Por Jeremy Tordjman
Washington/AFP
En la recta final de una apretada carrera electoral, la lucha sin cuartel entre Hillary Clinton y Donald Trump se endurecía aun más esta miércoles en un contexto de ataques personales de sorprendente virulencia y constantes acusaciones de incompetencia.
Debilitada nuevamente por el caso de sus mensajes electrónicos, la candidata demócrata volvió a pasar a la ofensiva y acusó a su rival republicano, entre otras cosas, de haber «pasado su vida denigrando, degradando, insultando y agrediendo a las mujeres».
«Ha demostrado que no tiene el temperamento y la calificación para ser presidente», lanzó quien, a los 69 años, podría convertirse en la primera mujer en ser presidente de Estados Unidos después de las elecciones del martes próximo.
Donald Trump, de 70 años, no se queda a atrás y sostiene que su adversaria, a la que hace meses califica de «mentirosa» y «corrupta», encarna «un pasado sórdido» de Estados Unidos.
«Nosotros somos el futuro brillante y limpio», dijo el multimillonario empresario cuyo equipo de campaña volvió a la vida tras haber sucumbido a repetidos escándalos.
Los asesores del republicano acusaron este miércoles a Clinton de haber «puesto constantemente sus intereses (…) por encima de los de los estadounidenses» y en varios de sus mítines se sienten los llamados a poner a su rival «tras las rejas».
Esta retórica ha terminado por sacar a Clinton de las casillas. El martes durante un mitin en Florida un manifestante exhibió una pancarta en la que acusaba a su marido, Bill Clinton, de ser un violador. La ex primera dama no pudo contener su ira.
«Ya tengo suficiente de estos comportamientos negativos, oscuros, divisivos y peligrosos de gente que apoya a Donald Trump», aseguró, augurando una difícil reconciliación entre los dos Estados Unidos que se enfrentan en esta elección.
Turbio papel del FBI
Este clima deletéreo sin precedentes en una campaña electoral se crispó aun más por el turbio papel jugado por el FBI y la catarata de revelaciones de prensa y del sitio Wikileaks, que no cesan de sacudir la campaña.
El director del FBI, James Comey, de filiación republicana y en la picota por haber decidido reanudar la investigación sobre el uso por Clinton de un servidor privado cuando era secretaria de Estado (2009-2013), es acusado ahora por los demócratas de silenciar las «conexiones» de Donald Trump con Rusia.
Yahoo News exhumó este miércoles un video de 1988 que parece poner en evidencia cierta cercanía entre Donald Trump y una conocida figura de la mafia, Robert LiButti.
En un registro menos escandaloso, The New York Times reveló el martes que el magnate inmobiliario había usado durante años en la década de 1990 métodos cercanos a la ilegalidad para reducir el pago de impuestos en «varias decenas de millones de dólares».
Estrecho margen
Hillary Clinton, que este miércoles se desplaza a Nevada y Arizona, estados tradicionalmente republicanos del suroeste, atacará nuevamente al empresario por sus tácticas para eludir el pago de impuestos e intentará convencer a los votantes hispanos, que serán cruciales en los comicios del 8 de noviembre.
La candidata contará nuevamente con el apoyo del presidente Barack Obama, quien el miércoles estará en Raleigh (Carolina del Norte) para respaldar a su exsecretaria de Estado.
Donald Trump dedicará la jornada a una serie de mítines en Florida (sureste), uno de los estados clave de la elección con 29 votos en el colegio electoral que elige al presidente.
Para vencer el 8 de noviembre, cualquiera de los dos candidatos a la Casa Blanca deberá obtener al menos 270 grandes electores distribuidos entre los 50 estados de la Unión.
Los sondeos de intención de voto le siguen dando ventaja a la demócrata, pero el promedio de los mismos establecido por el sitio Real Clear Politics sólo otorga a Clinton 2,2 puntos más que a su adversario (45,3% contra 43,1%) a nivel nacional.
La diferencia también se redujo en varios estados clave, entre ellos Carolina del Norte, y Trump va al frente en Ohio y Arizona, según el promedio de los últimos sondeos.