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Los principios fundamentales de una bolsa bursátil contribuyen a un mejor país. (Parte I)

Mauricio Campos Huezo

Una bolsa bursátil tiene principios bien claros, dentro de esa lógica de mercado, de acercarnos a condiciones de competencia perfecta, con información y oportunidad para todos los que deseen participar y que esa interacción pueda determinar el precio de mercado más adecuado según las fuerzas de mercado que en ese momento existen alrededor del título valor, producto o servicio que es objeto de negociación en el corro o rueda de negocios bursátil.

Para que esa participación sea exitosa, y se logre acercarnos a ese ansiado “precio de mercado, y lograr que esos excedentes del productor o consumidor en unas curvas tradicionales de demanda y oferta sea mínima, percibiendo el comprador en una bolsa de productos y servicios, ahorros financieros, ya que antes de esa experiencia bursátil, sus precios de referencia estaban sobreestimados o sobrevalorados por la falta de competitividad” que los mecanismos tradicionales de compra seleccionados previamente, así como los conflictos de interés, les restringieron en dejar jugar a los participantes del mercado.

Toda rigidez en el mercado equivale a barreras, que crean condiciones monopólicas que por principio son ineficientes en la asignación de recursos. Esto quiere decir que por definición una bolsa de productos o de valores, donde se reúnen en forma física o virtual compradores y vendedores, no son mercados monopólicos; en el país por el tamaño económico existe solo una bolsa de cada corriente económica1, ya que en ella se da el crisol de crear un mercado de competencia perfecta. Estas bolsas nacieron a principios de los noventa, dentro de la apertura democrática que implicó los Acuerdos de Paz, en democratizar al mercado en las dos corrientes económicas: la monetaria y la real o de bienes y servicios.

Los principios fundamentales o elementales de una bolsa son de estimular la libre competencia, eficiencia y transparencia, lo cual contribuye a construir un mejor país, participativo, moral y justo. Esto lo aplicaremos a la realidad donde el Estado salvadoreño es el principal actor de estas bolsas bursátiles, como la más grande empresa del país, como se mencionó en el artículo que anteriormente se publicó sobre su importancia en el crecimiento económico.

Me enfocaré en las compras públicas en el mercado bursátil, ámbito desconocido en el mundo académico como he evidenciado en mis alumnos de maestría de finanzas empresariales y por tratarse de compras del erario público puede generar discusión, pues incluso los organismos internacionales lo han visto como “un mecanismo anticorrupción” y los partidos políticos de “responsabilidad fiscal por la sostenibilidad financiera” que favorecerían los ahorros en depender menos del “caballito tributario”, categorías complementarias de gran aceptación por los entes nacionales e internacionales.

Principio de libre competencia. El mecanismo de bolsa de productos basado en la subasta inversa es el más competitivo, en comparación a las formas tradicionales y convencionales de adquisición de bienes y servicios que la LACAP establece (licitación, contratación directa y libre gestión). Es de aclarar que las “contrataciones de productos en mercado bursátil” está contemplado en el literal e) del artículo 2 de la LACAP, y reafirmado en el recién decreto legislativo No 875 del 3 de enero 2018, con menores costos financieros y costos de transacción que otra forma de adquisición ha experimentado en el pasado en condiciones de igualdad a los participantes.

La dificultad de este mecanismo bursátil de compras públicas es el poco conocimiento que poseen los tomadores de decisión sobre este mecanismo para adquirir bienes y servicios, debiendo hacer más esfuerzos de educación financiera sobre estos temas, en beneficio del país, tal como lo expresaron los estudios de consultoría de organismos internacionales como el BID.

Los costos de intermediación son absorbidos por lo general con los ahorros de precio y tiempo obtenidos en las negociaciones, racionalizando el gasto público y ejerciendo menos presión al erario público y al déficit fiscal, desestimulando menos propuestas de nuevos impuestos. Siendo libre el Estado de escoger por libre competencia este mecanismo de subasta inversa, convirtiéndose en un usuario más de estas bolsas. El ejercicio de la “libre competencia” se asegura al contar con un marco legal adecuado y transparente que permita a los distintos agentes económicos ejercer sus libertades respetando los derechos de los demás.

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