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Lula lanza desde la cárcel su candidatura para la presidencia de Brasil

Sao Paulo /  AFP

Paula Ramón / Jordi Miró

El Partido de los Trabajadores (PT) lanzó la candidatura presidencial de su encarcelado líder, Luiz Inácio Lula da Silva, en una apuesta improbable que confirma sin embargo el papel central del exmandatario de izquierda en la política de Brasil.

Aparte del PT, que celebrará su convención en Sao Paulo, otros dos candidatos fuertes se lanzan al ruedo para los comicios del 7 de octubre, con una eventual segunda vuelta el 28.

En Brasilia, el exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin será proclamado candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, centro-derecha). Esta será su segunda tentativa para colocarse al frente de la mayor economía latinoamericana, después de haber sido derrotado en 2006 por Lula.

También en la capital, el partido Rede investirá a la ecologista Marina Silva, que fue ministra de Medio Ambiente de Lula, y que quedó tercera colocada en las elecciones de 2010 y 2014.

Tanto Alckmin como Marina Silva podrían ser serios adversarios en una segunda vuelta del ya proclamado candidato ultraderechista Jair Bolsonaro, que lidera las intenciones de voto en ausencia de Lula.

Pero de hecho, una vez más, aunque esta vez desde una cárcel de Curitiba, Lula (2003-2010) se perfila como la figura central de la campaña.

El exmandatario, de 72 años, fue tres veces candidato (en 1989, 1994 y 1998) antes de vencer en los comicios de 2002 y 2006, y de imponer en los dos siguientes (en 2010 y 2014) a su heredera política Dilma Rousseff, destituida en 2016 por el Congreso.

Ahora cuenta con un inquebrantable 30% de intenciones de voto, prácticamente el doble que cualquiera de sus rivales, pese a estar purgando desde 7 de abril una condena a 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero.

La condena fue confirmada por una corte de apelación, lo cual debería inhabilitarlo para competir en una elección, en virtud de la «Ley de Ficha Limpia» promulgada por él mismo en el último año de su mandato.

Pero en espera de que la justicia electoral así lo determine (probablemente en la segunda quincena de agosto), nade le impide al PT proclamarlo candidato, velando aún más la visibilidad sobre las que se anuncian como las elecciones más inciertas desde la restauración de la democracia en 1985.

«Sigue siendo el líder», dice el más reciente anuncio electoral en línea del PT, mostrando una foto de un Lula sonriente con su ya tradicional camiseta negra y una chaqueta.

¿Pasando el testigo?

Para la dirección del PT y numerosos militantes de izquierda, hablar de un plan alternativo a Lula rima a herejía. Pero aun así, en la convención del sábado las miradas estarán atentas a la designación del candidato a vicepresidente, una personalidad que podría terminar substituyéndolo como aspirante presidencial.

El nombre del exalcalde de Sao Paulo Fernando Haddad es uno de los que circula con fuerza. Un político joven y carismático, que forma parte del equipo legal del expresidente, lo que le da libre acceso al líder en prisión.

Pero algunos analistas creen que el partido, sumamente debilitado desde la destitución de Rousseff, los escándalos de corrupción y el rapapolvo que sufrió en las elecciones municipales de octubre de 2016, podría escoger una figura de menos peso, en previsión de una derrota que podría así achacar a la inhabilitación de Lula.

Alckmin, por su lado, nombró a la senadora Ana Amélia como su compañera de fórmula. Una designación que podría ayudarle a juntar votos entre el electorado femenino y del sur del país, además de debilitar el apoyo a Bolsonaro.

Marina Silva eligió a Eduardo Jorge, un médico del Partido Verde que compitió (obteniendo menos de 1% de los votos) en las presidenciales de 2014.

Bolsonaro, que capitaliza la indignación por los escándalos de corrupción y la violencia rampante, aún no definió a su compañero de fórmula. Un astronauta, un miembro de la exfamilia imperial, un general retirado y la abogada Janaina Paschoal, coautora de la demanda de impeachment de Rousseff, son algunos de los nombres que ha barajado en los últimos días.

De cualquier manera, todos los candidatos tendrán que lidiar con la indignación y la apatía del electorado.

En Brasil la votación es obligatoria, pero dos encuestas recientes muestran que de un 33% a un 41% de los electores están tentados por la abstención. Si Lula es candidato, el porcentaje disminuye, pero sigue abarcando a casi un cuarto del padrón.

En todo caso, todo parece indicar que, por octava vez consecutiva, Lula será una figura clave en la carrera presidencial de Brasil.

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