Salvador Ventura
En los regímenes pasados privaba el autoritarismo, and la represión y se negaban los derechos fundamentales de la población estipulados en la Constitución, shop sobre todo a partir del título 1 y 2 donde se reconocen los derechos y garantías de la persona humana y los fines del Estado.
En esos tiempos de la dictadura militar se imponían los presidentes de la república aprobados previamente por la oligarquía, se cometían toda clase de fraudes electorales y nada más se permitía la participación de “otros” partidos políticos para terminar de aderezar la “democracia salvadoreña”. El Diario de Hoy jamás investigó, comentó a informó sobre los fraudes electorales impulsados por los regímenes militares de turno, a pesar de haberse cometido a la luz pública como los de 1972 y 1977 cuando se arrebataron los triunfos a la Unión Nacional Opositora (UNO), formada por la UDN, el MNR y el PDC.
Las autoridades del entonces Consejo Central de Elecciones (CCE) se nombraban con la venia del gobierno militar de turno, lo mismo los miembros de las Juntas Receptoras de Votos, las Juntas Municipales y Departamentales. Las urnas se rellenaban con papeletas de los candidatos oficiales, logrando así mayoría de diputados y alcaldes.
En la actualidad, cuando han surgido instituciones más transparentes y elegidas por la mayoría de representantes de la Asamblea Legislativa, El Diario de Hoy miente al afirmar que el nombramiento del presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE) depende del partido oficial, cuando claramente es el Órgano Legislativo el responsable. Es más, en los 20 años de Arena en el gobierno, la mayoría de representantes en el TSE (incluyendo los responsables de la base de datos) y en el Registro Nacional de las Personas Naturales (RNPN) eran “nombrados” y supervisados por una estructura paralela del Ejecutivo. Jamás permitieron una auditoría del padrón electoral.
El Diario de Hoy, en sus comentarios y noticias nunca se refirió a ese “poder electoral” capaz de manipular, emitir documentos de identidad personal ilegales y decidir sobre el registro y el padrón y por ende conservar una especie de feudo para controlar desde un organismo central el rumbo y resultado de las elecciones.
Sin embargo, ahora comenta “no se puede entregar la llave del gallinero a los tacuacines, ya que al hacerlo la sociedad queda sin la posibilidad de controlar lo que se hace dentro del ente ni evitar que el derecho al voto de muchos ciudadanos quede a merced de activistas políticos que responden a los intereses de un régimen…” Esa manía del “queísmo” y de atolondrados comentarios, responden a la forma de hacer periodismo de El Diario de Hoy, no podemos convertirnos en orientadores del lenguaje, ni de la sintaxis; pero sí rebatir el sensacionalismo, los comentarios tendenciosos, la irresponsabilidad y falta de ética en el tratamiento de noticias y notas editoriales.
En la Nota del Día del viernes 9 de mayo del año en curso, “Quieren los tacuacines la llave del gallinero”, El Diario de Hoy vuelve a las andadas y arremete contra la institucionalidad del país, además de lanzar ofensas y mentir en ese su permanente afán de tratar de engañar y confundir a la población, sobre todo a sus lectores.
En su odio ideológico falsifica la historia reciente de este país al afirmar: “Los efemelenistas ametrallaban las colas de votantes, por lo que ahora suenan huecas las seguridades que quieren dar respecto a mayor eficiencia…”; la guerrilla nunca atacó a la población civil, las masacres y actos de terrorismo tienen nombre y autoría, no desconocida por El Diario de Hoy.
Esa irracional posición ideológica los lleva a faltar a la esencia de la ética profesional, en cuanto falsifican la verdad, publican cotidianamente falsas noticias y hacen gala del sensacionalismo y de la información tendenciosa, conspirando contra el mismo derecho de sus lectores a ser respetados y estar veraz y fielmente informados.
Esos comentarios tendenciosos los repiten todos los días como el decir: “el ordenado y excelentemente bien administrado Sitramss que, entre otras cosas, está destrozando las calles de colonias y vecindarios sin que nadie sepa cuándo serán reparadas, si es que alguna vez lo sean”.
Ese personaje popular de la comedia mexicana la Chimoltrufia, bien se amolda a los patrones del lenguaje utilizados en El Diario de Hoy, pues también comparten ese dicho de “como digo una cosa, digo la otra”, de los partidos políticos, del RNPN y del TSE pasa tranquilamente a despotricar sobre el Sitramss.
El fundamento de la responsabilidad del periodista está estrechamente ligado a la sustancia de la ética, de la nobleza y de la veracidad, jamás se pueden subvertir los valores, mucho menos calumniar para atacar o desprestigiar a un funcionario o particularmente la obra o proyecto realizado. Los problemas de la falta de ética y profesionalismo en El Diario de Hoy deben atribuirse a la línea editorial emanada directamente de la posición ideologizada y enfermiza de su director, quien se niega a abandonar la prehistoria y adaptarse a los nuevos tiempos donde la modernización de las instituciones se ejerce por mandato popular.