Por Pol Costa
Hamburgo/AFP
México, Brasil y Argentina, los tres países latinoamericanos del G20, llegan a la cumbre de Hamburgo que arranca este viernes con retos y objetivos distintos pero con la misma voluntad de avanzar en cuestiones clave para sus economías.
México, comercio y cara a cara con Trump
La delegación mexicana, encabezada por el presidente Enrique Peña Nieto, llega en un momento de tensiones diplomáticas con Estados Unidos, marcadas por la cuestión migratoria y en particular por el proyecto del presidente Donald Trump de construir un muro en la frontera entre ambos países y hacérselo pagar a México.
Por eso será clave la entrevista entre Peña Nieto y Trump que se celebrará al margen de la cumbre, aunque en las últimas horas la cancillería mexicana ha querido rebajar las expectativas del encuentro.
«No esperamos que sea una reunión donde se resuelvan temas de fondo» dijo el miércoles el secretario de Exteriores mexicanos, Luis Videragay, en una entrevista a la cadena Televisa, y anunció que no se hablará del muro en el encuentro «porque no es un tema de la relación bilateral» que definió como «acto no amistoso».
Para México el G20 ha de servir ante todo para seguir avanzando en una de sus grandes prioridades, la compleja renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que debería empezar a mediados de agosto. Una «caja de pandora», en palabras del secretario de de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, que es clave para la economía del país.
Brasil, debilitado por la corrupción
Brasil, la mayor economía latinoamericana, llega a Hamburgo muy debilitado por las acusaciones de corrupción contra su presidente, Michel Temer.
Tras haber anunciado la cancelación de su viaje a Alemania, Temer cambió de idea y decidió asistir finalmente a la cumbre, probablemente en un intento de salvaguardar la imagen internacional de Brasil tras la gira del mes pasado en Rusia y Noruega, plagada de desencuentros.
El gigante latinoamericano está emergiendo de la peor recesión de su historia, que le llevó a perder más de 7% de su riqueza entre 2015 y 2016.
Pero su profunda crisis política pone en duda la recuperación de su economía, que se expandió 1% en el primer trimestre de 2017 respecto al trimestre anterior.
Argentina, en busca de inversiones
Tras proclamar el «fin del aislamiento» de Argentina en la cumbre del G20 en China el año pasado, el presidente Mauricio Macri quiere seguir publicitando las reformas que defiende su gobierno y buscando nuevas inversiones.
El nuevo canciller argentino, Jorge Faurie, nombrado en junio, prometió que Argentina aportaría una mirada «renovada y desde el sur» al G20, del que asumirá la presidencia en diciembre.
En la agenda argentina también estará el acuerdo comercial que el Mercosur (el bloque formado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) lleva años intentando cerrar con la Unión Europea y que podría ver por fin la luz a finales de este año.
Macri también tienen previstas reuniones bilaterales con el presidente francés Emmanuel Macron y la primera ministra británica Theresa May, en la que se tratará entre otras la cuestión de los soldados argentinos enterrados sin identificar en las Islas Malvinas. desde la guerra de 1982.
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