Por: Mauricio Vallejo Márquez
Escritor y Editor Suplemento 3000
Ir a los centros comerciales era de ley cuando era adolescente. No para comprar, porque el dinero era escaso o no necesitaba nada. La cosa era ir a perder mi tiempo por las tardes o durante las vacaciones y conocer personas, hacer amigos y amigas.
Quizá me parecía divertido, seguro y no tenía nada más interesante para hacer. En esos lugares terminé siendo parte de una tienda en la que ayudaba a vender camisetas.
Pronto me fui haciendo parte de toda la fauna que los frecuentaba. Llegaban fresas a aparentar su vestuario de marca, roqueros a intercambiar música, jóvenes a conocer a otros jóvenes, y sujetos como yo: a perder su tiempo.
Al final de cuentas no era tanto el tiempo perdido, siempre se aprende de todo si le damos la oportunidad y somos observadores. Me divertía estar ahí.
La gente visita los centros comerciales porque son su opción. Pueden caminar por horas sintiéndose segura. Sobre todo porque los mass media nos venden a nuestro país de forma desastrosa. Es cierto que existe violencia, pero no es para tanto.