Por María Elena Bucheli
París/AFP
El presidente francés Emmanuel Macron avanza imparable hacia una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, lo que le dejaría vía libre para aplicar su programa de reformas sin apenas oposición, aunque la abstención récord plantea dudas sobre la fortaleza de su mandato.
La República en Marcha (LREM), su movimiento creado hace apenas poco más de un año, con el que revolucionó la política francesa, encabezó la primera vuelta de las elecciones legislativas del domingo con 32,3% de los sufragios, de acuerdo a resultados definitivos.
Según las proyecciones realizadas por institutos de sondeos, LREM y su aliado centrista MoDem conseguirían por lo tanto entre 400 y 455 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional, muy por encima de la mayoría absoluta de 289 diputados, algo impensable hace unos meses.
Emmanuel Macron, que se convirtió el pasado 14 de mayo en el presidente más joven de Francia, tiene por lo tanto grandes posibilidades de obtener una mayoría sólida para poder llevar a cabo sus ambiciosas reformas económicas.
El Partido Socialista, que ostentaba hasta ahora la mayoría en la Asamblea Nacional, retendría unos 40 escaños como máximo, lo que confirma su desmoronamiento tras el impopular gobierno de François Hollande.
La derecha, que esperaba arrebatar a Macron la mayoría parlamentaria, terminaría con 70 a 130 diputados provenientes del partido Los Republicanos y su aliado Unión de Demócratas Independientes (UDI), lo que la convertiría en la primera fuerza de una maltrecha oposición.
Sin contar que varias figuras de la derecha constan ya entre los ministros de Macron, como es el caso del primer ministro Edouard Philippe o del titular de Economía, Bruno Le Maire.
«Teniendo en cuenta las tendencias de la primera vuelta de las legislativas y las diferentes configuraciones de la segunda ronda, La República en Marcha se encamina a conseguir un inmenso grupo parlamentario», señaló a la AFP Esteban Pratviel, de la encuestadora Ifop.
«Con cerca de 400 escaños, podría incluso no necesitar el apoyo de sus aliados del Modem para obtener una mayoría absoluta», apuntó.
¿Oposición en las calles?’
Sin embargo, la victoria de Macron en la primera ronda de las legislativas no fue total.
Su triunfo se vio empañado por un nivel de abstención récord de 51,29%, algo nunca antes visto en Francia en unos comicios legislativos desde la fundación de la Quinta República en 1958.
El portavoz del gobierno, Christophe Castaner, admitió que esta cifra, inferior de siete puntos en comparación a la misma elección en 2012, fue el gran «fracaso» de estos comicios.
«Debemos escuchar el mensaje» de los electores y «devolverles la confianza», agregó en declaraciones retransmitidas por el canal público France 2.
«La inmensa abstención muestra que no hay una mayoría para demoler el código laboral, reducir las libertades públicas, para ser irresponsables en cuanto a la ecología ni para mimar a los ricos», afirmó el líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, quien obtuvo 11% de votos el domingo.
Para Gaël Sliman del instituto de sondeos Odoxa, Macron obtuvo un «triunfo indiscutible», pero «no es un voto de adhesión». Aunque va a poder apoyarse en una mayoría en la Asamblea, tendrá que seguir convenciendo a la opinión pública.
Además, al tener casi todos los poderes entre sus manos, los franceses serán intransigentes con él. «Está en posición de fuerza para aplicar su programa, lo que supone que los franceses esperan resultados», advirtió Frédéric Dabi, de la encuestadora Ifop.
Sin contar que frente a una oposición casi inexistente en la Asamblea Nacional, la contestación podría trasladarse a las calles.
El colectivo sindical y asociativo «Frente social» previno que convocará para el 19 de junio, al día siguiente de la segunda vuelta de las legislativas, manifestaciones en varias ciudades «contra Macron y sus ordenanzas».
La canciller alemana Angela Merkel felicitó el domingo por la noche a Macron por su «gran éxito». «Un voto a favor de las reformas», tuiteó Merkel.