Mauricio Vallejo Márquez
Escritor y coordinador
Suplemento Tres mil
Ser escritor en un país como el nuestro está lleno de retos. Pero, ningún camino es fácil, sobre todo si se quiere ser bueno en ello.
El primero que se tiene se presenta en el núcleo familiar cuando se habla de ese anhelo. La gente lo mira como un pasatiempo y no consideran que ser escritor sea una profesión y mucho menos una forma de ganarse la vida. Después comienza la sociedad, quienes aceptan a los escritores reconocidos que leen en los planes de educación o que publican libros o que ganan premios, pero cualquier vate neófito es visto como alguien que pierde el tiempo. Sin tomar en cuenta que el oficio de escritor es visto como un pasatiempo de vagos, ebrios y personas desordenadas.
Tras atravesar esos diques el asunto no se pone fácil porque entonces comienza la sobrevivencia en los círculos literarios, en los que el alma de poeta parece no existir ante la numerosa competencia y la escasez de lectores. El ego de algunos tiende a no dejar pasar a los que van llegando. Este quizá es el punto al que muchos le dan más importancia, pero no lo es. ¿Acaso el mundo no está lleno de competencias? El sistema en el que hemos nacido y vivido es así, es lo natural.
Sin embargo, el principal reto que debemos de superar es el que nos impone nuestro propio ser: Nosotros mismos.
Crecer es el reto más importante. Cada individuo tiene la decisión de hacerlo o no. Lo inquietante del asunto es que a veces nos preocupamos más por lo que pasa en nuestro entorno y olvidamos que nosotros debemos seguir caminando para llegar a la meta que nos impongamos.
El escritor es un artista, y como tal debe tener voluntad, actitud y disciplina para lograr construir sus metas y adquirirlas
El escritor debe leer y leer, practicar y practica, estudiar y estudiar, vivir y vivir. Todo esto como individuo, pero sin olvidarse que es parte del colectivo, y que luego ese colectivo leerá lo que él haga. Y hacer todo esto llevará su tiempo
¿Pero habrá un camino menos largo? Sí, los maestros literarios de las lecturas que hagamos nos ayudan, escuchar a los escritores con experiencia y asistir a talleres, estudiar sistemáticamente. A veces el simple hecho de escuchar los consejos de alguien, así como la crítica (cualquiera que sea) puede ser la diferencia para convertirnos en un escritor profesional o seguir siendo uno aficionado, y para eso se requiere algo más: humildad.
Después viene la etapa de publicista, promotor y vendedor de la obra. Hay pocas editoriales en nuestro país y la gran mayoría son por encargo, esto quiere decir que el escritor le toca pagar para ser publicado.
No es fácil ser escritor, pero es hermoso. No hay nada mejor que ser lo que uno quiere ser. Y para ser lo que uno es, se debe ser valiente. Así que algo bueno hay en cada uno de los que escriben.
Lo más importante de todo, es que no hay que abandonar el sueño de ser lo queremos ser.