Tania Molina
Poeta y artista
Colaboración
Los organizadores del Festival Internacional de Poesía de Oriente decidieron, en su primera edición, hacer un reconocimiento a un poeta que durante muchos años ha recorrido centroamérica con su poesía y su amistad, el panameño David Róbinson. Autor de más de diez libros y merecedor de una veintena de premios, este profesor de biología hoy retirado, visita El Salvador por nuevésima vez, solo que ahora en calidad de invitado de honor.
Tania Molina- David, bienvenido a El Salvador, mi primera pregunta es muy personal, ¿cómo te definis vos, como te presentarías desde la poesía? ¿qué te ha implicado tanto año de hacer poesía en tu país?
-Todo humano es un proceso y, por tanto, su definición no puede ser absoluta y permanente. En esta etapa de mi vida me gusta verme como un hombre que es poeta, no por escribir poemas (una forma especial de la palabra), sino por vivir como tal. Y encontrar esa forma de vida es una búsqueda de cada día. Me encantaría que cuando me presentasen le dijeran al público, David C Róbinson O: ciudadano heurístico, escritor comprometido y amigo…a veces.
En mi caso, la poesía es una fuerza integradora de los procesos que reciben el nombre de David Róbinson. Esa fuerza en Panamá y en Centroamérica me ha dado, me está dando y me seguirá dando la respuesta a la pregunta ¿Para qué vivo?
TM-Desde esa perspectiva, ¿cuáles son los retos que enfrenta la poesía, la palabra, el libro, en estos tiempos, en esta centroamérica
-De acuerdo a mi no tan ducho conocimiento del tema, Centroamérica es fuente de maravillosos versos y poemas, pero eso pierde significado con el crecimiento abrumador del analfabetismo funcional. Además, los poetas están expuestos a las tentaciones del sistema, las coronas de laureles que, una vez puestas, les hacen perder el norte. Y el norte es ser poetas, vivir de una manera especial y convertirse en corrientes de opinión. ¿A cuántos poetas los medios de comunicación buscan para que den su diagnóstico sobre el pulso de nuestras naciones?
TM-Ciertamente han invalidado sus opiniones políticas. ¿Qué cosas valiosas rescatás de la poesía salvadoreña y centroamericana?
-Pienso que lo más valioso de la literatura salvadoreña en particular y de la centroamericana en general es que está viva. Y seguirá estándolo. VIVA, así, en mayúscula cerrada. Me imagino que en el futuro próximo, en muchos otros puntos del planeta la inteligencia artificial será la redactora de la literatura, pero no así en Centroamérica. Sabemos que tenemos talento.
TM-Virando a otro tema importante, ¿cómo te sentís al ser homenajeado por tu trayectoria en este primer festival Sóteer en San Miguel?
-Por un lado, siento que es la gestión de unos amigos muy queridos, Karen (ayala) y el Oto (Guevara) y que por ellos debo dar buenas razones para merecer el homenaje. Eso me hace sentir algo de ansiedad. Agradecido con ellos. Por otro lado, estoy emocionado por vivir todo lo que viene: visitar un territorio que no conozco, entrar en contacto con sus olores, colores y sabores. Y lo más importante, tender un puente entre el muy centroamericano San Miguel y la muy caribeña ciudad de Panamá. Estoy listo.
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