Carlos Peña
Nayib Bukele cometió dos errores que pueden llevarlo al aniquilamiento político: tratar de dañar al FMLN y correr demasiado rápido. Bukele pudo ganar de nuevo en San Salvador, pero como quiere ser candidato presidencial en 2019 y pensó que el FMLN no lo postularía para ese cargo, arremetió contra el partido para provocar su expulsión, decir que el FMLN no acepta críticas y crear un proyecto nuevo, que según él se nutriría de las bases del Frente. Es la misma quimera que tuvieron otros disidentes.
Las ideas políticas de Bukele son incoherentes. Durante un tiempo estuvo publicando un meme que simulaba a un joven del FMLN abrazado de una joven de ARENA. Y de repente sustituyó su mensaje de reconciliación con la ultraderecha por un ataque al FMLN, al que acusa de parecerse a ARENA.
También son incoherentes su imagen pública y su comportamiento privado. Bukele se muestra como una persona con ideas novedosas y espíritu emprendedor, casi como un modelo para la juventud. Pero tan pronto tuvo un revés en el Concejo Municipal, mostró su naturaleza machista al ejercer violencia contra la síndica Xóchitl Marchelli, contra el FMLN y contra el Presidente de la República. Luego dijo que no agredió a la síndica y divulgó un audio mutilado para tratar de manipular a la opinión pública.
Bukele dice que el FMLN se unió a ARENA para cerrarle el paso como candidato a alcalde. Esa afirmación no tiene sustento lógico. Pero su incoherencia volvió a brotar cuando se supo que él se había aliado a los concejales y concejalas de ARENA para sacar a la síndica de la junta directiva del ISDEM.
Bukele asegura que el FMLN es corrupto, pero no ofrece pruebas de lo que dice, continúa aferrado al partido que él mismo denigra y adopta el discurso de ARENA cuando se refiere a los proyectos sociales del gobierno.
Pero en medio de las incongruencias del alcalde aflora una verdad que él no puede ocultar: su deseo de que el FMLN se debilite para atraer sus bases y crear un proyecto propio. Y ese es su mayor pecado y su peor error.
Los enemigos del FMLN le vaticinaron una muerte prematura cuando comenzó la guerra y hoy el Frente es el partido de gobierno. En su debut electoral, el FMLN obtuvo 21 diputaciones y 15 alcaldías, pero de inmediato perdió 7 diputaciones, cuando las dirigencias del ERP y la RN se hicieron de derecha y crearon un partido que tuvo corta duración. Tres años después de esa ruptura, el FMLN obtuvo 27 diputaciones y más de 50 alcaldías, incluyendo la mayoría del AMSS y la de Santa Ana.
En 1999, el FMLN disminuyó su votación en las elecciones presidenciales porque el grupo que lo dirigía, encabezado por el “renovador” Facundo Guardado, venía de un viraje a la derecha. Un año después, bajo la conducción de Salvador Sánchez Cerén, el FMLN se fortaleció en la Asamblea y las alcaldías. El derrotado Facundo creó un partido efímero y terminó militando en ARENA.
Poco antes de las elecciones legislativas y municipales de 2003, Héctor Silva dejó al FMLN y la candidatura a alcalde por San Salvador. El FMLN, lejos de debilitarse, obtuvo por primera vez más votos que ARENA a escala nacional y volvió a triunfar en la alcaldía de San Salvador. Silva tuvo una pésima participación en las elecciones de 2004, con un agrupamiento que se deshizo pocos meses después.
En 2005, un grupo de diputados y diputadas se fue del FMLN y creo, con algunos dirigentes del partido, el FDR, cuyo final fue prematuro e infeliz, pues terminó aliado a ARENA en los comicios de 2009, cuando el FMLN ganó la elección residencial.
Ahora aparece Bukele arremetiendo contra el FMLN y el gobierno. Él cree en las encuestas manipuladas que hablan de una mayoría centrista que espera un mesías. Pero si crea un proyecto, pronto comprenderá que más allá del favor que le harán los medios de derecha, no hay oxigeno político para él.
En El Salvador hay una ultraderecha representada en ARENA pero no hay ultraizquierda. ARENA, es la expresión política del proyecto oligárquico, o sea, de la minoría nacional, aunque también capta votos de otros sectores que logra influir con sus instrumentos de dominación ideológica. El FMLN representa un proyecto de transformación mayoritario, favorable a la población pobre y oprimida, a las capas medias y a los sectores empresariales no oligárquicos, que son la mayoría. En ese marco de confrontación, no hay cabida para un supuesto centro político.
La guerra terminó hace 25 años. Desde entonces ARENA, que controlaba casi todo el Estado y tenía un buen caudal electoral, ha perdido mucho peso en el Estado y en toda la sociedad.
La derecha tradicional (PCN y PDC) se ha reducido muchísimo y el FMLN es la primera fuerza política del país, pese a las deserciones que tuvo. Bukele no comprende esa mecánica socio-política del país ni se da cuenta de que nadie puede saltar sobre sí mismo.