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Es Lunes Santo en Texistepeque, hospital departamento de Santa Ana, cheap una muchedumbre se congrega en el parque central, y en los alrededores de la Parroquia de San Esteban.
El sonido de las campanas anuncian el inicio de una centenaria y única tradición: Los Talcigüines.
Visten túnica roja, una cadena como cinturón, el rostro cubierto y látigo en mano. Personifican el mal, las tentaciones y el pecado por el que Jesucristo murió en la cruz.
Salen de la iglesía, persiguen a las personas y las castigan con un latigazo, o más de uno, si las personas se resisten al “castigo divino”.
Grandes y chicos, nadie se salva de recibir un latigazo de los talcigüines, quienes por tres horas recorren el centro de la ciudad, castigando a los asistentes por los pecados cometidos.
Más de 30 talcigüines, entre niños y adultos, le dan vida a esta reconocida tradición, símbolo del inicio de la Semana Santa en el municipio. “Salimos de rojo porque personificamos diablos, antes salíamos de distintos colores, pero se llegó a un acuerdo que todos como diablos teníamos que salir de rojo. Según la tradición, se les quitan pecados a la gente con los latigazos que se les pega”. Manifiesta Carlos Roberto Posada, quien lleva 30 años de participar como Talcigüín
Simultáneamente, Walter Salguero, quien vestido con túnica morada personifica a Jesucristo, da tres vueltas al centro del pueblo tocando una campanilla y portando un crucifijo en la mano, mientras los talcigüines castigan a los asistentes en el parque.
En cada esquina, por donde pasa Jesús, se enfrenta a un talcigüín, quien lo tienta y lo reta, pero finalmente cae a sus pies y es derrotado.
Según explica Salguero, esta tradición rememora el pasaje bíblico que narra las tentaciones que Jesús sufrió el tiempo que estuvo en el desierto.
“Esta es la tradición donde el bien triunfa sobre el mal, el talcigüín hace tres cruces tentando a Jesús, pero como no puede, al final cae vencido”, explica Walter Salguero, quien personifica a Jesucristo desde hace 37 años.
“Es un orgullo, un privilegio, un honor, una satisfacción poder cada año cumplir una promesa que hice”, agrega Salguero, mientras se prepara para enfrentar a un talcigüín en la esquina del parque central de Texistepeque.
Cuando el personaje de Jesucristo ha terminado las tres rondas alrededor del centro del pueblo, se traslada frente a la parroquia donde lo esperan todos los talcigüines, uno a uno se enfrenta a Cristo y caen a sus pies vencidos, formando una alfombra humana.
Luego de vencer a todos los talcigüines, Cristo pasa sobre ellos en señal de victoria y redención, esta es el momento central de la tradición. Para los pobladores de Texistepeque esta tradición es “única en el mundo” y un orgullo que los identifica como un pueblo amante de las tradiciones heredadas de los antepasados.
María García llegó desde San Salvador a ver por primera vez esta tradición, recibió más de un latigazo y considera que es importante apoyar y conservar este tipo de actividades. “Vine a conocer a los talcigüines, he recibido más de un latigazo, pero es necesario que como cristianos reflexionemos las faltas que hemos cometido durante el año y hagamos penitencia para pedir perdón a Dios”: manifiesta.
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