Por Anuj Chopra/Kabul/AFP
Los talibanes se distanciaron este jueves del incipiente proceso de paz en Afganistán y guardaron silencio sobre la muerte de su líder, drugstore el mulá Omar, here anunciada el miércoles por las autoridades afganas.
Las autoridades anunciaron que el mulá -líder histórico de la insurgencia afgana- murió hace dos años en Pakistán, la primera confirmación oficial de Kabul de su fallecimiento que ya había sido anunciado varias veces por fuentes gubernamentales y militantes.
Los talibanes no han confirmado sin embargo su muerte, un suceso que podría dificultar todavía más los intentos de poner en marcha un proceso de paz en el país.
«Los medios están publicando que las negociaciones de paz empezarán muy pronto (…) en China o Pakistán», dijo un comunicado en inglés publicado el jueves por los talibanes.
Pero «nuestra oficina política (…) no está al corriente de este proceso», añadieron los talibanes, que desde hace 14 años luchan contra las fuerzas afganas y extranjeras en el país.
Poco después el ministerio de Exteriores de Pakistán anunció el aplazamiento de una ronda de negociaciones entre Afganistán y los insurgentes prevista este viernes.
El mulá Omar no ha sido visto en público desde 2001, cuando una coalición liderada por Estados Unidos invadió Afganistán e hizo caer el gobierno de los talibanes en Kabul.
Según Haseeb Sediqi, portavoz del directorio nacional de seguridad de Afganistán, el mulá Omar murió en un hospital de la ciudad pakistaní de Karachi «bajo misteriosas circunstancias».
En los últimos años han circulado muchos rumores sobre su muerte pero la Casa Blanca consideró como probable el anuncio del miércoles, calificando la información como «creíble».
Si se confirma, la muerte del mulá supondrá un duro golpe para las talibanes, muy divididos y amenazados por el auge del Estados Islámico (EI), el movimiento yihadista de Oriente Medio que está intentando implantarse en Afganistán.
A principios de este mes varios responsables afganos se reunieron con los talibanes en Murree, una ciudad del norte de Pakistán, en el primer encuentro directo de estas negociaciones que quieren poner fin a la insurgencia.
Ambas partes acordaron reunirse de nuevo y las autoridades afganas habían anunciado que en la reunión prevista el viernes intentarían empezar a negociar un alto el fuego.
«Crisis existencial»
Sin embargo según Michael Kugelman, un experto en Afganistán del centro internacional Woodrow Wilson con sede en Washington, las negociaciones están perdiendo «ímpetu».
«El anuncio de la muerte de mulá Omar provocará una crisis existencial entre los talibanes y lo último en lo que van a pensar van a ser en las negociaciones de paz. Tendrán que concentrarse en su propia supervivencia», dijo Kugelman a la AFP.
Las autoridades afganas anunciaron el miércoles en un comunicado que las bases para la negociación son ahora más sólidas que antes y pidieron de nuevo a todos los insurgentes que participen en el proceso de paz.
Muchos comandantes talibanes todavía ponen en duda la legitimidad de los negociadores y hacen temer nuevas divisiones dentro del movimiento.
Las disensiones se han visto acrecentadas por la emergencia de una rama en Afganistán del Estado Islámico, que el año pasado declaró un «califato» en las zonas que controla en Siria e Irak.
Los talibanes advirtieron recientemente al EI que no intente expandirse en su territorio pero algunos insurgentes del grupo ya han declarado lealtad al líder de los yihadistas, Abu Bakr al Bagdadi.