Por: Oscar Martínez
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Al final de los tres y medio primeros años de la década de los setenta, ampoule see la construcción de la nueva izquierda quedaba configurado por un espectro ideológico organizativo conformado por cuatro tendencias bien configuradas: las FPL, generic con su línea de guerra popular prolongada (GPP); el ERP, con una línea predominante de carácter militarista; la ORT, en proceso de convertirse en PRTC; y la RN, en trance de ruptura con el ERP. Estas dos últimas corrientes siempre fueron partidarias de una línea de combinar todas las formas de lucha.
Sobre esos momentos de la configuración definitiva de la nueva izquierda; siguiendo una visión que habíamos madurado bastante, como ORT considerábamos que la nueva izquierda debería de practicar, y combinar en la práctica, todas las formas de lucha. Al hacerlo debía saberse diferenciar cual era -en perspectiva estratégica revolucionaria- la lucha fundamental de la etapa del proceso político en que estábamos actuando y -en términos de tácticas revolucionarias- en cada período de esa etapa, cuál era la lucha dominante y a su vez había que definir como línea fundamental de la estrategia la forma en que se trabajaría para convertir, aunque fuese gradualmente, la forma de lucha fundamental, en la forma predominante; porque no necesariamente estas coincidían en el tiempo y el espacio.
Así vista la lucha nosotros considerábamos tres formas genéricas de luchas: 1.- la lucha pacífica, legal o no (en El Salvador, sobre todo la electoral); 2.- La lucha ilegal y, de hecho, de confrontación directa, de carácter tanto gremial como de lucha social con participación masiva de la población; y 3.- La lucha armada, la cual, en nuestro país, asumiría la forma de guerra de guerrillas y evolucionaría de lo simple a lo complejo, desde pequeñas unidades a grandes contingentes, de la ciudad al campo y la montaña. Cada una de esas formas de lucha necesariamente adoptaría una gran variedad de formas de acción concreta y todas debían combinarse y ponerse en práctica en todos los períodos y coyunturas.
Nosotros valorábamos que para el período de 1970 a 1973 la lucha predominante era la lucha electoral pero considerábamos que la lucha fundamental en el proceso de avance en perspectiva hacia una revolución política y social era la lucha política-militar guerrillera. Considerábamos que aun cuando la lucha masiva ilegal en esos momentos de 1970 y 1973 estaba en una situación de segundo plano deberíamos de concebirla como la forma de lucha que iba ir convirtiendo la lucha electoral en una forma de lucha secundaria e iba a cobrar forma de lucha predominante, la lucha ilegal de masas en un período casi inmediato; por eso a nosotros nos interesaba muchísimo el trabajo a nivel de las sociedades estudiantiles universitarias, de los sindicatos, organizaciones gremiales y comunidades campesinas. Pero nuestra posición era que esas organizaciones no deberían ser cooptadas para llegar a ser, como tales, partes componentes de las organizaciones políticas para la lucha ilegal de masa, que para éstas debía crearse organizaciones diferenciadas propiamente políticas y así evitar sectarizar organizaciones que debían conservar su carácter amplio, donde podían coexistir elementos de variadas corrientes de pensamiento y dentro de las cuales había que conseguir dirigir y que predominaran las posiciones revolucionarias sin anularles su carácter amplio.
Por eso habíamos entrado en desacuerdo con Marcial y en general con las FPL; y en lo concreto entre Mélida Anaya Montes (FPL), y Mario López (ORT). En el caso ANDES 21 de JUNIO, Mario López, siguiendo nuestras concepciones planteó que esa importante organización no debería perder su carácter amplio, que debería ser considerada por todo maestro como su organización gremial, debería de seguir siendo una organización en donde coexistieran y se unificaran en la acción las diversas corrientes que existían entre los maestros que de no ser eso se correría el riesgo de que ANDES perdiera al poco tiempo su representatividad y legitimidad, como efectiva y progresivamente se dio en la medida en que fue cooptada completamente por las FPL; esa era la política general que aplicaba el Bloque Popular Revolucionario (BPR); es cierto, jugaron un importante papel las organizaciones así cooptadas, pero a costa de perder su poder de amplia convocatoria popular, recuperar ese poder aún sigue siendo una tarea pendiente y no se sabe si se podrá reconquistar, es el caso de ANDES, AGEUS y varios sindicatos.
Esa concepción de amplitud participativa y de concebir las organizaciones ilegales de masas como una forma de organización popular diferenciada de las organizaciones sindicales, gremiales, asociativas, cooperativas, eclesiásticas de base y comunitarias etc. no era exclusiva de la ORT, en rigor, la compartíamos en aspectos generales (no en cuanto a impulsar la lucha armada) con el PCS, pero de mayor manera, con el sector del ERP que se encontraba dando forma a la RN, no obstante que, en el caso de FENASTRAS y del nombre FAPU, aplicaron la política de cooptación que impulsaba el BPR; ambas organizaciones (ORT y RN), con más sectores de personalidades progresistas tanto profesionales como religiosos (por ej.: el Padre Inocencio “Chencho” Alas, muy cercano a la ORT), impulsamos y dimos forma al primer FAPU. En el ámbito estudiantil, la responsabilidad dirigente, por parte de la RN, la encabezó Carlos Arias (durante los años ochenta las fuerzas móviles de ejército guerrillero de la RN llevaron su nombre); por parte de la ORT, en ese periodo, se destacan, además de mi persona: Mario López, Nidia Díaz, Manuel Federico Castillo, Héctor de la O, Mercedes Turcios, Celia Margarita Alfaro, Francisco Velis, Alicia; los hermanos: Roberto Galeano Arandi, Mario y Francisco Melara Arandi; Camilo Turcios (en Verapaz, San Vicente); Sebastián Guevara, Manuel Melgar, Verónica Guzmán (en Guazapa) y muchos otros, cuya lista es una tarea pendiente de precisar para quienes sobrevivimos en la guerra defensiva que nos tocó enfrentar contra la dictadura militar.
El hecho de compartir ese espíritu unitario fue roto por la pugna de concepciones estratégicas al interior del ERP. Con la ruptura, en 1975, la RN se constituyó como organización autónoma; nosotros ya trabajábamos con el nombre ORT y como Liga para la Liberación (LL) desde mediados de1973. El primer FAPU (1973-74) se disolvió y volvió aparecer como organización ilegal para la lucha de masas de la RN en 1975. El primer verdadero intento unitario de la nueva izquierda fue frustrado por el fanatismo militarista y, por tanto, sectario e intolerante que prevalecía en el ERP.
Más adelante, en Julio de 1975 se fundó el BPR y dos años después, en 1977, habiendo corregido la visión militarista el ERP fundó las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28); en Enero de 1980 todas esas organizaciones y otras más integramos la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM), nosotros participamos en ella como Movimiento de Liberación Popular (MLP), el cual unificaba todo nuestro trabajo ilegal para la lucha popular masiva.
Ya para 1975 conformadas las cuatro organizaciones de la nueva izquierda más el PCS, estábamos convencidos de que la posibilidad de la unidad solo se iba a presentar en la medida que estuvieran claramente definidas las fronteras entre las diferentes tendencias hechas ya organizaciones y, por tanto, llegamos a la conclusión de que deberíamos de impulsar nuestro trabajo por nuestra propia y sola cuenta (Esta valoración la deducíamos de las ideas de Lenin planteadas en sus libros: “Un Paso Adelante y Dos Pasos Atrás” y en “¿Qué Hacer?”), pero que siempre habría que buscar alguna forma de acercamiento y unificación entre los diferentes esfuerzos y corrientes revolucionarias, pues las más dañinas desviaciones son el sectarismo, que lleva al hegemonismo y este a todas las formas de fanatismo
Una vez que se adoptó públicamente el nombre de ORT, en 1973, nos dedicamos a buscar la forma de ejecutar dos grandes directrices: 1) ampliar el trabajo de organización y realizar una serie de actividades políticas y político-militares; 2) preparar las condiciones para realizar un Primer Congreso con el propósito de darle una forma orgánica institucionalizada al esfuerzo que se estaba realizando.
Como ambas líneas tenían que desarrollarse paralelamente la discusión sobre el quehacer práctico cobró una importancia muy grande, se tenía que dar una nueva perspectiva propia al trabajo que se venía realizando desde 1970, luego del fracaso de los esfuerzos unitarios con FPL, PC y ERP.
Eso dio lugar a que se pensara cómo llevar adelante el trabajo organizativo, la primera decisión que se tomó como ORT era crear un movimiento no legalizado e ilegal para confrontarse con el orden establecido; así se crea a mediados de 1973 las Ligas para la Liberación (LL), concebida como una organización frentista que tenía que integrar el trabajo político en múltiples sectores sociales, por eso fue que por un periodo largo se impulsó la LL como un instrumento ilegal de masas, multisectorial.
En 1974 inició una discusión al interior de la ORT y era darle nombre o no a la organización de cada sector, así se adoptaron los siguientes nombres: Brigadas de Trabajadores del Campo (BTC), Comités de Bases Obreras (CBO), Brigadas Revolucionarias de Estudiantes de Secundaria (BRES) y el trabajo de organización entre universitarios, maestros, pobladores de comunidades marginales, profesionales y técnicos, se realizaba con el nombre de Liga para la Liberación (LL)-.
Paralelo a esas discusiones se realizaba el esfuerzo de organización abierta ilegal masiva y el trabajo de organización de la estructura militar con el nombre Comandos Armados de Liberación (CAL).
Estos eran estructuras más pequeñas y altamente compartimentadas. En este momento empezó otra discusión a raíz de que los compañeros que estaban a la cabeza del trabajo ilegal de masas demandaban una participación más dinámica y una mayor presencia del trabajo militar asociado o vinculado a la actividad de carácter masivo y por otro lado la gente que estaba en el trabajo de los Comandos Armados se oponía porque en buena medida se tenía una visón bastante elitista y clandestinista del trabajo de una organización revolucionaria.
También surgieron otras discusiones en el transcurso de los debates de algunos documentos iniciales sobre la tesis de que la revolución en cada uno de los países de Centroamérica para acceder a la construcción de una alternativa socialista se consideraba inviable, se podía tomar el poder, democratizar el régimen a través de revoluciones en cada país; pero que en la realidad en cada uno de estos países por separado era prácticamente un imposible llegar a construir el socialismo, con características apropiadas para Centroamérica, es decir, distinto al socialismo estatista que existía en la URSS y Europa del este. De estos debates surgió la tesis que en el Congreso se le nominó “Concepción Unitaria y Regional de la Lucha Revolucionaria en Centroamérica”.
Entonces en algunos documentos que circulaban una de las primeras tareas que nos forjamos fue la de entablar contactos con grupos de profesionales, estudiantiles y docentes salvadoreños que estaban padeciendo el exilio, desde que la dictadura se toma la Universidad en 1972 el contacto más lógico era el Dr. Fabio Castillo Figueroa, sobre todo porque también en el esfuerzo de darle forma a la ORT y a las LL estaba amplia y directamente comprometido su hijo, Manuel Federico Castillo, junto con otros compañeros y compañeras que se habían incorporado al esfuerzo de la ORT con mucho dinamismo. Eran un grupo bastante homogéneo provenientes la mayoría de la Facultad de Medicina, ahí estaba Roberto Galeano (“Jacinto Sánchez”) quien luego fue el responsable de la estructura de Comandos Urbanos de la ORT y en la segunda mitad de los años setenta hasta Enero de 1982 llegó a ser el Segundo Responsable del PRTC en El Salvador.
Ese trabajo de discusión ideológica, muy intenso, lamentablemente tuvo un desenlace indeseable, pero que normalmente se dan cuando hay lucha ideológica, se separaron tres compañeros del organismo de dirección de los CAL que toda la organización lamentó que se salieran, entre ellos estaba el estudiante de medicina, Francisco Montes, el “Moscovita”, y el poeta Alfonso Hernández. Eran unos compañeros que estaban muy apegados a una visión demasiada clandestinista de la lucha; al menos así se valoró en ese momento, por quienes en el debate ideológico le pusieron su impronta a las concepciones que formalizarían al Partido; por ejemplo, en vez de restringir la actividad de las LL se fue dando un desarrollo acelerando de las mismas y por la misma exigencia de la autodefensa del movimiento de masas ilegal se fueron formando grupos de milicianos con la tarea de autodefensa de estas organizaciones y esto fue sucediendo como resultado lógico de su desarrollo ante la embestida represiva de la dictadura de tal manera que los Comandos Armados se restructuraron para tener una participación más activa.
El trabajo de la ORT y las LL se amplió tanto en el área metropolitana y sus alrededores, como en los departamentos de San Vicente, Usulután, Cuscatlán, Santa Ana, La Libertad y Sonsonate.
A la vez se iniciaba un trabajo dinámico, creciente y de mejoras de las comunicaciones con los compañeros que estaban en otros países, entre ellos con Fabio Castillo Figueroa, Ricardo Sol, Luisa Castillo, Juan Mario Castellanos, quienes estaban exiliados en Costa Rica y, a través de ellos con otros compañeros originarios de Costa Rica; se abrieron relaciones con compañeros hondureños, bajo el liderazgo de José María Reyes Mata, quien había participado en Bolivia en tareas de apoyo a la Guerrilla del “Che” Guevara; en esa búsqueda de ampliar el trabajo de organización, realizar una serie de actividades políticas y político-militares y preparar las condiciones para realizar el Primer Congreso fundacional del PRTC el que se logró realizar durante Diciembre de 1975 y culminó el 25 de Enero de 1976, en San José Costa Rica, se eligió como Primer Secretario General del PRTC al Dr. Fabio Castillo Figueroa, por tanto, el recién pasado 25 de enero de 2016 se cumplieron 40 años de esa heroica gesta centroamericanista.
Podemos decir que con el surgimiento de los núcleos de la ORT en El Salvador, se encuentra el origen de lo que fue el PRTC como organización político-militar de carácter centroamericano.
Aun cuando los antecedentes organizativos del PRTC se condensan en ese Primer Congreso, Francisco Jovel considera concluir este relato con un resumen del avance del PRTC en la segunda mitad de los años setenta, así en 1978, cuando se realizó su Segundo Congreso en Tegucigalpa, Honduras, asegura que tenían estructuras partidarias en El Salvador, Honduras, Guatemala, Costa Rica y sólidos vínculos de relación y solidaridad con las tres tendencias del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), con una corriente revolucionaria en Panamá y con el Movimiento Pro Independencia de Belice. Para 1980, el trabajo de relaciones y de organización de la solidaridad con la lucha salvadoreña se extendió a varios países de América Latina. El PRTC se forjó como una organización revolucionaria legítimamente representativa, tanto en El Salvador, como en varios países de Centroamérica.
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