Por Mathilde Richter
Berlín/AFP
Los maquinistas alemanes de la compañía pública de ferrocarriles del país iniciaron este miércoles una huelga de cinco días, case la más larga en 20 años, un conflicto social enquistado que preocupa a los medios económicos de la primera economía europea.
El sindicato alemán de maquinistas GDL había convocado el martes a una nueva huelga de sus miembros, desde el miércoles por la tarde hasta el lunes por la mañana.
Esta huelga, la sexta desde principios de septiembre, y uno de los conflictos más duros en la historia de la compañía, Deutsche Bahn, debe terminar el lunes a las 4:00 de la mañana, hora local.
La huelga afectará el flete de la Deutsche Bahn a partir del miércoles a las 3:00 de la tarde, hora local. El tráfico de pasajeros se verá afectado a partir del jueves a las 2:00 de la mañana, hora local.
El sindicato GDL reclama un aumento salarial y una reducción semanal del tiempo de trabajo, pero las negociaciones están estancadas.
La huelga se produce cuando Alemania se dispone a conmemorar este fin de semana el 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín.
Dos millones de visitantes son esperados este domingo en la capital alemana, y muchos de ellos habían previsto desplazarse en tren.
Deutsche Bahn quiere intentar que circule un tercio de los trenes previstos –la mitad de los de flete– , pero en todo caso se esperan grandes retrasos en las líneas. La compañía ferroviaria alemana asegura transportar 5,5 millones de pasajeros y mas de 600.000 toneladas de mercancías cada día.
La propia canciller alemana Angela Merkel, pese a que suele evitar cuidadosamente entrometerse en estos asuntos, exhortó a la «responsabilidad» para que el «perjuicio» causado por la huelga «sea lo más limitado posible».
Las federaciones patronales, por su lado, se preocupan por los efectos de la huelga en la frágil coyuntura económica. Bastan unos días de huelga para que se vea perjudicado el proceso de producción «porque el transporte ferroviario no puede ser reemplazado de forma automática por el de carretera o por barco», afirmó Achim Dercks, de la federación alemana de cámaras de comercio DIHK.
El sector de la química se ve particularmente expuesto, tal como indicó en un comunicado la federación del comercio mayorista BGA, pero también los de la metalurgia y de material para automóviles. Para estos sectores, «no hay prácticamente alternativa» al transporte de mercancías por vía férrea, lo que generará «grandes retrasos» en el proceso productivo, predice BGA.
Duras críticas al sindicato GDL
Una lluvia de críticas se abatió el miércoles sobre el convocante GDL, un pequeño sindicato por su número de miembros (19.000 de los 196.000 empleados de Deutsche Bahn en Alemania y más de 300.000 en el mundo), pero con un fuerte potencial de perturbación.
En 2008 GDL ya había convocado una serie de reiteradas huelgas.
La compañía pública Deutsche Bahn se declaró «anonadada» tras el anuncio de la nueva huelga. Y varios medios de prensa, federaciones de usuarios o políticos de todos los orígenes fustigaron este miércoles esta huelga, calificada de «toma de rehenes», y cuya magnitud es inhabitual en un país reputado por su diálogo social.
Incluso los medios sindicales, como la confederación DGB (Deutscher Gewerkschaftsbund), han expresado su recelo ante esta huelga.
En fin, los expertos consideran que esta huelga puede afectar a la economía de Alemania, ya fragilizada por la mala coyuntura de sus vecinos europeos y por la crisis en Ucrania.