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El expresidente de Brasil Luiz Ignacio Lula Da Silva rechazó categóricamente una nueva acusación de corrupción en su contra.
La Fiscalía de Brasil acusó a Lula de supuestamente recibir propinas a cambio de emitir medidas cautelares que beneficiaron a empresas del sector automovilístico en 2009.
“Conozco a la Fiscalía. Hay mucha mala fe, hay mucha frivolidad’, dijo en su declaración el exmandatario brasileño.
En la audiencia del miércoles, Lula manifestó que estaba «cansado de tantas mentiras, tanta frivolidad, tantas insinuaciones», reclamó ante el tribunal.
Además, negó haber negociado el decreto investigado con representantes de la industria automovilística.
«Yo no discutí el decreto 471 con Mauro Marcondes, en ningún momento porque no tenía nada de que hablar con Mauro Marcondes. Yo no discutía con la industria automovilística el decreto. El decreto era discutido con los ministros y después me llegaba a mí una vez concluido todo el proceso hasta llegar a la Presidencia de la República». afirmó Lula el juez Vallisney de Oliveira.
Por la misma acusación, presentada por el Ministerio Público Federal (MPF), se encuentra imputado el exministro Gilberto Carvalho.
Según la Fiscalía, las empresas automovilísticas cancelaron 1,4 millones de dólares a los involucrados en la llamada operación Zelotes.
La Operación Zelotes investiga una supuesta red de corrupción en la que empresas sobornaban a funcionarios para no pagar los impuestos.
El Tribunal Federal del Distrito Federal ha escuchado, como testigos, a los expresidentes Fernando Henrique Cardoso y Dilma Rousseff y exmandatarios de las regiones del noreste, norte y medio oeste, entre otros funcionarios públicos y también representantes de la industria automovilística. Ninguno de estos testigos confirmó la tesis de la Fiscalía ni testificó contra el expresidente Lula o su exministro Carvalho.