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De izquierda a derecha, primera fila, Francisco Montes, Rafael Arce Zablah, no identificado, Virginia Peña, Francisco Jovel, Adán Díaz, no identificado. Integrantes del Comité de Huelga de Áreas Comunes. Foto Diario Co Latino/Archivo

Los núcleos de la ORT origen de lo que fue el PRTC,

Por: Oscar Martínez
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Francisco Jovel, viagra firmante de los Acuerdos de Paz, ed conocido durante la guerra como Comandante Roberto Roca, sovaldi fue uno de los cinco integrantes de la Comandancia General del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), en su calidad de Secretario General  del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC) y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Liberación Popular (FAR-LP), así como fundador de la Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT) (1970-75), antecedente de lo que posteriormente se llamó PRTC. Jovel se convierte así, en una voz autorizada  para hablarnos del origen del PRTC, al ser uno de los primeros líderes guerrilleros de la revolución salvadoreña; y por esa investidura histórica que le otorga su praxis revolucionaria lo entrevistamos a 40 años del Congreso fundacional del PRTC, que se clausuró el 25 de enero de 1976, en San José, Costa  Rica.

Para hablar de los inicios del PRTC, hay que contextualizar históricamente el período en que surge el PRTC, empezando con su antecedente, la ORT. Lo mismo hay que decir de las otras tres organizaciones de la nueva izquierda revolucionaria, ideológicamente enfrentadas a la izquierda reformista y electoral, representada en ese entonces por el Partido Comunista Salvadoreño (PCS); para ello hay que remontarse a la incidencia que tuvo la juventud estudiantil, magisterial y obrera en la 2da. mitad de los años 60 en toda América Latina y, por ende, en El Salvador.

A partir de 1960, en América Latina, la proyección internacional de la  revolución cubana fue muy importante, pero en El Salvador, la cristalización de esa nueva  perspectiva de la izquierda se da en la segunda mitad de los años 60.

Rafael Arce Zablah, Humberto Mendoza, no identificado. Foto Diario Co  Latino/Archivo
Rafael Arce Zablah, Humberto Mendoza, no identificado. Foto Diario Co Latino/Archivo

En Centro América, en la primera mitad de los años 60 impactó mucho en Guatemala, sobre todo, con la formación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), también en Nicaragua, con la formación del original Frente Sandinista encabezado por Fonseca Amador.

Para 1967 en El Salvador se dio un fenómeno interesante, que impactó mucho a nivel nacional, que fue la participación por primera vez de manera diferenciada y legal de una organización democrática con posiciones de izquierda que era el Partido Acción Renovadora (PAR), que llevó como candidato al Doctor Fabio Castillo Figueroa. La izquierda en general hizo causa común del respaldo a esa candidatura. Lo apoyaron personas de la izquierda tradicional ubicadas en el Partido Comunista, como de los sectores no comunistas de la izquierda, la gran mayoría de esos sectores estaban vinculados a la Universidad de El Salvador (UES) y sindicatos, y ya estaban incidiendo en ese periodo en el campo y en los pueblos entre personas muy humildes, que tradicionalmente habían estado sometidas y muy vinculadas a las políticas de la dictadura. Muchos campesinos formaban parte de la Organización Democrática Nacionalista de (ORDEN) o eran miembros de las Patrullas Cantonales; sin embargo, en ese sector empezaron a influir sensitivamente cambios de actitud, en gran medida debido a que la reunión del Concilio Episcopal Latinoamericano de la Iglesia Católica (CELAM), celebrado en  Medellín, Colombia, le dio una nueva perspectiva a la labor pastoral, como la llaman los religiosos y sacerdotes y eso tuvo influencia en sacerdotes relativamente jóvenes que estaban muy de cerca de las comunidades campesinas o de poblados pequeños.

Comandante Roberto Roca (de boina y barba) en una zona de control de la guerrilla. Foto Diario Latino/Archivo PRTC
Comandante Roberto Roca (de boina y barba) en una zona de control de la guerrilla. Foto Diario Latino/Archivo PRTC

Fue importante el papel que jugaron en Suchitoto, en Aguilares, en el Paisnal, en Morazán, en el Norte de San Vicente, y muchos otros lugares; y eso también cambió la actitud de muchos sectores de sacerdotes  vinculados a la labor educativa, hubo un importante cambio de  visión y de práctica educativa en colegios como el Externado San José, en universidades como en la UCA bajo la dirección de Jesuitas;  también influyó en algunas ordenes de monjas que también jugaron un papel importante, poquito a poquito ya en los años setenta las monjas de la Divina Providencia y Sagrado Corazón tenían una actitud diferenciada de lo que era en el pasado una actitud muy elitista de toda la actividad educativa regentada por religiosos católicos. Eso influyó mucho en el país.

Hay que recordar que se comenzó a hablar de construir el cielo en la tierra, de Comunidades Eclesiales de Base, la opción preferencial por los pobres, de justicia social, de redistribución de  la riqueza, de reforma agraria, etc., todo eso tuvo una relevancia de gran impacto en América Latina.

Otra gran experiencia que influyó mucho fue el esfuerzo que el “Ché” Guevara intentaba abrirle a una perspectiva guerrillera en Bolivia, esto era muy importante porque ya cuando el “Ché” hizo ese esfuerzo, algunas experiencias guerrilleras ya habían entrado en una especie de derrota estratégica como las FAR de Guatemala, en Venezuela  y en otros lugares de América Latina. La captura y el fracaso de esa experiencia del Che Guevara, obligó a repensar  como abrir brecha en América Latina a la vía armada  para la conquista del poder por parte de las fuerzas revolucionarias, pero por otra parte reforzó las posiciones reformistas y electoreras de los Partidos Comunistas en toda América Latina, sobre todo, con la victoria de la Salvador Allende en Chile, posiciones que se derrumbaron al darse el golpe de Estado de Pinochet.

Y así empezó  a surgir un fenómeno  de guerrilla urbana; el cual, a finales de los años 60 empezó a cobrar mucha más fuerza,  aun cuando esto tuvo un peso muy significativo en los años 70; la experiencia, por ejemplo, de los Tupamaros, en Uruguay; de los Montoneros, en Argentina;  de la guerrilla de Carlos Marighella, en Brasil, todo eso fue un esfuerzo por reorganizar y replantear la lucha  revolucionaria. Esos movimientos y su experiencia que ya no se trataba de guerrilla de montaña, que podía darse esa lucha en otros escenarios, en la cuidad, en terrenos sub-urbanos, influyeron mucho.

A los movimientos estudiantiles universitarios de Latino América, la enorme  huelga y levantamiento del estudiantado francés en 1968 (que además tuvo una importante repercusión en  Alemania, Italia, menos quizás la tuvo en países como España  que todavía estaba muy abatida por la dictadura de Francisco Franco, ese “Caudillo de España por gracia de Dios” y “Regente de la Corona”), todo ese movimiento de mayo del 68 influyó mucho en el estudiantado mexicano,  a tal grado que tuvo un  desenlace muy sangriento, con un crimen de lesa humanidad; esa experiencia y ese levantamiento, esa enorme protesta de los estudiantes mexicanos con las marchas y concentraciones, el gobierno del Presidente mexicano de ese momento, Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970),  ordenó pararla con una masacre en la Plaza de Tlatelolco.

A Raíz de esos hechos llegaron a El Salvador, en condición de exiliados, algunos profesores universitarios, en condiciones de exiliados, uno de ellos, que impartía clases de física en la UES fue asesinado por orden del Coronel Berdugo, que dirigía migración.

Podemos decir que ese replanteamiento de la perspectiva de lucha de la izquierda había iniciado sus debates en una reunión de las Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), en la Habana, Cuba; en esa reunión habían llegado, sobre todo, representantes del Partido Comunista Salvadoreño; en el desarrollo de las discusiones y de los planteamientos  que hubo en la (OLAS), surgieron dos corrientes  al interior de esa delegación salvadoreña, unos que apoyaban  la posibilidad de una visión de lucha armada, en donde Roque Dalton jugó un papel importante y otras personas que llegaron de El Salvador que eran partidarios de seguir la “línea de Moscú”, de la “transición pacífica al socialismo”,  encabezados  por Schafik Hándal. Ese debate ya en la mitad de los años 60, trascendió las fronteras del Partido Comunista y se extendió al conjunto de la izquierda, porque todo este debate estaba influido por los acontecimientos aludidos anteriormente.

Otro factor que estaba en su apogeo  en ese momento eran las luchas por la liberación en África, toda la experiencia guerrillera en Argelia,  que tenía una forma muy particular, prácticamente habían dividido la ciudad de Argel en una parte Árabe y en una parte francesa,  que eran los colonialistas. También, la lucha en el Congo encabezada por Patricio Lumumba,  en la que había tratado de participar el Che Guevara; y la guerra de Vietnam, que estaba en su apogeo en ese momento, donde habían sido derrotados los franceses y la guerra continuó contra los norteamericanos que se habían involucrado directamente  en esa aventura neocolonial en el Sureste de Asia. La llamada “Guerra Fría”, con su amenaza nuclear, estaba en su máximo nivel de peligrosidad.

Todos esos acontecimientos dieron lugar  a que los sectores de recién ingreso a la Universidad vivieran un momento de gran ebullición. El Doctor Fabio Castillo, como era previsible, en unas elecciones amañadas, fraudulentas y controladas por la dictadura militar, había perdido la presidencia  en 1967; antes fue Rector de la Universidad de El Salvador (UES) e impulsó una importante reforma  universitaria que estaba sobre todo orientada a mejorar el nivel  académico del estudiantado,  proyectar la Universidad hacia el pueblo  con la finalidad de que los estudiantes, en su praxis académica, se vincularan con la población y, sobre todo, con los sectores más pobres del campo y la ciudad, pero a finales de los años 60, aun cuando el Dr. Fabio Castillo era el Decano de la Facultad de Ciencias y Humanidades, en el estudiantado de primer ingreso de áreas comunes había una efervescencia producida por varios factores: primero, por esa corriente de flujo revolucionario entre la juventud; segundo, porque la reforma universitaria que había entrado en un periodo de adormecimiento y muchos profesores habían empezado  a revertir el carácter de la reforma universitaria que había impulsado Fabio; la tendencia era a imponer el estudio dentro de los muros de la universidad y otros que habían caído en una especie de conservadurismo académico, no hacían ningún esfuerzo por impartir las materias correctamente, ni introducir ningún cambio curricular; y  tercer factor: habían convertido las áreas comunes en una especie de colador estudiantil. La cantidad de estudiantes que veían frustrados sus perspectivas universitarias en esos dos años se estaba volviendo cada vez más grande.

Había un fenómeno que para los estudiantes era digno de la máxima resistencia, era la tendencia consistente en que entraban muchos estudiantes, pero que después de las áreas comunes quedaban muy pocos estudiantes; y había algunas facultades donde esa selección era muy elitista, se daba por ejemplo en Medicina e Ingeniería, eso generó, en áreas comunes, un descontento bastante generalizado y dio lugar al estallido de una huelga general de áreas comunes a finales del 69.

En ese periodo nos involucramos de manera muy decidida una nueva generación de revolucionarios, una muy buena parte de ellos que no había tenido ningún tipo de vinculación con la izquierda tradicional representada por el Partido Comunista; ni con la oposición reformista de la democracia cristiana. Esos grupos de jóvenes revolucionarios estaban aceleradamente atrayendo a ese planteamiento de debates de nuevas ideas y opciones a bastante jóvenes que se habían incorporado a la Juventud Comunista y a la Juventud Demócrata Cristiana, entre estos había obreros sindicalizados, maestros y estudiantes universitarios. Si vemos quienes eran los dirigentes de todo ese esfuerzo vamos a descubrir entre todos ellos a los que fueron fundadores y dirigentes impulsores de la nueva izquierda política- militar en los inicios de 1970, 1971, 1972.

Entre la dirección de la Huelga de Áreas Comunes estaba:, Adán Díaz Salazar y Francisco Jovel, que no provenían de ninguna organización tradicional; Humberto Mendoza, proveniente de la Juventud Comunista; Rafael Arce Zablah y Virginia Peña. En el Diario Co Latino, en esa época llamado solamente Diario Latino,  se puede encontrar la foto de la Dirección de la Huelga de Áreas Comunes, movimiento que se extendió a otras áreas como Economía bajo la conducción de Felipe Peña Mendoza, proveniente de la juventud Demócrata Cristiana. En todo este movimiento  de Áreas Comunes podemos destacar que estaba Clara Elizabeth Ramírez, habían varios compañeros que luego aparecen en la dirección del ERP como Joaquín Villalobos y otros, provenientes de la juventud Demócrata Cristiana. Muchos de ellos, antes de que fuera ocupada militarmente la UES, por la persecución policial y por las actividades de la organización de la nueva izquierda, se retiraron de la Universidad para dedicarse a la organización clandestina guerrillera, como Felipe Peña, Virginia Peña, Adán Díaz Salazar, otros se quedaron todavía haciendo un esfuerzo en la Universidad hasta 1972 cuando la dictadura tomo la UES, como Humberto Mendoza, Francisco Jovel, Luis Adalberto Díaz, Francisco Montes, Alfonso Hernández, entre otros. Comenzó a partir de ese año la vida clandestina de muchas decenas de dirigentes de la nueva izquierda.

Esa situación influyó en los maestros que habían jugado un papel importante en la primera huelga de ANDES 21 de JUNIO en 1979, particularmente el profesor Mario López, que se incorporó al PRTC y la profesora Mélida Anaya Montes, que se incorporó a las FPL.

Todo este flujo revolucionario forjó los principales dirigentes que organizaron los cuatro partidos de la nueva izquierda: Fuerzas Populares de Liberación (FPL), Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC)  y la Resistencia Nacional (RN).

En ese periodo, antes de la ocupación militar de la UES, habían dos edificios, dentro del Campus de la Universidad, que eran residencias estudiantiles, en ellas vivían muchos estudiantes que pasaron a formar parte de la dirigencia de la Nueva Izquierda como Eduardo Rico Mira, Adán Díaz Salazar (Presidente de los Residentes y Representante de los Becarios), el Dr. Morales Chávez, Presidente de la Sociedad de Estudiantes de Medicina, Fundador de la ORT; el poeta  Alfonso Hernández, y otros que se destacaron como dirigentes revolucionarios.

Es en ese marco que se forma el núcleo que le dio inicio al esfuerzo organizativo histórico que forjó al PRTC.  En ese momento no tenía nombre ese esfuerzo, el grupo inicial lo conformaba: Adán Díaz Salazar, el “Moscovita”, el Dr. Morales Chávez, Eduardo Rico Mira y el “Chino” Sibrián (profesor de Psicología), Francisco Montes y Leonel Lemus Arévalo, un destacado obrero especialista en vidrio para artículos de laboratorio de química, con alta calificación en técnicas de guerra de guerrilla urbana y construcción de armas artesanales y explosivos. Este equipo estaba coordinado por Francisco Jovel. Este fue el núcleo inicial de lo que en un principio  de 1970 a 1975 se llamó Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT) y que, a partir de 1976, pasó a llamarse Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRTC).

De ese grupo inicial, excepto de “El Moscovita”, de quien se perdió toda vinculación, sobreviven: Morales Chávez, quien vive y ejerce la medicina fuera del país, y Francisco Jovel. Adán Díaz Salazar murió en Guatemala, en 1972, en un esfuerzo por adquirir experiencia militar, que fue un acto de vinculación revolucionaria y de solidaridad con la lucha armada aquí en El Salvador por parte de la FAR de Guatemala bajo la dirección de Pablo Monsanto; ese mismo año murió en un lamentable accidente con explosivos Leonel Lemus Arévalo. Alfonso Hernández cayó en la ofensiva de 1989, en las filas de la RN; Francisco Montes, fue asesinado por la dictadura en 1980, en Santa Ana, cuando ejercía su profesión  de médico; en ese mismo año fue asesinado el Chino Sibrián, quien fue capturado y asesinado; Eduardo Rico Mira murió a causa de enfermedad natural a principios del presente siglo; estos cuatro últimos compañeros, al momento de morir, estaban incorporados en las filas de la RN.

Este grupo desarrolló labor organizativa con más personas en la Universidad: cuerpo docente, instructores, personal administrativo y se fue extendiendo el trabajo hacia maestros de secundaria y primaria, obreros y campesinos.

Se inició a formar células y buscábamos que todas las células estuvieran conformadas, no por su origen, sino por compañeros que provenían de diferentes sectores de profesionales, campesinos, obreros, profesores de tal forma que hubieran células con compañeros provenientes de diferentes sectores, para que tuvieran una perspectiva más amplia y una relación más directa sobre la realidad que vivían diferentes sectores. El trabajo se intensificó en muchas ciudades y esto nos permitió que muchos estudiantes y obreros de la ciudad fueran a realizar trabajo de organización en el campo en Suchitoto, en varios cantones del cerro de Guazapa; en San Vicente, tanto en el norte del departamento como en la zona de Verapaz; en el departamento de Usulután, en Santa Ana, en Sonsonate y otros departamentos y en variados sectores sociales.

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