Francisco Américo Mejía
Los recientes hechos en Argentina nos muestran los peligros que acechan a nuestros pueblos: el déficit público que el sistema capitalista mundial ha producido en casi todos los países denominados eufemísticamente “en desarrollo” se busca resolver castigando a los trabajadores, reduciéndole sus salarios y pensiones, tal como es el caso actual en Argentina. El 19 de este mes la Cámara de Diputados aprueba una ley que desmejora las condiciones de los jubilados, que en resumen significa que “se modifica el cálculo mediante el cual el monto de las jubilaciones se actualizan regularmente y también la periodicidad… hasta ahora se realizaba un ajuste semestral, en un 50% a partir de la evolución de los salarios registrados y en otro 50% sobre la recaudación fiscal… La propuesta del Gobierno plantea que se calcule el 70% sobre la inflación y el 30% respecto a la subida de los salarios formales, pero que el ajuste sea trimestral. En concreto, esto supone que el aumento que se debe aplicar en marzo de 2018 en vez de ser del 12% será del 5,7%” según reporta El Diario Popular, de Argentina. Se obliga además a extender la opción de edad jubilatoria hasta los 70 años para aquellos trabajadores varones del sector privado en relación de dependencia. Hasta ahora, el límite era los 65 años con 30 de aportes. Las mujeres, por su parte, tenían la opción de jubilarse a partir de los 60 y de manera obligatoria a los 65. La nueva ley, dice que podrán jubilarse entre los 60 y 70 años.
Hay que recordar que Macri (el presidente de Argentina) “enamoró a los grupos pobres y medios” con la promesa de creación de empleos; sin embargo lo que ha ocurrido es que se han despedido más de cien mil empleados públicos y ha crecido el desempleo, lo mismo que la población en estado de indigencia. Esto debe preocupar a los empleados públicos de nuestro país, ya que ARENA ha dicho que el gobierno-FMLN ha aumentado la planilla gubernamental en 40 mil empleos , que obviamente ARENA piensa destituir, aunque en la campaña, con tal de conseguir votos, diga que no despedirá a nadie.
El reciente gane parlamentario del gobierno argentino le está permitiendo ensayar sospechosos acuerdos legislativos dirigidos a imponer un ajuste neoliberal más profundo. Esto es lo que vienen reclamando “los mercados” para hacer más atractivo el país a los inversores internacionales, a costa de los derechos de la mayoría de la población.
En Chile ha ganado la derecha (incluido el pinochetismo que aún está vigente en dicho país). Los eslóganes de Piñeira (presidente electo) fueron, entre otros argumentos neoliberales y promesas de un futuro mejor, que si ganaba la izquierda, Chile se convertiría en otra Venezuela, con hambre, miseria y represión a la libertad de expresión y mucho autoritarismo. Los grupos de derecha al anunciar el triunfo del candidato de la derecha vitorearon: “Chile se ha salvado”. Todo esto viene a que nuestro país se encuentra a las puertas de elecciones parlamentarias y de Concejos Municipales y casi es seguro que la derecha hará planteamientos semejantes a los del resto de la derecha latinoamericana. Debemos recordar que un principio para que el sistema capitalista funcione es la ignorancia política de la población, señalando que la ignorancia política es independiente del nivel de escolaridad: puede ser un ignorante político un campesino, un obrero, pero también un licenciado, un ingeniero, un doctor o cualquiera, independiente de su nivel profesional; esto no quiere decir que toda la población padece ese mal, y es una obligación de los partidos progresistas inculcar formación política, no solo a sus cuadros, sino a toda la población. La ignorancia política consiste en no reconocer la naturaleza clasista del Estado, del Poder Judicial y de los demás Aparatos de Estado. Consiste en creer la mitología jurídico-política e ideas vagas (falsas) sobre democracia, estado de derecho, partidos políticos, etc. Es precisamente sobre este principio que tienen plena efectividad las campañas desinformativas y calumniosas que desarrollan los medios de comunicación en manos de las fuerzas de derecha, la que ha llegado a convencer a un buen número de población, especialmente de los grupos medios, de lo pernicioso de los partidos políticos y en especial del supuesto nivel de corrupción de la izquierda y su incapacidad para administrar los bienes públicos. Curiosamente la gente está preocupada de los 200 mil dólares que se dice que no ha justificado Mauricio Funes y no de los miles de millones de dólares que acumuló cada gobierno de ARENA.
El Estado capitalista tiene como función primordial mantener la dominación de clase. El estado es precisamente la máquina para asegurar la dominación de una clase sobre otra, en este caso de los capitalistas sobre los trabajadores. Esa máquina está formada por 1-La agrupación de súbditos según división territorial, 2- Destacamentos especiales de hombres armados con sus aditamentos materiales: las cárceles y otras instituciones coercitivas, 3- La necesidad de recaudar impuestos para sostener en pie esa fuerza pública, 4- Un cuerpo de funcionarios por encima de la sociedad para cumplimentar esas tareas, que se hacen respetar a través de leyes de excepción, merced a las cuales gozan de una aureola e inviolabilidad particulares (un miembro de la Sala Constitucional dijo que sobre ellos ¡sólo está Dios!). Se trata de un aparato que, por su característica de cuerpo especializado, da la impresión de estar situado por encima de las clases cuando, de hecho, es un aparato al servicio de la clase dominante para reprimir a las clases explotadas.
Al partido de derecha la disgusta el programa Gobernando con la gente, que le permite al gobierno llegar a las diversas poblaciones y con ello, de manera colateral, combatir la desinformación que se maneja día con día por los medios escritos, radiales y televisivos de la clase dominante; para lograr este fin cuentan con un verdadero ejercito de “opinadores” que aseguran hacer “análisis objetivos e imparciales” de la realidad nacional. Estos opinadores, más los magistrados de la Sala de lo Constitucional y otros funcionarios, promueven el individualismo como remedio contra el mal de los partidos políticos; esto no debe extrañarnos ya que el capitalismo promueve el individualismo contra la capacidad organizada de las clases explotadas y los pobres en general. La población pobre debe darse cuenta de los cantos de sirena de la ultraderecha y verse en el espejo del pueblo argentino, que está sufriendo su ilusión de creer que un “líder” de la derecha trabajará por el bienestar de los oprimidos y explotados. También deben estar alerta los empleados públicos. La única fuerza de los pobres y explotados es la organización y el partido político, es la mayor de las organizaciones que puede lograr para la lucha y defensa de sus intereses.
1La cantidad de empleados públicos aumentó del 2009 al 2014 en 25460, de los cuales 12456 fueron maestros, 6733 fueron técnicos, 3527 de nivel administrativo y 2547 de servicio. En seguridad el número fluctúa pero el número se ha mantenido constante en promedio.