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Francisco Jovel, conocido como Comandante Roberto Roca, tercero de izquierda a derecha, durante una parada militar, junto al estado mayor guerrillero del PRTC, en el Cerro de Guazapa en 1983. Foto: Diario Co Latino/Archivo PRTC.

Los núcleos de la ORT origen de lo que fue el PRTC

Por: Oscar Martínez
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La Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT) se encontraba en un dinámico trabajo de organización a nivel nacional, prescription la etapa organizativa de formación de las primeras células había concluido.

Al trabajo hecho con máxima precaución y con estricta selección de los cuadros debía sucederlo una labor más intensa  tanto en el plano de afinar estrategia como en el fortalecimiento de las concepciones políticas revolucionarias y en el del fogueo de los cuadros en el dominio de diversas formas de lucha.

En esa dinámica de trabajo se estaba cuando de forma casi natural surgió la posibilidad de intentar hacer confluir en una sola organización de la nueva izquierda a todas las vertientes que surgieron en esos años de 1969 a 1972.

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shop junto al Comandante Miguel Mendoza, viagra en el puesto de mando de Guazapa. Foto Diario Co Latino/ Archivo PRTC. » width=»276″ height=»300″ /> El Comandante Roberto Roca, junto al Comandante Miguel Mendoza, en el puesto de mando de Guazapa. Foto Diario Co Latino/ Archivo PRTC.

En nuestro caso, ese esfuerzo unitario lleva a que buscáramos por medio del Dr. Fabio Castillo Figueroa, dado su prestigio y relación con todas las vertientes, aun cuando con el grupo nuestro Fabio tenía una relación mucho más estrecha y más comprometida; sin embargo, Fabio, personalmente no integraba parte del núcleo inicial de la ORT, sino que se reunía conmigo y nos tenía muy al tanto de sus reuniones con Cayetano Carpio y con al menos un contacto con  el que se ha reconocido como “El Grupo”.

Hicimos un primer esfuerzo de reuniones con Cayetano Carpio, en algunas reuniones participó Adán Díaz y mi persona y en otras reuniones participé solo yo; en ese sentido Cayetano era muy cuidadoso de no relacionarse con muchas personas en ese tipo de reuniones. No nos pudimos poner de acuerdo porque Cayetano Carpio planteaba como requerimiento que todos los estudiantes universitarios tenían que renunciar a continuar en la Universidad y debían sumergirse en la clandestinidad, y nos planteó su tesis de que a través del extrañamiento de la vida universitaria nos liberaríamos de las aspiraciones y perspectivas pequeño-burguesas y nos íbamos a proletarizar. Nosotros discutimos con él y se le expresó que no considerábamos que esa fuera la vía más apropiada de proletarización, que además la revolución necesitaría personas académica, científica y técnicamente bien preparadas y que no debería de menospreciarse la importancia que tenía la universidad, sobre todo la UES, para la formación política-ideológica de la juventud que era la que se podía conseguir desde la Universidad de forma más abierta y en términos prácticos a través de las asociaciones estudiantiles, magisteriales y sindicales poniendo en práctica la política de combinar estudio y lucha.

Otra de las cosas que Marcial planteaba en ese momento era pasar una prueba de fuego lo más inmediatamente posible y nos propuso, a través de un compañero obrero que él envió, a la manera muy de este compañero que la orden era que bajo su dirección el grupo hiciera una recuperación de fondos en un pequeño supermercadito que había a tres cuadras de la Universidad. Se llamaba Súper Universitario, donde  hoy hay un negocio que se llama Fajitas. Nosotros le discutimos, le expresamos que el teatro de operación era el menos apropiado, que se trataba de un pequeño negocio; se nos dijo que era para tener práctica. También le dijimos que consideráramos que había que ponernos de acuerdo en el tipo de operaciones militares a realizar con base a una estrategia que debía ser conscientemente asimilada y que antes de comprometer a la gente en una acción militar habría que darle algún tipo de preparación militar, ya que los que formábamos el núcleo de la ORT no teníamos ninguna capacitación mucho menos experiencia militar, por lo cual  considerábamos que eso era indispensable antes de actuar; nuestra posición disgustó mucho al compa y rompieron la relación.

Salvador Cayetano Carpio, conocido como comandante Marcial, fundador de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL).
Salvador Cayetano Carpio, conocido como comandante Marcial, fundador de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL).

Ese  núcleo inicial lo único que tuvo como armamento en un principio era una pistola calibre 38, que le había hurtado Adán Díaz a su papá, y aquella pistola la armábamos y la desarmábamos hasta la última pieza con los ojos vendados; mientras mantuvimos relación con  las FPL nos prestaron un fusil G-3, del cual aprendimos su funcionamiento, su arme y desarme.

Hacíamos prácticas de lucha urbana desde el conocimiento pormenorizado de la ciudad: sus edificios, mercados, zonas industriales, barriadas, quebradas, etc., prácticas de evasión de la persecución a pie y en auto, chequeo y contra chequeo, construcción de “embutidos” (diversos artefactos para ocultar y movilizar documentos, armamento, dinero, etc.) elaboración de planos, prácticas de observación operativa, diseño de planes operativos, etc. También estudiábamos un manual de contrainsurgencia elaborado por instructores norteamericanos de una escuela de contra guerrilla en Panamá.

Paralelamente había mucho estudio teórico de la guerra de guerrillas, con otros compañeros más allá del grupo inicial. Formamos en 1970 al 1972 una “Sociedad Pro-Libro Barato”, editamos más de 60 títulos, tanto de literatura revolucionaria como de carácter científico académico: de medicina, matemática, física, etc. Los fondos obtenidos  de la venta entre aquellas personas que tenían los recursos para comprarlos nos servían para financiar los libros que de forma gratuita teníamos que darle a los obreros, campesinos y estudiantes de secundaria con quienes organizábamos círculos de estudio, entre los cuales hacíamos trabajo de selección y reclutamiento.

Ese esfuerzo fue un éxito, recuerdo que cuando la dictadura se tomó la Universidad descubrieron una buena cantidad de eso libros entre ellos como 1,500 libros  “Principios elementales del Materialismo Histórico”, de Marta Harnecker. A petición de Cayetano Carpio, editamos el “Mini Manual del Guerrillero Urbano”, de Carlos Marighella. Cayetano nos dio una copia escrita a máquina, nosotros lo que hicimos fue levantarla en linotipo con la colaboración de obreros de la Editorial Universitaria, y Marcial nos pedía 25 copias y nosotros editamos 2 mil 500 ejemplares y le dimos 500 ejemplares para que los distribuyera y lo hicimos en un diseño de libro de bolsillo para que fuera más fácil moverlo y esconderlo. Este manualito hoy se consigue sin problemas, gratis y libremente en internet; también editamos libros como “El Izquierdismo Enfermedad Infantil en el  Comunismo”, “El Estado y la Revolución”, de Lenin; las Tesis de Mao sobre la guerra, Las “Tres Fuentes y Tres Partes Integrantes del Marxismo”, de Lenin. Empezamos a sacar por partes el primer tomo de “El Capital” de Marx, varios títulos de filosofía, sociología, reproducimos algunos libros de los Tupamaros y de la lucha revolucionaria en Vietnam, etc…

Francisco Jovel, Comandante Roberto Roca, de frente al fondo, conversa con los mandos guerrilleros del PRTC, en el Cerro de Guazapa en 1983. Foto Diario Co Latino/Archivo PRTC.
Francisco Jovel, Comandante Roberto Roca, de frente al fondo, conversa con los mandos guerrilleros del PRTC, en el Cerro de Guazapa en 1983. Foto Diario Co Latino/Archivo PRTC.

Construimos un quiosco en la Universidad para la venta de los libros que editábamos y otros materiales de estudio, un quiosco al que por limitaciones del espacio le habíamos hecho un sótano para embodegar los libros y cuando se tomaron la Universidad dijeron los militares que ahí posiblemente era para tener gente secuestrada, una de todas esas tonterías que a menudo se les ocurrían decir a los militares de la dictadura; el tal quiosco estaba abierto, todo el mundo veía que de ahí se sacaban los materiales, lo colocamos en el área de la Facultad de Ciencias y Humanidades, frente a la entrada donde hoy está la ANDA, antes estaba  el IVU, antes de cruzar al corredor de Física y Matemática.

Del grupo inicial hay que considerar que yo fui Vicepresidente de AGEUS, Paco Montes del Comité Ejecutivo de AGEUS; Adán Díaz, Secretario General de Estudiantes Residentes y Estudiantes Becarios; Joaquín Morales Chávez fue Presidente de la Sociedad de Estudiantes de Medicina Emilio Álvarez “SEMEA” y en un periodo fue Presidente de los Estudiantes Residentes; Humberto Mendoza fue miembro del Comité Ejecutivo de AGEUS; el “Chino” Sibrián fue dirigente de la Sociedad de Estudiantes de Psicología y cuando se incorporó con nosotros ya era maestro de la Escuela de Psicología.

El esfuerzo con Cayetano no dio resultado, nosotros valoramos con el grupo inicial y con todas las células que habíamos formado que las tesis de Cayetano no nos parecían correctas, ni en cuanto a criterios de organización, ni la tendencia al verticalismo, excesivo centralismo y tendencia al culto a su personalidad; y entonces concluimos que deberíamos de consolidar el esfuerzo organizativo propio que veníamos construyendo.

En ese momento se nos acercó gente del Partido Comunista que de alguna forma se dieron cuenta del esfuerzo organizativo que teníamos. Yo no recuerdo quien pudo haberles dado esa información, pero tuvo que ser alguno de nuestros contactos con docentes; el hecho es que luego apareció un compañero “el niño” le decían, pero era alto y fornido, a él lo asesino la dictadura en la segunda mitad de los años setenta, era miembro de la organización militar del Partido Comunista, del “brazo armado” se decía; él se entusiasmó muchísimo con nosotros, él era un comunista muy firme y convencido, incluso, había tenido capacitación militar en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y gracias a él logramos conocer una serie de asuntos militares e incluso no dejó de intentar de insinuarnos que con nosotros se podía desarrollar la organización militar del Partido Comunista, a pesar de toda la discusión, el debate y, sobre todo, las limitaciones que ponía el Partido Comunista para la labor político-militar, pero él se entusiasmó mucho; con él hicimos unas prácticas en el campo, hicimos prácticas de blanqueo para familiarizarnos con las armas en algunos lugares del campo, y con él estudiamos un poco de tácticas militares, él estaba muy influenciado por la experiencia de  guerrilla que se dio en el marco de la Segunda Guerra Mundial; entonces, eran grandes contingentes de guerrillas en condiciones de una implementación de una táctica y estrategia distinta a la que tendríamos que llevar adelante en las condiciones particulares de América Latina y bien específica de El Salvador,

Él no dejaba de seguir la lógica de que había que esperar un momento insurreccional en donde iban a surgir esa cantidad de personas que para defender el esfuerzo insurreccional; tenían que organizarse unidades militares del pueblo, como te digo estaba influenciado por los estudios en la URSS, pero a nosotros nos ayudó muchísimo, y lo más importante en él, es que aún a sabiendas que no coincidíamos con las posiciones electoralistas del Partido Comunista, él fue muy leal con nosotros, era consciente que en algún momentos íbamos a confluir todas las organizaciones, él era partidario de esa tesis y nosotros también éramos partidarios de esa tesis de que había que pensar en esa unificación aunque fuera en el largo plazo. Se rompió la relación con el compañero porque el PC le asignó otras responsabilidades y al final como que se convencieron que ni nos iban a detener y no nos iban a convencer con su planteamiento.

Por razones de seguridad, Miguel Mármol, sobreviviente de la matanza de 1932, se refugió en la UES y como el presidente de la Asociación de Residentes era Adán Díaz Salazar, se le dio refugio allí, en un apartamento para profesores; platicando con él conocimos muchos detalles de ese sangriento capítulo de la historia nacional con el que se inició la larga noche de la Dictadura Militar y su alianza servil con la oligarquía agroexportadora. Lo convencimos de que compartiera con la comunidad residente su testimonio; él aceptó, aun cuando, según él nos expresó, no se correspondía con la línea del PCS, que prefería que no se pusiera énfasis en esos acontecimientos para no “darle alas” a los “ultraizquierdistas”. Organizamos una conferencia en la residencia y después dado el interés que el tema despertó, organizamos una conferencia en el auditórium de economía y múltiples reuniones con círculos de estudio y lucha que nosotros organizamos. Miguelito, como le decíamos cariñosamente, nos ayudó mucho en cuanto a métodos y formas de hacer trabajo de organización entre obreros y campesinos. Él decía que era “Leninista” y que nosotros éramos “Cheistas”. Él era un leal miembro del PCS y hasta su muerte fuimos buenos amigos.

En 1970, a la par que en El Salvador surgían tres de las organizaciones de la nueva izquierda (FPL, ERP y ORT, en rigor sus núcleos o células iniciales), en Chile triunfa Salvador Allende; eso dio al PCS un respaldo a su tesis de la “transición pacífica al socialismo” o , en su defecto a la tesis de “formas no capitalistas de desarrollo”, parecía que sus tesis se fortalecían, sobre todo porque en 1968 había fracasado el esfuerzo del “Che” Guevara por impulsar la vía armada en Bolivia. La dictadura militar, no obstante el momentáneo respaldo popular recibido por los “éxitos” en la llamada “Guerra de las 100 horas”, entre Las dictaduras militares de El Salvador y Honduras, para 1971 ya había perdido ese respaldo, a tal grado que en 1972  perdió las elecciones frente a una alianza de Demócrata-cristianos (PDC), Social-demócratas (MNR) y Comunistas (UDN)  llamada Unión Nacional Opositora (UNO); pero la dictadura, en acuerdo con la oligarquía, impusieron al Coronel Armando Molina, candidato del PCN. Esta situación intensificó la lucha ideológica a nivel de las izquierdas sobre la vía de la revolución entre las posturas pro vía pacífica reformista y electoralista del PCS encabezada por Schafick Handal y la visión pro vía armada revolucionaria y guerrillera donde también se libraba otra lucha ideológica entre las posiciones de guerra popular prolongada (FPL), encabezada por Cayetano Carpio, y la tesis militarista encabezada por la dirección del ERP, encabezada por Alejandro Rivas Mira, frente a la posición de poner en práctica todas las formas de lucha que existía al interior de esta última organización, tanto en el sector que posteriormente se separaría como RN, como en la ORT.   

A partir de ahí establecimos una vinculación con quienes estaban desarrollando el trabajo de “El Grupo” para convertirlo en una organización propiamente, es ahí en donde iniciamos a hacer un esfuerzo de alianza con ese organismo que inicio la formación de lo que posteriormente se llamó ERP. En ese esfuerzo de alianzas nos permitieron a nosotros participar en una consulta que se hizo para nominar a la organización, nosotros éramos partidarios que se llamara Fuerzas Armadas Rebeldes o Fuerzas Armadas Revolucionarias, sus siglas serían FAR, en un esfuerzo porque el mismo nombre sirviera para facilitar la vinculación y relación con la FAR de Guatemala, con quien ya habíamos nosotros, en ese periodo, enviado  a Adán Díaz Salazar  a Guatemala. Una anécdota importante en ese periodo es que como ambos queríamos ir a Guatemala, no tuvimos otra alternativa que tirar una moneda al aire y así fue que Adán término yendo a Guatemala y a mí me tocó continuar con el trabajo de conducción del esfuerzo del grupo inicial.

A ese esfuerzo unitario le empezamos a dar continuidad, me pidieron que en representación de todo el sector organizado como ORT pasáramos a formar parte de  una “dirección de columna”; la conformábamos cuatro personas bajo la dirección de Fermán Cienfuegos, que era el vínculo con la dirección del ERP; los otros dos eran Vladimir Rogel (“El Vaquerito”), quien es la persona que se afirma que fue uno de los hechores materiales del asesinato de Roque Dalton, y el poeta Alfonso Hernández.

Rápidamente se empezaron a manifestar profundas diferencias de concepción con ese grupo y particularmente con el Vaquerito, porque nosotros consideramos que se estaba cayendo en una visión militarista. Considerábamos que era importante hacer un trabajo de organización masivo de carácter ilegal y también considerábamos que había que diferenciar el esfuerzo de construcción del Partido del esfuerzo de construcción del ejército y también del de construcción de una organización masiva ilegal, de hecho. Esa posición no era sólo nuestra, también se estaba desarrollando al interior del ERP, propiamente tal, en el sector que estaba impulsando la organización ilegal de masa llamada Resistencia Nacional (RN).

Esta situación se hizo tensa dada la postura intolerante, verticalista y autoritaria del sector militarista que hegemonizaba en el ERP. La alianza que habíamos establecido intentando unificarnos plenamente no tenía perspectiva de futuro. Después de una amplia consulta con nuestras bases decidimos romper dicha alianza de la forma más civilizada posible; afortunadamente la ruptura se hizo sin mayor problema; pero la lucha ideológica se profundizó al interior del ERP, llegando más adelante, un año y medio después, a una situación que no fueron capaces de administrar correctamente y dio lugar al imperdonable asesinato de Roque Dalton y Pancho, y la separación de la RN.

No obstante esas diferencias, hay que rescatar el hecho de que ese primer esfuerzo de unificación de la izquierda revolucionaria dio lugar a la formación del Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), me refiero al primer FAPU, el cual se desorganizó al darse la ruptura RN y ERP. Después la RN se apropió del nombre, pero ya no era un esfuerzo unitario, sino Particular de una de las corrientes de la nueva izquierda revolucionaria. El éxito y la capacidad de convocatoria demostrada por el primer FAPU, como aspecto trascendental introdujo de manera irreversible la presencia de organizaciones ilegales de masas como la forma que sería predominante para hacer avanzar el proceso revolucionario durante el resto de los años setenta, desplazando progresivamente a la lucha electoral a un plano secundario y abriendo el terreno para que la forma fundamental de lucha, la lucha armada contra la dictadura militar, pasara a ser la predominante, como lo fue a partir de 1981.    

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