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Lucifer ¿cuándo regresas al cielo?

César Ramírez Caralvá

Escritor y fundador S3000

La sexta Égloga de Virgilio (Madrid:Impr.Central, 1879) pág 44 anota: «Febo al morir con su fulgor colora/ Y la hermanas de Faeton, ceñidas, /de una marga corteza en verde musgo, / y en álamos esbeltos convertidas». En su anexo leemos: «V.62. Tum Phaethontiadas… Las hermanas de Faetón, que habiendo caído éste en el Erídano herido del rayo de Júpiter, cuando se puso a regir el carro del sol su padre, lo lloraron en términos que por piedad de los dioses fueron convertidas en álamos. El Erídano es hoy el Pó, que nace en el Piamonte y desemboca en el golfo de Venecia». Faetón en la mitología griega es hijo de Helios y Clímene, su presunción de ser hijo del Dios-Sol lo condujo a pretender conducir el carro de su padre Helios (el sol), pero su errática trayectoria provocó la intervención de Zeus que golpeó el carro, Faetón cayó en el río Erídano (Po) ahogándose. Según los eruditos Faetón era sinónimo de Helios (primeras referencias homéricas) que luego se sustituiría por Apolo. (Wikipedia)
No obstante, en este evento concurrente de tradiciones orales y escritas de la antigüedad también es retomada por el profeta Isaías 14.12-16 que anota: ¿Cómo caíste del cielo, oh lucero de la mañana, hijo de la aurora? ¿fuiste precipitado por la tierra, tu, que ha sido la ruina de las naciones? Tú que decías en tu corazón: escalaré el cielo; sobre las estrellas de Dios levantaré mi trono, sentaréme sobre el monte de la asamblea en las reconditeces del norte. Sobrepujaré la altura de las nubes, semejante seré al altísimo. Pero tú has sido precipitado al Sheol, a la más onda fosa. Los que te ven, te contemplan y reflexionan sobre ti. ¿Y éste es aquel hombre que hizo temblar la tierra, que derrocó reinos… efectivamente estas líneas parecen destinadas al Rey de Babilonia, aunque no en pocas ocasiones en diferentes tiempos se asocia con otros tiranos.
Las referencias a este personaje constante se repiten en el Nuevo Testamento Lucas 10. 18 «A lo que les respondió: Yo estaba viendo a Satanás caer del cielo a manera de relámpago». Etc. De esta manera las tradiciones convergen en diversas alegorías de luchas infinitas del bien y el mal, escenas terribles de cada humanidad, incluso la podríamos atribuir a la detonación de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, donde un relámpago aniquila a miles de civiles japoneses.

Víctor Hugo (fragmento) de su poema Sedan:
Es grande Lucifer en su caída
algo de apoteosis hay en ella.
En su inmensa catástrofe una huella
de vivísima luz puso el Señor.
Bonaparte cayó! Luces y nieblas
rodean su memoria soberana.
Queda la duda, en la conciencia humana,
sobre el mal que hacen los que grandes son.
Cuando asciende un gigante á las alturas
imitarlo pretende hasta el pigmeo:
no alienta en un enano un Prometeo;
quien nació chico, chico acabará.
Y Dios, para lección de los mortales,
tras la epopeya la parodia trajo,
y así vimos á un triste renacuajo
caer desde una altura colosal. (Traducción Ricardo Palma Wikisource)

 

 

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