vtv
Desde una celda donde cumple prisión hace más de un año, el expresidente brasileño Luis Inácio “Lula” da Silva dio una larga entrevista por vez primera al medio argentino Página 12 en la que señala que ya probó su inocencia.
En el reportaje exclusivo desde la prisión de Curitiba, el líder del Partido de Los Trabajadores profundizó en la realidad que marca a los pueblos del continente y señaló que va a cumplir 73 años pero se siente como de 20, pues aún le falta por hacer mucho en la vida.
“Encarcelado hace 526 días, Lula no se amilana, y sentado detrás de un pequeño escritorio dialogó con los periodistas Gisela Marziotta, Nicolás Trotta, escoltado por un policía y a cuatro metros de distancia sobre la justicia, su querido Brasil, su sueño de cumplir lo que se propuso”, refiere el medio argentino.
“Con ganas de vivir mucho -no sé por qué, pero creo que voy a vivir 120 años-“, dijo. Señaló que está en prisión “condenado por un exjuez mentiroso (Sergio Moro); por un fiscal mentiroso y canalla (Dealtan Dallagnol) y por algunos comisarios que armaron causas mentirosas en mi contra”.
“Podría no estar acá, podría haberme ido de Brasil. Pero vine acá porque tengo a cuatro personas que saben la verdad sobre estos juicios en mi contra: yo, Dios, el juez y los fiscales. Ellos saben que mienten. Y Dios y yo sabemos que estoy con la verdad. Es por eso que estoy acá”, remarcó.
El exmandatario y líder político señaló que ya probó su inocencia, “lo que quiero es que ellos prueben mi culpabilidad. Quiero y continúo esperando que me señalen alguna culpa de algo. Estoy esperando que me señalen un dólar mal habido en mi vida”.
En su larga entrevista con Página 12, sin cortapisas, como es costumbre en él, Lula apuntó que “el delito que cometí en este país, fue probarle a una élite brasileña políticamente canalla, que es posible que el pueblo coma lomo y bife de chorizo, que el pueblo pobre viaje a Bariloche, a Buenos Aires, a Miami en avión, que una persona tenga una casa, que entre en una universidad”.
Que es posible, agregó, que una persona vaya a una escuela técnica y que es posible que una persona tenga acceso a la cultura, al esparcimiento, al teatro, al cine, a un restaurante.
“Ese fue el delito que cometí. Generar 22 millones de empleos en blanco. Aumentar en un 75 por ciento el salario mínimo. Poner a disposición 52 millones de hectáreas de tierra para hacer la reforma agraria. Hacer el mayor programa nacional de historia de Brasil y entablar amistad con todos los países de América del Sur”.
El expresidente brasileño resaltó que hoy sigue luchando por ese sueño y por eso, dijo, tengo fuerzas. Porque todavía quiero estar vivo y quiero ayudar a derrotar a todas estas personas malvadas, a quienes no les gustan los pobres, que solo gobiernan para el mercado.