Salvador Marinero
Escritor joven
Anoche soñé que tenía quince años, cabello negro y cara redonda, con líneas rojas pintadas a sangre viva sobre las mejillas. Sí ¡Estamos en guerra madre y el enemigo está aquí! Montando un hermoso elefante de magnánima trompa ocre y perlas por colmillos me encuentro en pleno campo de batalla, mi grito de guerra alienta a los de mi diestra, por espada llevo una serpiente color esmeralda y el pecho descubierto como escudo. Filos cortando gargantas y las patas de Sabú quebrando costillas bajo mis pies me alientan a persistir. El dragón está al fondo de la colina y la atravieso con un par de flechas sin esquivar, una me ha dado en la oreja derecha, la he perdido y con ella todos los consejos de mi sabia abuela porque por ahí me entran…me encuentro de frente al inmenso dragón que se ha percatado de mi desde el primer grito, pero es interesante como el enemigo permite que te le acerques para analizar la estocada final mirándote a los ojos, así conspiran las peores traiciones, cara a cara y eso lo sé ahora que vuelvo a tener quince años. ¡Estamos en guerra madre y el enemigo está aquí! De pronto de las fauces de aquel gigante animal sale un fuego que sabe a medio día de mar el cual esquivo con mi serpiente en mano ahora en llamas.
Qué pasaría si mi guerra soy yo, si Sabú son mis inmensas emociones color ocre, si la serpiente en llamas es mi voluntad lista para el ataque, y el dragón mis miedos ¡Estamos en guerra madre y el enemigo está dentro!