Isaac Bigio,
Analista Internacional
El Primer Ministro reconoció en cámaras que su vida pudo haber ido en una u otra vía mientras estuvo en cuidados intensivos. En muchos casos la mitad de los pacientes que entran a tal estado fallecen. Hoy en UK ya hay más de 10,000 muertos, lo que implica una cifra 30 veces mayor que la de los pacientes sanados de COVID-19, la peor tasa que hay en todo el planeta.
La cantidad de muertos en UK ya duplica a la suma de los fallecidos por COVID-19 en China e Irán (los iniciales epicentros de la pandemia) y ya ha superado a la de fallecidos por día que tiene Italia (el país más devastado por esta plaga). Lo peor es que hay pronósticos que vaticinan que llegaremos a tener más de 60,000 muertos, mientras que los fallecidos que se contabilizan en las cifras oficiales son los que pierden la vida en los hospitales y no se toma en cuenta tanto a muchos que mueren en sus asilos o casas. Además, debido al limitado número de pruebas, es probable que haya varias veces más casos de coronavirus que los alrededor de 80,000 que ahora se reconocen oficialmente.
Los países que más éxito han logrado en la lucha contra esta epidemia han sido aquellos que apenas se produjo el brote cerraron sus fronteras, declararon cuarentenas y tomaron drásticas medidas. Vietnam o Corea del Norte, países fronterizos con China que tienen bajos recursos económicos, han logrado evitar ser contaminados debido a estrictos mecanismos iniciales. Corea del Sur ha logrado frenar al COVID-19 con un programa masivo de cientos de miles de pruebas.
En cambio, cuando en UK se dieron los primeros muertos por COVID-19 el Primer Ministro y sus oficiales seguían participando en reuniones públicas y dando la mano por diestra y siniestra. Cuando Boris ya tenía el virus estuvo en la cámara de los comunes pudiendo contagiar a sus 650 colegas.
UK fue uno de los últimos países de Europa occidental en cerrar escuelas, universidades, restaurantes, bares, pubs, aeropuertos y establecimientos. A las multitudes de turistas británicos que el gobierno ha repatriado de otros países no se les ha hecho pruebas de fiebre antes de subir de los aviones ni al bajar de éstos, por lo que se corre el riesgo que en dichos vuelos muchísimos de ellos pudiesen haber contraído el virus o al llegar lo puedan haber esparcido. En UK no se ha seguido el ejemplo de otro dominio insular de la reina como es Nueva Zelandia, país que solamente tiene apenas un muerto por la pandemia, en parte por haber impedido que arriben a su suelo cualquier extranjero y a todo compatriota que retorna le ponen 2 semanas en cuarentena.
La oposición ha venido cuestionando al gobierno por eso y por haber ido –según ésta- desmantelando al Servicio Nacional de Salud (NHS) durante una década de recortes y ajustes hecha por distintos gobiernos conservadores. Los laboristas acusan a los tories de haber ido privatizando varios de los servicios médicos, aunque fueron los primeros ministros Tony Blair y Gordon Brown quienes empezaron tal proceso. El resultado es que UK tiene 3 veces menos camas hospitalarias por población que Alemania y una relación aún mucho menor de pruebas de COVID-19 por habitante.
En el NHS hay un gran desabastecimiento a punto que el gobierno ha debido pedir perdón por la falta de equipo de protección para su personal. Un hospital en Gales tiene a la mitad de su staff del área de emergencia con el coronavirus. La ausencia de dichos protectores es más fuerte en los sectores del transporte, supermercados y limpieza.
Es prácticamente imposible conseguir termómetros o mascarillas. Si uno ordena éstas últimas en línea debe esperar por varias semanas.
Gran parte de la responsabilidad de la masiva expansión de la epidemia en UK se debe a la inicial idea de que los británicos podrían enfrentar a ésta haciendo que algunos de ellos se contaminen para generar autodefensas, las mismas que se irían esparciendo. Esta estrategia llamada la “seguridad del rebaño” puede funcionar con gripes menores, pero no con este virus tan veloz y fatal.
Efectivamente, una solución consiste en hacer más duro el auto-aislamiento y el distanciamiento social. No obstante, eso es insuficiente. Se requieren radicales cambios en la política social.
· Cada uno de los hogares británicos debe recibir paquetes con medicina, objetos de aseo y protección personal, termómetros, medicina, vitaminas y alimentos especiales.
· A los sectores más propensos a ser contaminados se les debe dar atención especial. A los indigentes que duermen en las calles se les debe acomodar en viviendas. Se debe regularizar al millón de indocumentados que están conminados a laborar en las sombras y exponer sus vidas ya las de los que les rodean para sobrevivir.
· Las minorías étnicas son el sector más desproporcionalmente afectado. Se debe confrontar su pobreza, darle servicios en sus idiomas que más hablan y regularizar a aquellos miembros de sus comunidades que no están integrados a la formalidad.
· En vez de restringir a los inmigrantes o darles solamente un año más de visas a los trabajadores foráneos del NHS darles a estos últimos la residencia y contratar masivamente personal de salud del exterior.
· Una masiva inversión en el Servicio Nacional de Salud y otros servicios sociales; en camas, contrato de nuevo personal para el NHS y adjudicación generalizada de equipos de protección.
· Reestructurar industrias militares o del estado para la fabricación de mascarillas, mandiles y equipos médicos.
· Incentivar a la población para que se auto-organice para ayudarse y protegerse mutuamente.
El gobierno ha decidido que el parlamento debe seguir estando suspendido esta semana, mientras que sus opositores enfurecidos reclaman que éste se restablezca ya y que haya mucho control sobre las razones por las cuales esta epidemia se ha esparcido tantos en las islas británicas. Para muchos críticos a Johnson, él ya antes ha demostrado su “desprecio” por el parlamento cuando decidió suspenderlo en un acto que la corte de justicia consideró luego inconstitucional.
Boris Johnson, quien es el candidato más popular que ha habido en UK en los últimos 12 años, es una persona con un gran olfato político y una gran capacidad pragmática para mantener su popularidad y dar virajes. Hoy él debe estar contemplando el volver a tomar una serie de recetas de su rival Jeremy Corbyn, mientras que ahora quiere aparecer como el campeón del NHS.
La gran ventaja que tiene Johnson es que tiene una sólida mayoría en la cámara de los comunes y que no hay nadie que pudiese hoy removerlo del poder. No obstante, él va a ser jaqueado por la ola de descontento que se produzca si en los siguientes días se siguen masificando y creciendo el número de infectados y de muertos por el COVID-19.
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