Fotos y texto: David Martínez
Un grupo de jóvenes de San Pedro Masahuat, en el departamento de La Paz, son adiestrados por Ernesto Valladares, un ex esgrimista profesional que –a pesar de las limitantes– se las ingenia para trasmitir sus conocimientos. Eso sí, Valladares no solo se esmera en forjar buenos atletas, sino que también buenos estudiantes y ciudadanos.
No obstante, su labor en San Pedro Masahuat no ha sido fácil, debido a que –al fundar su escuela de esgrima en 2009– afrontó muchas limitantes, pues no goza de apoyo federativo.
Incluso, sus atletas han sufrido discriminación por parte de los entrenadores de la Federación Salvadoreña de Esgrima, ya que, por no entrenar en San Salvador, no son tomados en cuenta en selecciones nacionales.
A pesar de ello, Valladares y sus pupilos no renuncian al sueño de llegar a ser esgrimistas élites y, por ello, entrenan arduamente sin importar las limitantes.
Trotando en el campo, entrenando con implementos en malas condiciones y simulando posiciones en las montañas, los atletas se preparan arduamente para las competencias oficiales en las que, tras varios meses esperando una oportunidad, han logrado participar.
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