Brasilia / Prensa Latina / AFP
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien salió en libertad el 8 de noviembre tras cumplir 580 días de prisión política, afirmó el jueves que hará cambios profundos en Brasil.
En su primer discurso ante el Partido de los Trabajadores (PT), el exdirigente obrero dijo a los militantes en Salvador, capital del nordestino estado de Bahía, que deben estar orgullosos de la historia del partido y envió un contundente mensaje: ‘vamos a hacer cambios muchos más profundos en este país’.
«He salido de la cárcel más humano, más convencido de las luchas que tenemos que emprender. Nunca se ha contado la historia de este país y sus héroes nunca aparecieron en una fotografía», afirmó Lula, de 74 años, ante militantes y miembros de la secretaría ejecutiva del PT.
«Es una vergüenza la desigualdad que se ha acumulado en este país. Hablan de una reforma tributaria ¿y no piensan aumentar los impuestos de los ricos? El gobierno de [Jair] Bolsonaro quiere crear impuestos hasta para el seguro de desempleo», afirmó, en la capital del estado ubicado en el nordeste brasileño y de fuerte impronta de las raíces africanas de Brasil.
El exmandatario (2003-2010) reivindicó sus programas de inclusión social, que hoy considera amenazados.
Lula habló en esa ciudad en la apertura de la reunión del Ejecutivo Nacional del PT y el tono del discurso fue una dura crítica a las élites del país, que ‘no quieren ver negros en el universo’, que desean condenar a la gente a no tener acceso a la salud y quieren destruir el país.
«Creían que un niño negro no tenía que ir a la universidad. Por eso quieren privatizar la educación, porque si el pueblo va a la universidad, crea conciencia política», continuó, en consonancia con numerosos informes publicados por estos días en Brasil sobre la exclusión racial con motivo del «mes de la conciencia negra».
Señaló que la operación anticorrupción Lava Jato ‘fue el juicio de las élites de mi mandato’, que los ricos quieren cerrar el PT, excluyéndolo de la vida política del país, pero que el partido ganará de nuevo y volverá al poder.
Admitió que salió de la cárcel ‘más humano’, un hombre mejor. Insistió en que es ‘el resultado de la conciencia política de la clase obrera de este país’.
El expresidente se reunió ayer en Sao Paulo por primera vez con miembros del Comité Lula libre, en el Instituto Lula. Dedicó gran parte de su discurso a agradecer la solidaridad y el trabajo de todos los comités esparcidos por Brasil y el mundo.
Reafirmó que no quiere centrarse en el odio, sino en el futuro del país. ‘Nadie puede devolverme los 580 días que pasé en prisión. Y para un hombre de 74 años, 580 días equivalen a años de vida de un joven. Pero no quiero apegarme al odio’.
Estimó en que ‘la gente de este país está siendo perjudicada más que yo, están perdiendo derechos, están perdiendo puestos de trabajo, están perdiendo salarios, están perdiendo dignidad’.
Reiteró que la lucha es el único camino hacia la victoria y se puso a disposición de los brasileños: ‘Soy un instrumento para las conquistas de nuestro pueblo’, remarcó.