Nelson López*
Desde el siglo pasado muchos salvadoreños se han negado a que les digan pobres, viagra y algunos de ellos, viagra Biblia en mano afirman que los pobres no existen, sino solamente para mencionar a los que tienen poquito espíritu aunque tengan plata.
Entonces la palabra !pobrecitos! Fue desapareciendo poco a poco y se fue quedando solamente para expresarse con compasión para dirigirse al niño pedigüeño, a un anciano abandonado que vive en una miserable choza de cartón o a un discapacitado cuando este quiere cruzar una calle y nadie lo ayuda.
Hasta los alcohólicos se resienten si se les tilda de pobrecitos y sacan la caja de malas palabras y comienzan a demostrar que pobres no son y comienzan una férrea defensa contra cualquiera que les endilgue la palabra !pobres bolos! y buscan demostrar que pobre ¡solo el diablo! y sacan las monedas de a cora que recogen para el trago para hacer ver que solo son bolos.
Grandes analistas, sobre todo estudiosos de la economía, siempre hicieron notar la pobreza desde todo ángulo y el propio sacerdote jesuita Presbítero Javier Ibizate enmarcó el empobrecimiento por el que millares de salvadoreños emigraron hacia los Estados Unidos, sin importarles lo que tuvieran que hacer para sobrevivir en un lugar donde solo los mexicanos hablaban el idioma.
El padre Ibizate, también catedrático de respeto, en sus análisis públicos siempre nos educó que los salvadoreños remeseros que mantenían en boga la macroeconomía con la se ufanaban los banqueros que se robaron los bancos nacionales, nos enviaban los pobre dólares, mientras que a los Jeques árabes se les llenaban las arcas de petrodólares.
Así, muchos logramos entender que desde el siglo pasado estuvimos sometidos a un empobrecimiento que raya con una maldición y con la muerte, al extremo que se le perdió el miedo a la bestia negra que muchos la menospreciaron, aunque les cobrara por el viaje uno o dos miembros, superiores o inferiores, lo importante era llegar aunque fuera a pedir dólares a USA.
Así comenzó la lluvia de empobrecidos, de dólares, de deportados, de pandilleros, de mulas, de narcotraficantes, de coca… asi nos tuvieron antes durante y después de la guerra a tal grado que solo resaltaban los oligarcas millonarios y los políticos corruptos que nunca bajaron sus ingresos que contaron por miles de dólares.
Los empobrecidos permanentes y perseverantes hasta el nuevo siglo, entregados a esa vida de vivir solo pagando y manteniendo. Pagando el 13 del IVA, el impuesto sobre la renta, los impuestos de subsidios a los dueños del transporte colectivo con fama de que se robaban la gasolina, y así manteniendo a los políticos y a los ricos, nadie se podía negar a pagar lo que tenían que iría a parar a la bolsa de los ricos y de los políticos.
Así seguirán naciendo, creciendo y muriendo los empobrecidos, mientras los ricos y los políticos continuarán comiendo fino y viviendo a costillas de las enfermedades, el hambre y la miseria de esos millares que se fueron, que regresaron, y de todos los que viven endeudados por sus carros, por sus casas, por sus hijos, y por sus tarjetas de crédito que les tienen esclavizados en el empobrecimiento del nuevo siglo.