Río de Janeiro/AFP
Sebastian Smith
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva podría estar viendo televisión o disfrutando de algunas horas de luz natural pero ha pasado sus primeros días de cárcel leyendo en su cuarto, según informes de la prensa local.
Por haber sido dos veces mandatario de Brasil, Lula cuenta con un equipo de ocho asistentes, incluyendo cuatro guardaespaldas. Pero el actual presidente, Michel Temer, evalúa la posibilidad de quitarle ese privilegio ahora que está en prisión, afirmó un portavoz del palacio de Planalto.
El líder de la izquierda fue encarcelado el sábado para empezar a cumplir una pena de prisión de 12 años y un mes.
Pero las condiciones de su encierro poco se parecen al abarrotado sistema carcelario brasileño.
La habitación que ocupa en la sede de la Policía Federal en al sureña ciudad de Curitiba es la antítesis del infierno que viven los prisioneros comunes en Brasil, que se turnan para dormir hacinados en celdas minúsculas, en prisiones muchas veces dominadas por líderes de facciones donde son comunes los asesinatos, inclusive las decapitaciones.
Lula duerme en un moderno edificio inaugurado bajo su mandato, en febrero de 2007, como indica su nombre estampado en letras doradas en la entrada del establecimiento.
La «sala» tiene unos 15 metros cuadrados y no es precisamente una celda: se utilizaba hasta ahora para recibir abogados u otros huéspedes que precisaban pernoctar en la sede policial.
A diferencia de lo que ocurre en las cárceles convencionales, aquí Lula no tuvo que raparse ni usar uniforme.
Cuenta con baño privado, ducha de agua caliente y un armario. El juez Sergio Moro le permitió tener una TV en el cuarto.
El domingo, durante su primer día en prisión, pudo ver al equipo de sus amores, Corinthians, ganar la final del campeonato Paulista ante el Palmeiras.
Temor de que sufra ‘depresión’
Pero a Lula, considerado el político brasileño más influyente durante décadas, puede que esta rutina tranquila y solitaria no le haga nada bien.
«Sus amigos y asesores más cercanos están preocupados con la posibilidad de que entre en depresión», escribió el martes la columnista Mónica Bergamo, especializada en cobertura política en el diario Folha de Sao Paulo.
Según Bergamo, el principal problema será el aislamiento para un líder acostumbrado a rodearse de gente y a pasar el día entero conversando.
El reporte afirma que el sábado los abogados de Lula fueron de compras para llenar su maleta con sábanas, toallas, almohadas y jabón, objetos personales que no provee la prisión.
Incluso debatieron sobre la posibilidad de comprarle un stock de chocolates.
Lectura
Cristiano Zanin Martins, uno de sus abogados, afirmó el lunes que hasta ahora Lula no ha usado las dos horas diarias al aire libre a las que tiene derecho.
«Estaba bastante feliz por la victoria del Corinthians» y está «leyendo bastante», reveló Martins después de visitarlo.
Entre sus libros de cabecera está «La élite del atraso», del sociólogo Jessé Souza, una interpretación crítica de la historia brasileña «desde la esclavitud a la Operación Lava Jato».
El título, popular entre los lectores de izquierda desde su lanzamiento el año pasado, fue promocionado el sábado en la cuenta oficial de Twitter de su lector más célebre: «Para quien lo quiera comprar, ‘La élite del atraso’ es el libro que el presidente Lula está leyendo estos días», publicó el usuario verificado @LulapeloBrasil.
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