
Cuellar, que aprendió a cantar y a morir
con valentía amando a su pueblo.
¡Por la gran puerca si esto ya es el colmo!
¡Pero si esto en verdad llora sangre!
¡Malditos! ¡Asesinos! gritaron a voz en cuello
las fábricas, los campos gritaron sin miedo
protestando a fogón tendido en las plazas,
en las calles y se tomaron Iglesias, se derribaron
postes eléctricos y los puentes. Hasta las paredes
y los muros gritaron sus consignas a la dictadura.
Gritaron por el pan, la justicia, la democracia, los
Derechos humanos. Estos 21mil kilómetros
cuadrados en charcos de sangre. Es una herida en la tierra.
– ¡Aquí en mi país! “La vida no vale nada”
“No vale nada la vida” dice José Alfredo Jiménez.
¡Sucede que el golpe ya no avisa! ¡Sacan sangre
y no hay justicia! ¡Aquí sálvese quien pueda!
Cuando los escuadrones del mal en desbandada
sembrando dolor a doble filo volando cabezas
(Suenan como estopas de coco) Ahí vienen descuartizando
hasta el alma. Y fácilmente te desaparecen para siempre.
Aquí hoy sales a la calle pueda que ya no regreses.
¡Pero esta goteando sangre por todos lados!
¡Sálvese quien pueda! ¡Pero vamos a enfilarnos
a las milicias de la Resistencia! Acechando peligros
ante esta clase de ley y orden que da miedo
pero hay coraje. Aquí donde la muerte, así de simple te
sale al paso. ¡Como perra tirada en la calle! 1980.
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