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Los golpes… de la diestra

Nelson López*

Aún no es entendible para la gran mayoría de salvadoreños, seek eso de los golpes suaves a blandos. Todos sabemos que las derechas en el mundo son diestras en golpes bajos y hasta se dan golpes entre ellas mismas, como en Honduras que, en elecciones o en golpes, siempre ha sido derecha contra derecha. No les importa nada ni nadie cuando es de lanzar golpes, que nunca los tiran a lo loco.

Pero, que aquí estén hablando de golpes suaves no es justo, porque pareciera que los creadores de la mano dura y super mano dura resulta que dan golpes suaves y eso no es verdad, porque lo que sabemos es que son expertos en golpes bajos y para ello ocupan lo que tienen a la mano: desde millones de dólares hasta cerebros diabólicos que nos quieren hacer la vida imposible a todos.

La derecha no escatima esfuerzo alguno para ostentar el poder que ahora le hace falta en buena medida. Necesitan el poder político a como de lugar, pero deben tirar la casa por la ventana, o más bien no importa hasta donde tengan que llegar para alcanzar el objetivo, y ahí podemos deducir que lo único que les importa es golpear sin remordimientos debajo de la cintura ¿el boxeo de los rudos?

¡Esos son los golpes bajos! y con árbitros a su favor, así quien no ¿verdad, Piojo?, entonces habrá que entender que son diestros en esos golpes, nada suaves, y además tienen dólares no solo para comprar coca y armas, sino también para comprar almas… de que esas que por billetes no se inmutan para pactar hasta con el mismísimo diablo, y son capaces de mentir hasta en un altar.

¡Ah no! dicen, vámonos a la Fiscalía donde el macho sin dueño, porque nos están acusando de golpes blandos… y reclamemos, porque nosotros no andamos con blanduras… y eso no lo podemos soportar, que nos acusen de blandengues, por lo tanto a partir de hoy ocuparemos todos los medios posibles que también son ¡poderosos en decibeles! para que nos ayuden a dar el golpe definitivo que nos exigen los amos.

Y ahí se apuntan desde la más alta cúpula partidaria y servidores de la gran empresa (se aceptan los bolos) hasta los mareros, los narcotraficantes, las bandas de robacarros, los escribientes de dictados, los microbuseros, los buseros contaminadores, los soldaditos de plomo, los troles de la Pamela, y todos aquellos que necesiten unos cuantos centavos para sobrevivir.

Y continúan hombro a hombro, la tarea de los golpes bajos de la diestra a la siniestra, y de rumor en rumor con sus lenguas viperinas, comienzan el caos, ¡estado fallido! ¡le ganamos en muertos a Pakistán! ¡gringos no vengan! y así nos van llevando al terror, ¿y los sicarios? ¡a mil dólares por trabajo! y más muertos, y ¿los secuestros? ¡si, también! ¡cuánto?

Los billetes vuelan como dulces de piñata, y todos los diestros necesitados luchan por agarrar lo más que se pueda, y otro montón, afligidos porque se les acabó el saldo sin darse cuenta que los golpes bajos se los están dando parejo a los que votaron a favor de la izquierda y a los duros… de la derecha… que siguen soñando con que algún día volverán a pagar matrículas y mensualidades en las escuelas públicas;  comprar los útiles y los uniformes con todo y zapatos; pagar por las placas de rayos x y exámenes de laboratorio; pagar las obligadas cuotas voluntarias en los hospitales públicos… pero… vivirán en la tranquilidad que nos darán los diarios, las televisoras, las redes sociales, los curas de derecha en sus homilías y los pastores de aquí… no de Alemania.

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