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Los verdugos voluntarios de Hitler (¿ucranianos?)

 

Caralvá

Intimissimun

Comprender la historia significa asumir una responsabilidad en el presente comprendiendo el pasado, así el libro Los verdugos voluntarios de Hitler/Daniel Jonah Goldhagen –México: Santillana (Taurus), 2005, nos ilustra sobre ese pasado fascista y que nos recuerda en el presente la guerra Rusia-Ucrania.

En América Latina las dictaduras militares del siglo XX fueron calificadas de fascistas por sus métodos represivos, supresión de derechos ciudadanos, abolición de la democracia, Golpes de Estado, persecución a sindicatos, desaparición de opositores etc., acusando a todo opositor de comunistas, así esa secuencia se replicó por décadas, de tal forma que mencionar fascismo en nuestro continente es sinónimo de dictadura; fue un fascismo tropical y deforme pero mortal para la democracia.

Mencionaré solo unos breves párrafos de esa notable obra, en la segunda parte el capítulo 5 Los agentes y la maquinaria de destrucción: “¿Qué es lo que define a una institución de matanza genocida? ¿Qué es lo que define a un perpetrador? Una institución de matanza genocida es toda aquella que formaba parte del sistema de destrucción. Un perpetrador es quien, a sabiendas, contribuyó directamente a las matanzas de judíos, en general cualquiera que trabajara en una institución de matanza genocida. Esta definición incluye a todas las personas que acabaron con las vidas de judíos y todas aquellas que prepararon el escenario para el último acto letal, cuya ayuda fue decisiva para poder matar a los judíos. Así pues, quien formaba parte de un pelotón de fusilamiento y disparaba contra judíos era un perpetrador, quienes detenían a esos mismos judíos, los deportaban (sabiendo cual era su destino) a un centro donde los mataban o acordonaban la zona donde sus compatriotas los fusilaban eran también perpetradores, aunque no fuese ellos los encargados directos de la matanza. Lo eran los maquinistas y administradores de ferrocarril conocedores de que transportaban judíos hacia la muerte, los funcionarios eclesiásticos que sabían que su papel en la identificación de judíos como no cristianos conduciría a la muerte de los judíos, lo era el ya proverbial “asesino de escritorio” (Schreibtischtäter), el cual quizá no veía a las víctimas pero cuyo papeleo lubrica las ruedas de la deportación y la destrucción” pág 216, una aclaración importante de esta forma gramatical es la denominación judíos, esas personas eran alemanes, así se les devuelve su nacionalidad… “El nombre propio general más adecuado, mejor dicho, el único adecuado para los alemanes que perpetraron el Holocausto es el de “alemanes”. Eran alemanes que actuaban en nombre de Alemania y su popularísimo dirigente, Adolf Hitler. Algunos eran “nazis” por su pertenencia al partido nazi o por convicción política y otros no lo eran” pág 25.

En pocas palabras eran acusados de judíos, pero eran alemanes y alemanes nazis que mataban alemanes.

En la explicación sobre este tema el autor anota: “Muchos que no eran alemanes contribuyeron a la matanza genocida de judíos, en particular diversas formaciones auxiliares que trabajaban conjuntamente con los alemanes bajo supervisión de estos. Tal vez los más notables fueron los llamados trawnikis, auxiliares en su mayoría ucranianos que contribuyeron en gran medida a diezmar a los judíos que vivían en el Generalgouvernemet, al intervenir en las deportaciones y fusilamientos y con su trabajo en centros de exterminio en Treblinka, Belżec y Sobidór. Los alemanes encontraron ayudantes dispuestos en Lituania, Letonia, las diversas regiones de la Unión Soviética conquistada, otros países de Europa oriental y central y también en Europa occidental. Pág 584.

Se menciona en el documento sobre “las colaboraciones de los trawnikis, los auxiliares de Europa Oriental integrados en los campos de exterminio de Belżec, Treblinka y Sobibór, y que mataron y trataron brutalmente a decenas de millares de judíos mientras los deportaban desde los guetos de Polonia o los fusilaban” (véase Fallo contra Karl Richard Streibel et al. Hamburgo 147 Ks 1/72 sobre la Unión Soviética) pág 584-585.

Operaciones de asesinato “El Hauptsturmführer Karl Streibel (escribió Browning) asignó a los tiradores Hiwi a lo peor del «trabajo sucio in situ», por lo que los alemanes del Batallón 101 de la Policía de Reserva paralela de la Ordnungspolizei de Hamburgo «no se volverían locos» con el horror de la muerte durante horas o días sin fin. Los Trawnikis solían llegar en escuadrones que contaban con alrededor de 50 en el lugar de la matanza, y comenzaban sentándose ante un sándwich y botellas de vodka de sus mochilas y se comportaban como invitados, mientras que los alemanes lidiaban con multitudes rebeldes de miles de habitantes del gueto: como en Międzyrzec , Łuków, Radzyń, Parczew, Końskowola, Komarówka y todos los demás lugares. ​

Los hombres de Trawniki disparaban tan rápido y tan salvajemente que los policías alemanes «frecuentemente tenían que ponerse a cubierto para evitar ser golpeados». Los Hiwis ucranianos fueron percibidos como indispensables. En Lomazy, los alemanes estaban «encantados» de verlos venir después de la desordenada masacre de Józefów que traumatizó permanentemente a los verdugos no entrenados. La ola de asesinatos en masa de judíos del gueto de Międzyrzec Podlaski que duró sin parar durante varios días fue realizada por el batallón Trawniki de aproximadamente 350 a 400 hombres, igual que en Parczew, o el gueto de Izbica. Algunos oficiales de la Ordnungspolizei nazi se sintieron incómodos por matar a polacos no judíos. Su unidad disparó a 4.600 judíos en septiembre de 1942, pero desproporcionadamente a solo 78 polacos étnicos. En contraste, los Hiwis vieron a los polacos cristianos como delincuentes. Cuando se emborracharon demasiado para presentarse en Aleksandrów, el mayor Wilhelm Trapp ordenó la liberación de prisioneros detenidos para su ejecución en masa”

-wikipedia-

Así comprendemos mejor algunos antecedentes de la historia entre Rusia y Ucrania.

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