Por María Elena Bucheli
París/AFP
El presidente francés Emmanuel Macron aprobó el viernes una polémica reforma del mercado laboral, el primer gran desafío de este centrista que quiere transformar Francia, pese a importantes manifestaciones en contra.
La reforma del código laboral para dar mayor flexibilidad a las empresas es una de las prioridades del joven mandatario de 39 años, que espera reactivar el empleo en Francia, donde el paro afecta al 9,6% de la población activa.
El texto, fruto de varias semanas de conversaciones con sindicatos y organizaciones patronales, fue firmado por Macron en el palacio del Elíseo, en una ceremonia oficial transmitida en directo por televisión.
Esta «reforma inédita» es «indispensable para nuestra economía», apuntó el presidente más joven de la historia de Francia, que optó por el método acelerado de las ordenanzas con el objetivo de evitar un largo proceso de debate legislativo.
La reforma que entrará en vigor en los próximos días será posteriormente sometida a un voto en el Parlamento, donde Macron cuenta con una holgada mayoría, para convertirse en ley.
Macron no cedió a la presión de las calles.
Cientos de miles de personas se manifestaron en toda Francia, convocadas por sindicatos franceses, en dos jornadas de movilizaciones el 12 y el 21 de septiembre.
«Creo en la democracia, pero la democracia no es la calle», sentenció el presidente el martes. «Respeto a quienes manifiestan, pero respeto también a los electores franceses que votaron por el cambio».
‘Golpe de Estado social’
Esta reforma, que fue una de las principales promesas de campaña de Macron, tiene como objetivo simplificar el código laboral, considerado como demasiado rígido y complejo para las empresas, con el riesgo de mermar los derechos de los trabajadores, según los sindicatos.
De acuerdo al gobierno, estas ordenanzas impulsarán el empleo en Francia otorgando mayor flexibilidad a las empresas para contratar y despedir.
Establecen también límites a las indemnizaciones por despido improcedente, facilitan los despidos en las multinacionales en caso de que estas atraviesen dificultades económicas a nivel nacional aunque su situación sea buena en el extranjero y simplifican las instancias de negociación dentro de las empresas.
El gobierno ha prometido compensar las concesiones a las empresas con mayor seguridad financiera para los trabajadores.
Pero para varios líderes sindicales esta reforma es «desequilibrada», «en detrimento de los asalariados».
Se prevén nuevas manifestaciones en los próximos días, comenzando con la movilización convocada para el sábado por el líder de la izquierda radical francesa, Jean-Luc Mélenchon, quien se ha alzado como el principal opositor a Macron.
«El sábado habrá una multitud… estamos apenas comenzando», advirtió el excandidato a la presidencia, que llamó a todos los franceses a movilizarse contra un «golpe de Estado social y antidemocrático».
La reforma del código laboral es una parte fundamental de la agenda de Macron y el primer paso de una revisión más general del modelo social de Francia, que incluirá otros cambios mayores en las prestaciones de desempleo y las pensiones.
El exministro de Economía, que asumió la presidencia en mayo, hizo campaña prometiendo reformar el mercado laboral en Francia para dar a las empresas mayor flexibilidad, siguiendo el modelo escandinavo.