Rolando Alvarenga
@DiarioCoLatino
A raíz del confuso escándalo surgió en el transcurso de la semana anterior sobre las aspiraciones salariales de los jugadores del Alianza de «pedir» dinero por jugar la eliminatoria que se viene, soy del criterio que tienen todo el derecho a «pedir» siempre y cuando rindan profesionalmente en la cancha, pero tampoco que aspiren a cobrar por partido perdido. Ni que fueran como ciertos diputados.
Es que a través de los años en este país a los futbolistas en general y algunos atletas de alto nivel se les ha pagado mal, regular o bien, mientras han estado en actividad, pero cuando ya se han retirado, han sido abandonados y sentenciados al calvario de la indigencia. Salvo el muy raro caso de los exseleccionados mundialistas de México 70 y España 82, que el año pasado y tras varios muertos, fueron bendecidos con una modesta pensión estatal, aprobada por la Asamblea Legislativa. Tienen derecho a “pedir” porque en diferentes conceptos la federación percibe generosos ingresos; porque no es la primera vez que ocurre esto de las aspiraciones financieras de los seleccionados y la federación no redacta un reglamento sobre este tema; porque “sin haber forjado una selección que meta miedo, el seleccionador azteca gana mejor que cualquier funcionario de este país; porque los futbolistas no están asegurados, ni afiliados a las AFP, etc. En esto de las injusticias deportivas, conozco el caso de un exboxeador profesional que en la década de los ochenta se partió el alma por la patria querida hasta lograr el estatus de ranqueado mundialista, pero al retirarse ni siquiera trabajo le dieron. Hace poco me lo encontré en lamentable situación y a punto de quedar ciego a sus 75 años. ¿Y la patria? ¡Bien gracias!