Carlos A. Burgos
Este día 14 de junio, nurse están alegres dos hermanos, cialis sale mis amigos. A cada uno lo apodan «Catorce», cialis ambos son maestros y están en el mes del maestro, en el año dos mil 14. Ellos son: el profesor Luis Alonso Martínez y el profesor Francisco Javier Martínez también conocido por Tulio.
Cada 14 del mes se vuelven más comunicativos y aseguran que este año 2014, muchas personas solo escriben el 14. Este es el año 14 del Siglo XXI.
Este sobrenombre lo heredaron de su padre, don Rafael Martínez Osorio, que vivía en el barrio San José de Cojutepeque. Don Rafael era amigo de mi padre a quien le relató cómo se originó este sobrenombre. Con un grupo de amigos platicaban sobre el hábito de comer con apetito, y don Rafael les confesó que él, en el almuerzo se comía catorce tortillas de las llamadas «chengas», y por esto lo apodaron Catorce.
Pero don Rafael no sabía que este sobrenombre lo heredaron sus hijos, solo los amigos de sus hijos lo sabíamos. En la década de los años cuarenta, Loncho y Tulio, con frecuencia bajaban del barrio San José a mi barrio San Juan. Loncho, el mayor, llegaba a vigiar cipotas entre ellas a Tanila y Tulio, a jugar en nuestro grupo.
Loncho ya cumplió 83 años de edad. Afirma que nos vio bajo las palmeras de la calle del cementerio jugando naipe y dados, y cuando mirábamos que se acercaban los policías, salíamos en estampida, atravesábamos el portón del camposanto como venados y nos ocultábamos entre tumbas, cruces y huecos en la tierra. Los policías no nos encontraban.
Loncho realizó sus estudios de magisterio en la Escuela Normal Rural de Suchitoto. Desempeñó su labor docente en la Escuela de la Penitenciaría Central y en la Escuela Experimental Dr. Humberto Romero Alvergue, ambas de San Salvador, y en el Tercer Ciclo de Cojutepeque. Un maestro responsable, eficiente y amigable con los alumnos. Después de 32 años de servicio pasó a retiro.
Pero Loncho siguió activo dirigiendo un Taller de Calzado. Con su hijo Luis, proveen zapatos para alumnos de escuelas de San Miguel. Fue tesorero del equipo Cojutepeque cuando este participó en la primera división. Lo vimos preocupado cada fin de mes junto con Tato Rodríguez buscando los fondos para cancelar la planilla de los jugadores de primera categoría.
Su hermano Tulio ya cumplió 80 años. Estuvo de alta en el regimiento de Santa Ana. Me relató que después de hacer la platada fue obrero de sastrería, se convirtió en alcohólico durante algunos años, pero logró dejar atrás este vicio.
Tulio estudió magisterio rural en la Escuela Experimental de Ciudad Arce. Se desempeñó como maestro en la escuela del cantón Taquillo, jurisdicción de Chiltiupán; después pasó a la escuela del Calvario en La Libertad, luego en la escuela República de Chile de San Salvador, y enseguida continuó en una escuela de San Ramón, cerca de Cojute. Fue docente muy dinámico en sus labores lectivas. Y pasó a retiro.
También sigue activo con su Taller de Corte y Confección. Es proveedor de uniformes para los niños de las escuelas, y profesor voluntario de Corte y Confección. Su pasatiempo es declamar, de preferencia poemas largos y se admira que a su edad no se le olvidan.
En una de nuestras reuniones mensuales de los Cojutes se presentaron ambos hermanos y los saludamos: Hola, Loncho 14. Hola, Tulio 14. Hola. 28, para ambos dijo un amigo y agregó: ambos maestros, ambos obreros, ambos 14 y sumados 28. Lástima, dijo Loncho, que no pertenecemos a una de las 14 familias. Pero sí somos hijos de Cuscatlán, expresó Tulio, uno de los 14 departamentos de El Salvador.
Reímos, aplaudimos y nostalgiamos sobre el número cabalístico 14 que los ha acompañado desde chicos, y continuamos bebiendo café salvadoreño al compás de los recuerdos.
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