Los Ángeles/dpa
Lorde, de 17 años, encarna a la perfección el éxito de lo «casero»: hace menos de un año que colgó sus canciones en Internet, y en la noche del domingo se llevó a casa dos codiciados Grammys. «Gracias a todos los que hicieron que este tema explotara», dijo sobre su hit «Royals». «Ha sido una locura». Según afirma, la canción que se convirtió en un fenómeno mundial en la red la compuso en menos de una hora.
El dúo Daft Punk, que se mantuvo fiel a su robótica indumentaria pese al glamour impuesto en la gala, recogió en total cinco premios. Su hit disco «Get Lucky», uno de los más bailados en las discotecas de todo el mundo en los últimos meses, se coronó como Grabación del Año, mientras que su cuarto álbum de estudio, «Random Access Memories», fue distinguido Disco del Año. Los franceses, que llevan ya más de dos décadas sobre los escenarios, lo grabaron casi por completo con música en directo y un uso limitado de instrumentos electrónicos.
También los raperos Macklemore & Ryan Lewis, que editan su propia música, se llevaron a casa cuatro gramófonos, entre ellos en la categoría de Mejor Artista Nuevo. Su disco «The Heist» fue coronado Álbum de Rap del Año mientras que el éxito «Thrift Shop» les valió el Grammy a la Mejor Actuación Rap. «Antes de que los medios estuvieran ahí, antes de todo el revuelo, de que hubiera algo que contar, estaban nuestros fans», dijo Macklemore en su discurso de agradecimiento. «Sin ellos no estaríamos aquí.»
Estrellas mundiales como Madonna, Pink, Taylor Swift o Kety Perry realizaron espectaculares actuaciones durante la gala, pero se fueron con las manos vacías, como si formaran parte de una programación extra en la fiesta a la innovación y la música «hecha en casa».
Ya el año pasado, muchos recién llegados se convirtieron en reyes de los Grammy, apuntalando el lema de los académicos de premiar la calidad musical, independientemente de las listas de éxitos o las cifras de ventas. En esta edición, la gala de los Grammy mostró un «cambio» en el sector, sentenciaba también «The New York Times». «Un sector en el que las estrellas reclaman atención permanentemente, pero los hits pueden venir de cualquier parte.»