La tarde del lunes pasado la Sala de lo Constitucional aceptó una solicitud de inconstitucionalidad de la candidatura a diputado del reconocido dirigente del FMLN José Luis Merino, conocido durante la guerra civil como Comandante Ramiro Vásquez.
Ramiro, con un pasado irrefutable como luchador político, social y militar, en tanto jefe guerrillero, se jugó la vida en el sindicato primero, y luego en su vida clandestina y como estratega militar en el cerro de Guazapa y otros frentes de guerra, para construir en El Salvador los espacios democráticos para que todas las fuerzas políticas y de distintas tendencias ideológicas tuvieran oportunidades de acceder al poder.
La guerra civil, además de la injusticia social y el irrespeto a los derechos humanos, así como el cierre de los espacios políticos a las fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda, fueron los detonantes de la guerra revolucionaria que dirigió el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
Esa guerra de doce años se terminó cuando se pactó un acuerdo producto de un largo proceso de diálogo y negociación, impulsado, por un lado, por dos estratégicas ofensivas militares de la guerrilla que llegó hasta ocupar importantes zonas de la ciudad capital durante casi un mes, a finales de 1989, y por la “presión” internacional, entre otros factores objetivos.
Las Naciones Unidas, en general, y países como México, España y Venezuela, por citar algunos en particular, jugaron un papel importante no solo en el proceso de diálogo sino también en el cumplimiento de los Acuerdos de Paz.
La comunidad internacional, representada por sus sedes diplomáticas en El Salvador, deben saber que la derecha salvadoreña “tiene un odio brutal contra el Gobierno del Presidente Salvador Sánchez Cerén y contra el FMLN”, tal como lo denunciara el lunes por la mañana el dirigente histórico del FMLN José Luis Merino (Comandante Ramiro).
La Comunidad Internacional debe saber que la derecha rabiosa salvadoreña tiene una agenda de ataques contra la dirigencia del FMLN y ha sido José Luis Merino quien ha estado en la mira de esta derecha.
Antes han preparado el terreno, a fuerza de desprestigiar al dirigente para socavar las bases del FMLN y así asestar la estocada, que para ello han escogido a la Sala de lo Constitucional.
La apuesta de la derecha es anular a uno de los dirigentes más emblemáticos del FMLN en este momento, para luego seguir con los demás, hasta aniquilar “judicialmente” al FMLN.
Esto no debe permitirlo el pueblo, la militancia, tampoco debe permitirlo la comunidad internacional.