Los pesebres tecleño
Marlon Chicas – El Tecleño Memorioso
Imposible no recordar aquellas tradiciones decembrinas en Santa Tecla, en la que muchos hogares y templos católicos se engalanaron con monumentales pesebres a la vista de propios y extraños, en la que se representó el natalicio del Hijo de Dios en Belén de Juda; al igual que otras costumbres religiosas propias de la época, las que tienen su origen en la Edad Media.
De acuerdo con la historia, fue San Francisco de Asís en 1223 quien realizó el primer pesebre en el mundo, con el objetivo de conmemorar la llegada del Niño Jesús; el entonces diácono Francisco celebró una misa con la representación de un nacimiento viviente, el que se institucionalizó año con año. Por su parte, Juan de Fidanza quien fuera un santo místico franciscano, afirmó que “Este evento tuvo tal simbolismo, por las humildes condiciones en las que se llevó a cabo”.
Con el pasar del tiempo, está manifestación de fe, alcanzó popularidad, por lo que las figuras reales fueron remplazadas por esculturas de madera y cera; y sin duda, estas imágenes de invención franciscana llegaron a convertirse en obras de culto. Sin embargo, fue hasta 1465 que se fundó la primera fábrica de pesebres navideños en París, Francia.
La representación del portal de Belén alude a la Sagrada Familia que, se acompaña de otras figuras que tienen como fin simbolizar la adoración al recién nacido, estas son: los pastores, los Reyes Magos, los ángeles; de igual manera se representan en él, escenas bíblicas como la anunciación del ángel, la matanza de los Santos Niños Inocentes y otras que encarnan la natividad.
Es en la Edad Media y el Renacimien¬to se agregó al pesebre las figuras de los pastores de Belén y los Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltazar), quienes trajeron al recién nacido ofrendas de oro, incienso y mirra. Es importante saber que el pesebre puede llamarse con otros nombres, como: Portal, Belén, Nacimiento, Portal de Belén. El término, en su sentido amplio, se refiere al receptáculo o depósito de alimentos que se provee a los animales para su sustento.
En Santa Tecla, aún se evoca en nuestros mayores, la instalación de estas obras de culto en muchos hogares de familias reconocidas que, sería difícil mencionarlos a todos; quienes lucieron toda su creatividad e ingenio a la hora de su construcción. Y qué decir de los pesebres que hicieron populares a algunas congregaciones o parroquias en la ciudad que, fulguraron a la hora de edificarlos como en el caso de los Maristas, Salesianos y Jesuitas y del cual en este último, un servidor colaboró a su instalación.
Quien no recuerda el antiguo pesebre de la parroquia de la Inmaculada Concepción, en la que Miguelito Granados y otros feligreses se esmeraban en su decoración. Lastimosamente esta bella tradición fenece como otras, producto de la desidia en algunos hogares, por lo que es misión de todos su rescate y preservación, antes que sea demasiado tarde. ¡Salvemos nuestras tradiciones religiosas!