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Los terremotos, una realidad de El Salvador

El cronista y conquistador Bernal Díaz del Castillo es el autor de la obra: “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, en la que, además de narrar paso a paso el sometimiento de los aborígenes en Mesoamérica, relata también otras peripecias como los terremotos.

En la mencionada obra, Bernal Díaz nombra a lo que hoy se conoce como El Salvador como “el valle de las hamacas”.

El Servicio Geológico Nacional, en estudio del ingeniero Rodolfo Elías Torres, dice: “El Salvador se encuentra en una región de intensa actividad sísmica, generada por el proceso de subducción de la placa de Cocos bajo la del Caribe y por la activación de las fallas geológicas, tanto locales como de los países vecinos Guatemala y Honduras.

Lo anterior requiere que se lleve a cabo una constante vigilancia de tal fenómeno, con el propósito de interpretar el mecanismo de generación de dicha actividad sísmica y poder mitigar así los efectos por ella causados”.

En otro documento del Sistema Nacional de Estudios Territoriales (SNET), expresa: “El vulcanismo en América Central resulta de la interacción de la triple convergencia de las placas de Norteamérica, Cocos y del Caribe. La placa oceánica de Cocos se hunde (subduce) por debajo de las placas continentales norteamericana y del Caribe, contribuyendo a que se forme el arco volcánico que conocemos como Cordillera Volcánica Centroamericana a lo largo de unos 1.500 kilómetros desde Guatemala hasta Panamá”.

El SNET agrega: “El Salvador está localizado en el cuarto segmento tectónico de Centroamérica que tiene una longitud de aproximadamente 230 Km. La interpretación estructural de este segmento tectónico permite definir tres sistemas o familias de fallas dominantes: Sistema de fallas WNW-ESE: Este es el sistema más importante en El Salvador y su rumbo aproximado es N 70° W. Las fallas de este sistema definen los límites norte y sur del Graben Central, donde se ha desarrollado el frente volcánico activo y donde han ocurrido los terremotos más destructivos. Paralelo al graben corren una serie de pequeñas fallas con la misma dirección, indicando la existencia de una zona afectada por esfuerzos distensivos. Sin embargo, los mecanismos focales y los desplazamientos en algunos drenajes sugieren que también existen movimientos de strike-slip (transcurrentes).

“Sistema de fallas NNW-SSE: Numerosas fallas normales y depresiones volcano-tectónicas caracterizan este sistema. Algunas trazas de estas fallas son claras en la parte noroeste de El Salvador y la frontera de Guatemala. Los volcanes activos Santa Ana, San Salvador y San Miguel son atravesados por esas fallas, a lo largo de las cuales se ha desarrollado actividad magmática reciente (Meyer–Abich, 1956).

“Sistema de fallas NE-SW: Este sistema de fallas predomina al oeste de El Salvador muy cerca de la frontera con Guatemala, donde las estructuras son normales”.

Los salvadoreños no debemos ignorar esta información, y eventos como el de ayer, cuando se hizo un simulacro a escala nacional ante un terremoto en el marco del 31 aniversario del terremoto del 10 de octubre de 1986, se hace necesario profundizar en estas lecturas, y prepararnos para afrontar lo que nos depare el “valle de las hamacas”.

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