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Simpatizantes de los rebeldes Huthi, celebran la muerte del expresidente yemení Ali Abdullah Saleh, luego de que fuera asesinado en Sana. [Foto Diario Co Latino/Mohammed Huwais/AFP]

Los rebeldes hutíes refuerzan su control sobre la capital de Yemen

Saná/AFP

Los rebeldes chiitas hutíes de Yemen reforzaron el martes su control sobre la capital, Saná, después de matar el lunes a su exaliado, el expresidente Alí Abdalá Saleh, que intentaba huir de la ciudad.

Según fuentes de seguridad, los hutíes, que compartían hasta ahora el control de la capital con Saleh, arrebataron todos los sectores que estaban en manos de los partidarios del expresidente, pocas horas después de su muerte.

Desde el anuncio de la muerte de Saleh, no se produjo ningún enfrentamiento importante en la capital, solo varios altercados en la parte sur, el feudo de sus partidarios.

Les combates de estos últimos días entre las dos facciones rebeldes, los hutíes y los seguidores del exmandatario, fueron sin embargo muy violentos. El martes, una portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) señaló a la AFP que al menos 234 personas murieron y 400 resultaron heridas en esos enfrentamientos desde el viernes.

Los hutíes instalaron nuevos puestos de control en toda la ciudad, y sus líderes afirmaron controlar la capital. «Declaramos el fin de las operaciones de seguridad y la estabilización de la situación», afirmó el lunes un responsable hutí, Saleh al Samad, al canal de televisión de los rebeldes, Almasirá.

Samad aseguró además haber reclamado a sus fuerzas de seguridad que «tomen medidas contra los saboteadores y quienes colaboran con ellos».

La capital era en las últimas horas un hervidero de rumores sobre numerosos arrestos de seguidores de Saleh en el ejército y en el gobierno rebelde.

El difunto líder conservó la lealtad de varias unidades de élite del ejército después de que tuviera que abandonar el poder en 2012, a raíz de protestas populares iniciadas durante la Primavera Árabe.

Saleh, que gobernó el país durante tres décadas, se había unido a los hutíes en 2014 cuando tomaron el control de extensas zonas del país, incluida Saná.

Pero su alianza se rompió la semana pasada tras enfrentamientos entre sus miembros y, sobre todo, después de que el expresidente se mostrara dispuesto a «abrir una nueva página» con Arabia Saudita, que dirige una campaña militar contra los hutíes desde marzo de 2015.

El martes por la tarde, miles de personas se manifestaron para celebrar, según su jefe Abdel Malek Al Huthi, «el fracaso del complot urdido» por Saleh y una parte de su partido, el Congreso Popular General (CPG).

Bombardeos contra Saná

El lunes por la noche, la coalición árabe dirigida por Arabia Saudita aumentó sus bombardeos contra la capital, golpeando al menos siete veces el palacio presidencial en manos de los rebeldes chiitas, aseguraron varios testigos.

La guerra de Yemen causó miles de muertos, provocó una de las peores catástrofes humanitarias del mundo y agravó las tensiones entre Arabia Saudita y la otra gran potencia regional, Irán, aliado de los hutíes.

El presidente iraní, Hasan Rohani, mandó un aviso este martes a quienes atacan el país en guerra. «El pueblo sacrificado de Yemen hará lamentar sus acciones a los agresores», dijo en un discurso televisado.

Mohamed Alí Jafari, comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución -las tropas de élite iraníes-, afirmó que Saleh murió porque había intentado ayudar a derrocar a los hutíes.

«Los traidores sauditas buscan crear inseguridad en los países de la región bajo las órdenes de Estados Unidos y poniéndose del lado de los israelíes… Hemos asistido a su intento de lanzar un golpe contra [los hutíes]», aseguró Jafari.

El consejo de ministros de Arabia Saudita reaccionó por su parte este martes afirmando que esperaba ver a Yemen libre de las milicias «terroristas apoyadas por Irán».

El jefe de la Liga Árabe, Ahmed Abul Gheit, condenó la muerte de Saleh y afirmó que «la manera en que se llevó a cabo revela a todos el carácter criminal» de los hutíes.

El Consejo de Seguridad de la ONU pidió el martes «a todas las partes» a reducir el nivel de violencia y «volver a participar sin condiciones previas en el proceso político dirigido por la ONU para alcanzar un cese al fuego durable».

El CICR denunció por su parte una escalada «sin precedentes» de la violencia.

«Los hospitales de Saná, que no tienen fuel para hacer funcionar los generadores ni medicamentos, necesitan cruelmente nuestra ayuda», dijo a la AFP Robert Mardini, un responsable regional.

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