Isaac Bigio
Politólogo economista e historiador
El último lunes del mes morado de Lima fue una fecha trágica. En la tarde del 25 de octubre el Congreso peruano tuvo que suspender sus sesiones pues se dio a conocer que uno de sus 130 legisladores falleció. Él era Fernando Mario Herrera Mamani, integrante de la bancada de Perú Libre, el cual, como todo el resto de los parlamentarios recién estaban cumpliendo su primer trimestre en su curul.
Herrera murió relativamente joven. Apenas había cumplido 55 años de vida a los 3 días que su patria celebró el 28 de julio su bicentenario y su amigo y candidato Pedro Castillo fue posesionado como Presidente constitucional. Al igual que el actual mandatario peruano Herrera había sido un profesor provinciano que fue dirigente de sus bases en la huelga de maestros del 2017. Mientras Castillo nació en 1969 en la tierra de Atahualpa, Herrera vino al mundo en la región del “amauta” José Carlos Mariátegui en 1966. Tanto su apellido materno (Mamani), como el nombre de su ciudad natal (Ilo), del departamento en el que vino al mundo (Moquegua) y de la región que la eligió como su congresista (Tacna) son palabras de origen quechua, aimara o puquina.
Herrera y la actual ministra de trabajo Betsy Chávez, ambos de Perú Libre, fueron los únicos 2 representantes de Tacna en este Parlamento, al cual llegaron con una proporción de votos en su región bastante superior a la que han tenido cualquiera de los congresistas electos por Lima.
Nuestras condolencias a su familia, a sus amistades, a sus compañeros de partido y a sus colegas en el Congreso. Por declaraciones que hemos visto él, aparentemente, tuvo un paro cardiorrespiratorio como efecto de tanta recarga de trabajo, reuniones y tensiones.
Fecha fatal para PL
Una semana exacta antes del día de los muertos, que es cuando falleció Herrera, también fue una fecha triste para la bancada oficialista, pues esta mostraba abiertamente su ruptura. Ese día la Primera Ministra Mirtha Vásquez fue al hemiciclo a solicitar el voto de confianza mientras que los principales voceros parlamentarios de PL, Waldemar Cerrón (jefe de la bancada) y Guido Bellido (Premier saliente) indicaron que no la iban a respaldar consolidando su inicial postura de haber sido los primeros en anunciar que iban a votar en contra del nuevo Gabinete. De otro lado, más de una docena de congresistas maestros pro-Castillo y muchos más parlamentarios de PL, así como los 5 de Juntos Por el Perú, estaban indicando que nuevamente iban a respaldar al Ejecutivo.
Apenas se produjo el deceso de Herrera el Congreso fue suspendido hasta el 4 de noviembre. Según la exparlamentaria izquierdista Marisa Glave el luto debiera obligar a una postergación de 1 a 2 días, pero no más, por lo que ella intuye que se quiere aprovechar de tal tragedia para darse un tiempo de 10 días para hacer una serie de negociaciones tras bambalinas. La idea de muchos sectores de la derecha no fujimorista sería valerse del hecho de que la ultraderecha y el sector de Cerrón van a votar contra Vásquez para buscar de parte de esta mucho mayores concesiones, incluyendo la cabeza de algunos ministros.
En las imágenes del funeral de Herrera muchos de sus camaradas de partido no solo perciben la pena de ver tal tragedia, sino también de ver como PL está virtualmente roto. Al frontis de su ataúd se ve una banderola con el nombre del nuevo Partido Magisterial Popular (PMP) y de su símbolo (el libro), y ya no el de Perú Libre y el lápiz.
La división de la bancada oficialista va a generar una crisis y una desmoralización en las bases que lograron la victoria electoral. Además, va a lograr que una posible ratificación del Gabinete izquierdista sea conseguida con el aval de más congresistas de la derecha (AP, APP, Podemos, SP y Morados) que de los propios izquierdistas, una situación inversa a la anterior.
El argumento expuesto por los hermanos Cerrón y el ex premier Bellido es que este es un Gabinete “caviar”, a pesar de que mantiene a 2/3 de los anteriores ministros, de que el “cupo” de PL se ha mantenido en 2 ministros (más un allegado que es el abogado de PL que ha jurado como ministro del interior y que la derecha acusa de usar su cargo para hacerse de la vista gorda ante la fuga de 5 directivos de PL para no ser apresados en el caso de los “dinámicos del centro”) y de que hay 2 nuevas figuras con fuerte prestigio en la izquierda en las carteras de educación y de cultura.
Según los Cerrón el Gobierno va hacia la “Centroderecha”. Sin embargo, ellos y Bellido han sido ellos quienes apoyaron que el BCR siga en manos de Julio Velarde, garante del monetarismo neoliberal, de que se mantenga el mismo modelo económico vigente, de que no se plantee ninguna nueva estatización, de que los salarios se mantengan congelados desde hace más de 40 meses, de que se acepte la constitución fujimorista, de que se renueve por un periodo más el acuerdo USAID, de que se autorice el ingreso de tropas extranjeras (incluyendo europeas y norteamericanas) al Perú, de que se abra el mercado peruano a nuevos bancos foráneos, de que haya una mejor relación con el FMI y el Banco Mundial que la que tuvieron anteriores gobiernos (como los de Velasco o García), entre otras cosas.
Cupos
Recordemos que apenas Castillo decidió ir a un nuevo gabinete el Secretario General de PL exigió más “cupos” y firmeza para conseguirlos. El ver que los dos perulibristas en el gabinete son mujeres independientes a Cerrón, es algo que no le ha agradado pues ya no tenía a ninguna persona de total confianza en el entorno de Palacio.
Los Cerrón saben que la derecha quiere poner bajo rejas a su madre, a Vladimir y a otros miembros de su entorno. Ante esa posibilidad a ellos les quedan dos alternativas. Una es formar un gran partido de masas y grandes movilizaciones para enfrentar al golpe parlamentario. Otra es buscar distanciarse del Gobierno para aducir que hay una persecución política y eventualmente hacer negociaciones con otras fuerzas. Rosa María Palacios asegura que el juego de Cerrón es unirse a los adversarios de Castillo para producir su vacancia, por lo que ella recomienda una suerte de alianza entre el centro y los moderados de la derecha y de la izquierda.
Cerrón y Bellido debieran demostrar que lo que dice Palacios es incorrecto. Además, ellos debieran estudiar la táctica que tuvo Lenin (a quien reivindican) frente al golpe militar de Kornilov. Cuando este se dio los bolcheviques estaban presos o perseguidos (su líder estaba escondido en Finlandia) por Kerenski (el socialista revolucionario al cual los comunistas caracterizaban como un demócrata pequeño burgués), pero Lenin dijo que ese era el momento de movilizar a las masas para defender al Gobierno de sus carceleros frente al golpe ultraderechista, el cual haría retroceder todas las conquistas logradas. Gracias a esas multitudinarias movilizaciones los leninistas derrotaron al cuartelazo y aprovecharon esa viada para ganar fuerza y luego dar paso a la revolución del 25 de octubre de 1917, la cual les llevaría al poder.
Sin embargo, Cerrón no apuesta a movilizar a las masas. Paradójicamente el día en el cual se cumplió el 104 aniversario de la insurrección bolchevique, miles de peruanos salieron a las calles a pedir el cierre del congreso y acabar con el golpe parlamentario. El Secretario General de PL envió un tuit instruyendo a sus bases que su partido nada tenía que ver con el frente que impulsaba tales demostraciones, mientras que, dentro de los muchísimos afiches que circularon llamando a tales acciones, no se ha visto ninguno con el sello de PL. Hay muchos izquierdistas que quieren ir a la nacionalización del gas, a la asamblea constituyente y a derrotar el paquete de contrarreformas laborales, pero no existe otro camino que las marchas y movilizaciones. Son estas las que lograron acabar con la dictadura fujimorista en el 2000 y con el golpe del fujimorismo y del sector de Merino y Alva de AP de hace 11 meses.
Movilización
El sector de Cerrón tiene todo el derecho de cuestionar al nuevo Gabinete, pero si decide boicotear o no impulsar la movilización popular se va a clavar un harakiri. Esa misma forma de suicidio a la japonesa puede darse si termina confluyendo con el fujimorismo en mandar a su casa al nuevo Gabinete. Una cosa es rechazar lo que ellos llaman un giro a la derecha y otra es empujar a Castillo a buscar irse más a la derecha para sobrevivir con un pacto con la derecha “moderada”.
Cerrón ha tenido una oportunidad histórica cuando su partido se convirtió en el primero de todos aquellos que se reclaman del “marxismo-leninismo” en cualquier democracia occidental en haber ganado una elección presidencial con más de 8,8 millones de votos. Entonces su tarea debió haber sido y ser la de tratar de que al menos un 1% de sus electores se tornen militantes activos y que ese partido integre a todo sus aliados, incluyendo a los maestros, y a numerosos sindicatos.
Si en julio Castillo PL hubiese defendido su triunfo electoral con cientos de miles en las calles y caminos y si hoy hubiera un movimiento de semejante envergadura para hacerle frente al Congreso golpista, entonces la iniciativa la tendrían quienes quieren los cambios sociales y aplicar varios puntos del programa original de Castillo.
Sin embargo, la estrategia de Cerrón, al parecer, se ha reducido a reuniones de internet o de salón. Con ellas se ha centrado en buscar más cuotas en el poder. Todo ello le ha debilitado tanto a él como a sus propuestas iniciales. Además, el Secretario General no para visitando y organizando a las bases (centrándose en tuitear), mientras que su número dos se ha dado, a la fuga al igual que el anterior Secretario de Prensa. Quien ha reemplazado en la cartera de prensa ha intentado en vano convertirse en embajador en Caracas, cuando la prioridad debiera ser sacar un medio propio. Mientras tanto, PL, a casi 4 meses de haber ganado el balotaje, sigue sin tener un diario digital, algo que cualquier partido en el Gobierno está obligado a hacer.
La actual táctica de los Cerrón está empujando a Castillo a conciliar más con la oposición. Tal vez, con esta actitud, lo que se quiere es más cupos en el Gabinete, pero el Congreso, dada la actual correlación de fuerzas, va a ir sacando a cualquier cerronista. Y, justamente, el que primero aceptó someterse a esa presión fue Guido Bellido que cuando Premier le pidió a Héctor Béjar que renuncie a la cancillería. Una vez que la derecha vio que podía ir sacando a un ministro apenas cumplió una quincena en su cargo, entonces esta se empezó a envalentonar.
Durante los 100 días en los cuales Herrera estuvo de congresista su bancada se mantuvo relativamente unida y sus 37 integrantes hicieron de esta la más grande que haya tenido tanto este Congreso como el anterior. Para muchos perulibristas va a ser toda una pena que tras ese deceso su Grupo Parlamentario se parta en al menos de dos sectores, ninguno de los cuales podría superar en tamaño al de Fuerza Popular, el cual pasaría a tener la mayor bancada, con la cual, a su vez, se envalentonaría a materializar la vacancia presidencial.
Al margen de que uno piense que Castillo se puede estar “caviarizando” o girando más a la derecha, todos los que se oponen a un nuevo golpe impulsado por el fujimorismo deben unirse en la acción (antes que pidiendo más cargos y repartición). Las fuerzas que defienden a la democracia y al cambio social deben unirse impulsando grandes movilizaciones contra la vacancia presidencial y la contrarreforma laboral.
No conocí a Herrera y no quiero poner en su boca palabras mías. Se que hoy hay gente de Castillo que habla de que su muerte debe servir para lograr la unidad del Congreso. Creo que es imposible lograr esta última meta o hacer que el fujimorismo deje gobernar a Castillo, pero la unidad que creo que sí se puede lograr es una para evitar que vuelva una narco-dictadura derechista. Si se necesitan espadas sociales para defender al sitiado Castillo, también se necesitan herreros que forjen éstas en luchas populares como en las cuales se forjaron los maestros huelguistas y el propio Herrera.