Por Jacques Klopp
Londres/AFP
Más de 40 países, unos víctimas y otros cómplices, se reúnen este jueves en Londres para abordar el tráfico de especies amenazadas, como los elefantes y los rinocerontes, masacrados por la demanda de marfil y de cuernos.
Por iniciativa del gobierno británico y del príncipe heredero Carlos y su hijo Guillermo, la conferencia reúne a jefes de Estado, ministros y organizaciones internacionales para tratar de poner freno a un comercio en pleno crecimiento.
«No hay tiempo que perder» frente a la «magnitud inimaginable» del comercio en ciertos países, dijo el jueves por la mañana el príncipe Carlos.
El encuentro se centra particularmente en tres especies emblemáticas, amenazadas de declive a medio plazo: los elefantes de África, los rinocerontes y los tigres.
En vísperas de la reunión, varios países, entre ellos Francia y Gran Bretaña, destruyeron marfil del tráfico ilegal y Estados Unidos se comprometió a endurecer sus leyes contra este delito.
Pero sobre el terreno, el problema sigue. En diez años, el 62% de la población de elefantes africanos de bosque ha sido eliminada y su supervivencia no está garantizada a este ritmo. Mil rinocerontes fueron matados en 2013 en Sudáfrica, por …. 13 en 2007, y el número de tigres viviendo en estado salvaje en Asia ha pasado de 100.000 a 3.200 en cien años.
«Desgraciadamente todos los rinocerontes salvajes que quedan en el mundo cabrían de sobra en el estadio (londinense) de Wembley», lamentó el príncipe Guillermo.
El comercio ilegal de animales, que «escapa a todo control», según el profesor Jonathan Baillie, de la sociedad zoológica de Londres, está más motivado que nunca por el afán de lucro.
Fuerte demanda de Asia
Según los expertos, el comercio ilegal de especies amenazadas representa un mercado de 8.000 a 10.000 millones de dólares por año. Un cuerno de rinoceronte es, por ejemplo, más caro que el oro (más de 50.000 dólares el kilo).
La fuerte demanda de Asia, donde se le atribuyen propiedades medicinales a los cuernos de rinoceronte y a los huesos de tigre, anima el tráfico. El marfil, por su parte, sigue siendo un símbolo de ostentación, desafiando la moratoria de su comercio decretada en 1989.
«No es sólo una crisis medioambiental. Se ha convertido en una industria criminal, a la misma escala que la de las drogas, las armas y el tráfico humano», afirmó el jueves el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague.
Gran Bretaña espera que en la conferencia se llegue a un acuerdo que comprenda a los países donde viven los animales y a los países consumidores, como China y Vietnam.
«Tenemos que demostrar una ‘tolerancia cero’ ante la corrupción y mostrar el compromiso de todos los gobiernos de no mantener ningún vínculo comercial con productos procedentes de las especies amenazadas», insistió William Hague.
Sin embargo, la presencia de jefes de Estado africanos como los de Botswana, Chad, Gabón y Tanzania, contrasta con la de figuras de menor rango de los países consumidores, como el viceministro de Bosques chino y el de Agricultura vietnamita, lamentaba este jueves el diario The Times, saludando la presencia del actor Jackie Chan como defensor de los animales.
La idea es poner fin a la demanda prohibiendo el comercio, asegurándose de que los cazadores furtivos acaban ante la justicia y ofreciendo ingresos alternativos a las comunidades africanas que se benefician del tráfico.
El dinero sigue siendo el problema para dotar a este combate de medios modernos, como los drones y las pruebas de ADN, teniendo en cuenta que las patrullas policiales poco pueden hacer ante cazadores furtivos equipados de armas de guerra y de helicópteros.