Sao Paulo/AFP/Hispantv.com
Los expresidentes brasileños Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff encabezaron este domingo la inauguración simbólica de parte de una megaobra hidráulica en el noreste del país días después de que lo hiciera el conservador Michel Temer.
Miles de personas, según los organizadores, asistieron en la ciudad de Monteiro, en el estado de Paraíba, al acto bautizado “Inauguración Popular de la Transposición del Río San Francisco: la celebración de las aguas”, con que los exmandatarios izquierdistas quieren reivindicar la paternidad de la obra que se presenta como solución para la escasez del recurso en estas regiones.
Pero con la vista puesta en las elecciones presidenciales de 2018 y con problemas en la justicia, Lula aprovechó este acto para medir apoyos en el noreste, su bastión histórico. Él mismo nació en el interior pobre y semiárido del vecino estado de Pernambuco, desde donde emigró cuando niño junto a su madre a Sao Paulo, en el rico sureste.
“Siento mucho orgullo de haber tenido el coraje de iniciar este proyecto. Nosotros somos padre, madre, hermano, tío y sobrino de la transposición de las aguas”, proclamó el exmandatario ante sus partidarios, vestido con una camisa de rojo intenso.
“Mi gobierno fue el primero que pensó de verdad en la transposición. Y no es porque yo soy ‘buenito’, sino porque ya cargué baldes de agua sobre la cabeza”, añadió el expresidente (2003-2010).
Lula destacó que “mientras ellos piden (la derecha) a Dios para que yo no sea candidato, yo les digo si voy (a las elecciones) es para ganar y recuperar la alegría de este país”.
Líder en las encuestas de intención de voto, Lula enfrenta sin embargo un complicado panorama judicial al estar procesado en varias causas por corrupción.
La destituida Rousseff (2011-2016), por su parte, criticó nuevamente el “golpe” que la apartó del poder y llevó a la presidencia a Temer definitivamente en agosto del año pasado.
“Los ‘caraduras’ que dicen que hicieron esta obra son los mismos que realizaron un impeachment sin crimen”, insistió Dilma.
“El golpe todavía no ha terminado, está en proceso con mentiras sistemáticas como la vivida aquí en Monteiro, donde alguien que nunca levantó un dedo para el desvío de estas aguas se atreva a inaugurar una obra”, denunció Rousseff en relación a la Administración del presidente Temer que, a su juicio, “quiere tomarse los derechos” del Gobierno.
“Vino aquí como si esta obra la hubiera hecho él y es mentira”, y ahora “estoy muy orgullosa de ver el agua venir aquí, luché mucho para esto junto con Lula”, declaró la exmandataria durante un acto de transposición del río San Francisco en Monteiro, donde fue recibida junto a Lula por miles de brasileños.
Durante el acto se agitaron carteles que proclamaban “Lula 2018” y se oían gritos de “Fuera Temer” contra el presidente.
Hace nueve días, al inaugurar oficialmente las obras de desvío de las aguas, Temer afirmó que “nadie tiene la paternidad de la transposición del Rio San Francisco”, insistiendo en que es un proyecto antiguo que “pasó por varios gobiernos”.
Los trabajos se iniciaron en 2007.
Lo que se inauguró es el trecho de una megaobra que, cuando esté concluida, beneficiará a unos 12 millones de personas de estas regiones que, actualmente, enfrentan su peor sequía en un siglo.
Pero el proyecto también tiene detractores que alertan que la mayor beneficiada por el trasvase de las aguas no será la población sino la poderosa industria agrícola.
Llamado popularmente el “Viejo Chico” – diminutivo de Francisco en Brasil – el río es un eje fundamental en el este del gigante sudamericano. Su cuenca se extiende por 640.000 km2 atravesando cinco estados. Nace en la sierra de Minas Gerais y desemboca en el Océano Atlántico.