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«Los temas de los cuentos que me nacen suelen tener relación con vivencias fuertes, suelen ser cuentos encarnados»

Gito Minore,
Escritor argentino

Tessa Rivarola es una autora paraguaya que ha editado varios libros infantiles. El común denominador en sus libros es el trabajo en combinación con las imágenes, el uso de un lenguaje cercano, bregando mucho el «Jopará» que es una mezcla de guaraní con castellano, y el tratamiento de temas hasta hace poco vedados en su país.

P-Su último libro Vidas. Siete acertijos en la diversidad, propone un modelo de lectura harto diferente a los establecidos. Desde el formato del libro (un cilindro) hasta por la combinación de textos e ilustraciones. ¿Cuál fue la respuesta que recibió tanto de parte de su público, como de los editores de semejante aventura editorial?
R-Lo sorprendente son los modos tan distintos de recepción del libro-objeto, los niños y las niñas lo toman de las formas más inesperadas, a veces se lo colocan como coronas o lo utilizan como catalejo, en general, lo leen o piden su lectura al tiempo que lo van tocando y haciendo con el cilindro lo que les dicta la imaginación. Por su parte, los jóvenes que se acercaron al libro, rescataron su síntesis y los adultos, mayormente, entran en conversaciones con quienes tienen al lado y van cotejando interpretaciones. Eso, al menos, es lo que pude ver, las veces que compartí con grupos la lectura de Vidas, un libro que justamente invita a conversar sobre nuestras diferencias. En cuanto a editores u organismos no gubernamentales que se embarquen a la aventura editorial de este material, no encontramos quien se juegue, por eso, luego de siete años de haber empezado a escribir estos relatos, un par de años de proceso de interlocución entre texto, dibujo y soporte del libro, nos arriesgamos a una edición de los autores. Vidas, siete acertijos en diversidad es una autoedición. Para el lanzamiento del libro-objeto contamos con el apoyo del Instituto Cultural Paraguayo Alemán y realizamos una muestra con los libros cilíndricos impresos en tamaño gigante, por lo cual los asistentes al lanzamiento pudieron bordear, rozar e incluso sumergirse en cada uno de las siete vidas que se muestran como acertijos para leer y jugar en grupos.
La apuesta por un libro-objeto forma parte de un pasaje hacia un soporte que también cuente parte de la historia que se escribió y se dibujó, como parte de una búsqueda constante en torno a la modalidad de libro-álbum. La forma cilíndrica responde a una mirada hacia la circularidad de la vida.

P-Hace algunos años, en el 2008, usted y varias escritoras fueron convocadas por la ilustradora Amelí Schneider para escribir cuentos para niños sobre las dictaduras ¿Qué circulación tuvo ese libro, en su país donde (como en tantos otros de nuestra Latinoamérica) está tan arraigada la idea de dictadura como forma de gobierno casi naturalizada?
R-Hace poco encontré que alguien en un blog había escrito sobre aquella publicación del 2008, nombrándola «cuentos del periodo gris». Para mi esta experiencia fue fundante, especialmente en lo que respecta a la búsqueda de integración entre texto e imagen. Este libro sobre las dictaduras: 8 magníficos cuentos de una historia, constituyó el primero de otros intentos tras una narrativa de las imágenes y una síntesis de palabras.
Cada quien lee y escribe desde su historia, y escribir sobre lo que nos duele, sobre nuestro pasado reciente de dictadura «stronista» y nuestros modos aprendidos de autoritarismo fue una apuesta por un presente más sensible y menos déspota. La sensación que tuvimos luego de la presentación del libro fue que la editorial literalmente se asustó del resultado, ya que no tenemos información sobre la circulación y tampoco es un libro que uno encuentre fácilmente hoy. Sin embargo, nos llegaron devoluciones de profesores que utilizaron el libro con estudiantes desde 6 años y quedaron asombrados de las preguntas y el interés que surgió sobre las historias y específicamente, sobre las vivencias en esos 35 años de stronismo. Así también, algunas ONGs que diseñaron y se encuentran en inicio de implementación de la inclusión del enfoque de derechos humanos en el curriculum escolar, valoraron el material como soporte para el desarrollo de algunas temáticas como el autoritarismo en la educación (dentro de los 8 cuentos hay uno que se llama «La dentadura» y es el relato de un día de clases con un docente autoritario).

P-La mayoría de sus cuentos tocan temas sociales (la dictadura, la adopción, el encierro). Esas elecciones ¿le generan algún tipo de rechazos de parte del mundo editorial?
R-Los temas de los cuentos que me nacen suelen tener relación con vivencias fuertes, suelen ser cuentos encarnados. Los de la dictadura nacieron de varios encuentros entre cuatro escritores donde compartimos lo vivido en tiempos de dictadura por nosotros siendo adolescentes, por nuestros abuelos, por nuestros vecinos, por nuestras madres, padres y amigos. La tríada de cuentos sobre lugares de encierro, adopción y familias acogedoras nacieron de un proceso de seis meses de acompañamiento a equipos que iniciaban la tarea de cambio de paradigma dentro de la Secretaría de la Niñez y la Adolescencia en tiempos del gobierno de alternancia en nuestro país que había sido gobernado sesenta años por un partido único, el colorado. No creo que hubiese sido posible la publicación de esos cuentos fuera del contexto de cambio de que vivimos entre el 2008 y el 2012. Encontré una noticia del 2011 que titularon «Con cuentos los peques conocen sus derechos»:
El cuento que trata sobre lugares de encierro se puede encontrar en formato digital para ser ojeado en la pantalla: «Tengo un cuento, quién lo va a contar?» https://issuu.com/adricloss/docs/tengouncuento.
Volviendo a los cuentos sobre dictadura, llegamos a recibir comentarios de la propia editorial tales como que a las madres no les gusta comprar cuentos tristes para sus hijos. Y respecto a los cuentos sobre situaciones vulnerables de niños y niñas, entiendo que fueron utilizados en el marco de las acciones que llevaban a cabo desde el Centro de Adopciones pero luego del 2012, cuando se detiene el gobierno de Lugo por un golpe parlamentario, se desmantelaron también los procesos iniciados, así que no tengo idea de qué será de esos cuentos.

P-Otro de los factores distintivos de su obra es el uso del «Jopara», mezcla de guaraní y castellano. ¿De qué manera ese acercamiento al habla popular repercute en los lectores?
R-Desde mi primera experiencia de escritura de cuentos me incliné hacia las onomatopeyas y el Jopará, supongo que por un gusto hacia la polifonía y porque estos modos son los que en mi país se usan cuando se está en una situación cómoda, ligera y sobre todo, cuando hay afecto de por medio. En el caso de Mua y Taguató, reeditado en 2014, el paisaje del cuento lleva al campo, específicamente al monte chaqueño y por tanto el lenguaje que viene con todo este universo es la mezcla de guaraní y castellano. En el caso de El día que ruidito se liberó, también reeditado en 2014, el personaje principal es un ruido que solo conoce un color, el blanco de la puerta, y solo conoce un sonido: iiiiiiii. Por tanto, todo el cuento es un juego de sonoridad. Este cuento fue teatralizado por el elenco de teatro de la Secretaría de Cultura en el marco de Mombe´u Ko´apeguá ciclo de cuentos de acá, en el cual se rescataba la literatura cercana a nuestro cotidiano.
Estos dos cuentos forman parte de la Colección «Gusanitos de Biblioteca», en la cual también participan escritoras noveles como Claudia Talavera y Noelia Buttice y una referente literaria: Nila López. Con esta colección vivimos una experiencia de intercambio maravillosa en libroferia de Encarnación, año 2014. Las autoras fuimos convidadas a contar los cuentos en escuelas públicas donde nos encontramos con una producción creativa de las y los lectores, quienes impulsadas por sus maestras realizaron títeres, pinturas y breves dramatizaciones, según lo que cada grupo proponía luego del encuentro con la Colección.
En cuanto a recepción, los cuentos que conforman esta colección fueron los mejor acogidos. También uno de los cuentos; «Mua y Taguato» fue guionado para una obra de títeres de la compañía Kunu´u, de la cual formo parte desde el año 2009. Cuando se habilitan estas expresiones donde se entrecruzan lenguaje literario, títeres, ilustración, teatro es cuando se siente a flor de piel la potencia generadora del relato.

P-Durante años el panorama de la literatura infantil en Paraguay estuvo casi desierto. En estos últimos años ¿usted ve un crecimiento de la misma? ¿En qué sentidos se daría el mismo?
R-De lo que conozco en nuestro país sobre literatura pensada para niños y niñas, ha habido referentes literarios que se aventuraron con alguna que otra publicación, como Augusto Roa Bastos (1917-2005) con Cuentos de Carolina y Gaspar, El país donde los niños no querían nacer o El pollito de fuego. Josefina Pla (1903-1999) con El gigante invisible. Cuentos y poemas para niños y adolescentes. Más recientemente, la escritora Renée Ferrer con Cuentos para niños ilustrados por artistas paraguayos (2007). La poeta Milia Gayoso con Microcuentos para soñar en colores (2010). O la artista plástica Ysanne Gayet con su Colección Cuentos del Lago, historias contadas desde sus cuadros.
Creo que a partir del año 2007 se viene dando una movida que se caracteriza por la elección de una estética en la que palabra e ilustración juegan un papel narrativo. En este movimiento, contamos con una impulsora desde el universo de los ilustradores; Amelí Schneider y otra impulsora desde la pedagogía y la escritura: Noelia Buttice, quienes editaron la Colección Cuentos de mi tierra. Portal Guaraní:
http://www.portalguarani.com/3163_noelia_buttice/23907_coleccion_cuentos_de_mi_tierra__por_noelia_buttice.html-
Ambas participaron también de los cuentos sobre dictadura para niños y de la Colección «Gusanitos de Biblioteca», habiendo también auto-editado el libro Chacú. Mis trabajos han estado vinculados al de estas dos mujeres y compartimos el interés por contar sobre lo que pasa en los contextos donde vivimos, legitimar el Jopará como un lenguaje de los afectos y salirnos del formato de cuento con moralinas. Hace un par de años una periodista publicaba sobre algunos títulos de estos últimos años con el título: «Crece literatura infantil con historias y personajes contextualizados en el país»: http://chat.club.com.py/nacionales/10-libros-paraguayos-para-ninos-128124/pagina/24?nt=1-.
Me arriesgo a decir que en estos últimos 10 años hay una riqueza creciente de mundos literarios en Paraguay y, a la vez, imponderable por la escasa circulación y difusión de lo que se escribe acá. Sobre todo, me parece que lo que se está produciendo en el ámbito de libros-álbum y en el ámbito de la poesía (con el Laboratorio literario de Carlos Bazzano o el Tragaluz de Lia Colombino) necesita ser visto y mirado desde dentro y fuera del país. Tengo la percepción de que estos tiempos son escasos en retornos y retroalimentación, lo cual torna difícil la valoración de lo que estamos creando en términos de estética y de diálogo con lectores diversos.

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